Una nueva competencia política se asoma y por eso ya se mueven las fichas políticas para lo que será la próxima contienda electoral en el 2022, en donde decidiremos quién tomará las riendas del Ejecutivo Nacional. Este tema toma cada vez más fuerza, gracias a la pésima gestión del presidente Iván Duque y la falta de una comunicación asertiva o conexión con los verdaderos problemas del pueblo colombiano, quienes además legitiman su pésimo trabajo.
Siendo así, ya todas las orillas apuntan a unos favoritos o por lo menos salen a relucir ante la opinión pública unos nombres con reconocimiento y temple para ocupar la Casa de Nariño.
Mis dos fichas para este debate, concuerdan con un tema muy delicado del cual seguiré defiendo al igual que ellos, que han hecho una defensa a ultranza de los líderes sociales y las muertes sistemáticas a las que vienen siendo sometidos, de las que apropósito el Establecimiento se niega a reconocer, pero a luz de todos es una vil matanza o ‘casería de brujas’. Lo que entonces me llevó a esta escogencia, autónoma y de convicción.
Por ello, voy a dejar claro cuáles son mis dos cartas presidenciales como ciudadano, por las que me inclino y que espero que alguno gané las elecciones presidenciales. El primero, no es una sorpresa, pero quiero ratificarlo, pues cada día que pasa se dan cuenta los que no votaron por él, que se equivocaron en no darle la oportunidad a uno de los líderes visibles del progresismo en Colombia, el hoy senador Gustavo Petro y quien a pesar de su ego no ha tenido que tragarse ninguna de sus propuestas o predicciones de lo que sucedería en este mandato.
A Petro lo vuelvo a elegir, por su visión y ganas de que renazca el campo de Colombia, que al igual que el turismo es lo que debemos rescatar para explotar y vender para el mundo de la mejor manera. También, mantengo mi voto por sus ideas afines al proceso de paz, del cual defiendo a capa y espada. Y algo que deben reconocer sus opositores y así, se disgusten, es que el nombre de Petro como presidente toma cada vez más fuerza con cada error que comete el Gobierno, acercándose al líder de la Colombia Humana, más y mucho más, a la presidencia.
Mi segundo, pero no menos importante es el también ilustre y colega Camilo Romero, exgobernador saliente del departamento de Nariño y con quién alguna vez cruzamos algunas palabras. A Romero lo escojo, por su dedicación al medio ambiente, por su compromiso con el posconflicto, por rehusarse a la aspersión con glifosato en tierras nariñenses, lo cual perjudicaría a cientos de cultivos y por encampesinadode al . Este comunicador se mantuvo en oposición al Gobierno y firme con la restitución de tierras y de cultivo a pesar de amenazas de muerte por grupos al margen de la Ley y de algunas trabas que impusieron desde Bogotá, para estropear su gestión como funcionario, pero al final de su mandato, sólo obtuvo el cariño y agradecimiento de su gente y de muchos que lo vemos desde la Región Caribe.
Por otro lado, y aunque no son de mis menester tengo que decir que suenan con fuerza otros nombres, como el del el exalcalde de Barranquilla Alejandro Char, quien de seguro pasará por algún ministerio antes de concretar o no su candidatura.
Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín suena también dentro de la baraja, al igual que el exmandatario Rodolfo Hernández de Bucaramanga.
Finalmente, veremos que tiene cada quien para ofrecer al país, en un momento como este, en el que la gente pide un cambio estructural de los distintos sistemas (educación, económico y demás). Lo importante aquí, es que el próximo presidente empiece a recorrer Colombia desde ya, en pro de conocer e identificar desde su propio criterio las soluciones a las necesidades que ya todos conocemos, pero, que como vemos Iván Duque ha sido incapaz de brindar soluciones de fondo a un país, que va en declive.