Mis chistes, mi filosofía (reseña a Slavoj Zizek)

«Los chistes políticos le proporcionan a la gente corriente una manera fácil y tolerable de desahogarse, de mitigar sus frustraciones»

Referirse a alguien con el término bufón es un insulto y un desprestigio, pero cuando hablamos de Slavoj Zizek la mejor manera para referirnos a él es como: «el bufón de la filosofía». Su obra «Mis chistes, mi filosofía», es una compilación de chistes que él mismo crea, copia o modifica de acuerdo al tema. Plasma su filosofía y sus pensamientos a través de pequeños chistes.

El libro es una verdadera obra de arte. A medida que se va leyendo ésta, el autor se va mofando de todos los temas posibles, hasta con los que él simpatiza. La manera de burlarse y de caricaturizar temas, imágenes, ideologías y momentos que para muchas personas pueden llegar a ser sensibles y delicados es increíble, tales como: el mercado y sus devotos, la religión, Jesús, judíos, el marxismo, el socialismo «imposible» y el «verdadero», el islam, la invasión a Irak, el imperialismo norteamericano, el comunismo totalitario, cristianismo, teorías de Freud, entre otros.

Lo especial del libro es que hay un punto donde el lector puede decidir parar y «quemar» el libro (pues atenta contra sus dogmas y creencias) o como me paso a mí, seguir leyendo y desear que el libro nunca  se termine a pesar de que critique o desprestigie creencias y gustos míos. Es necesario dejar a un lado los tabús cuando se lee el texto, así no estemos de acuerdo con temas que el autor caricaturiza. Además de que no es un libro netamente de temas políticos, pues a Zizek le encanta cautivar seguidores demostrando las tesis freudianas, lacanianas, marxistas y hegelianas en temas tan banales como películas de Hollywood y la música.

Zizek también grafica con varios chistes cómo él entiende el amor, y más que el amor el sexo. Muestra los vicios de los hombres y las mujeres en las relaciones de pareja. Algunos radicales podrían juzgar a Zizek de machista o de feminista, pero todo lo contrario, al burlarse de ciertas situaciones por las que pasan los sexos, lo que busca es hacer una crítica a la sociedad y a la cultura por medio de un «realismo mágico» cómico.

Del autor se puede decir mucho, unos lo critican y otros lo siguen, Noam Chomsky lo juzga y Santiago Castro-Gómez lo admira. El mérito más grande de Zizek es poder transmitir con una facilidad su filosofía y, ¿de qué otra manera lograría esto sino es por medio de un chiste? Las críticas y observaciones que hace y la manera cómo las realiza es fascinante y este libro da cuenta de ello.

En un viejo chiste yugoslavo que se burla de la corrupción policial, un agente regresa a su casa por sorpresa y se encuentra a su mujer desnuda en el lecho conyugal, evidentemente caliente y excitada. Sospechando que la ha sorprendido con un amante, empieza a mirar por toda la habitación en busca de un hombre escondido. La mujer palidece cuando el agente se inclina y mira debajo de la cama; pero, tras un breve diálogo entre susurros, el marido se incorpora con una sonrisa petulante y satisfecha: «Lo siento, amor mío, falsa alarma. No hay nadie debajo de la cama», dice, mientras en su mano aprieta un par de billetes de los grandes.