Minería, un vaso medio lleno

José María Dávila Román

“Algunos prefieren ver esta actividad con el vaso medio vacío, otros preferimos verla con el vaso medio lleno y aprovechar la oportunidad para dejar legados positivos en nuestra sociedad”.


 

“Todo depende de los ojos con los que se mire” es la frase popular que muestra que no hay verdades absolutas, que no todo es blanco o negro y que, en la vida, así como en toda decisión e iniciativa, existen muchas variables.

Contradictores a la minería caen, en los ya lugares comunes, de que esta actividad genera prostitución, drogadicción, contaminación de las aguas y pérdida de biodiversidad y que por esas razones no es conveniente realizarla. Para justificar este argumento se remiten a los ejemplos de Buriticá y Marmato.

La prostitución y la drogadicción no puede achacarse a una actividad económica sino más bien a la cultura. Lo positivo es que la cultura se puede modificar. En municipios de Antioquia cuando había bonanza cafetera, algunos caficultores y recolectores de café se gastaban buena parte de lo que habían trabajado en una semana o en toda una temporada de cosecha o traviesa, en alcohol, juego, mujeres y droga. Y no por eso el café es una actividad nociva.

Estas dos problemáticas se gestionan con cambios culturales que empiezan desde la casa cuando los padres dan buen ejemplo, forman en valores sólidos a sus hijos y los preparan para gestionar y proyectar un mejor futuro con los pesos extras que vayan acumulando y no hacer de los pesos un “volador hecho, volador quemado”. La culpa no puede ser de la riqueza.

Con la minería, muchas empresas de este sector implementan estrictos protocolos que se vuelven cultura para evitar los excesos que puede generar la bonanza económica. Compañías mineras realizan diariamente pruebas de alcohol y drogas a sus empleados y contratistas. En algunas, si alguien da positivo, es causa de despido inmediato y en otras, los suspenden laboralmente. El cambio cultural que ha generado esta política en los empleados de estas empresas y sus familias es positivo. Esposas de empleados de estas empresas hablan con orgullo del cambio que dieron sus esposos cuando empezaron a trabajar en estas empresas. Ya no los ven ebrios, comparten más en familia y el dinero les alcanza para proyectar nuevos sueños.

El reto cultural es aprender a utilizar e invertir para bien las bonanzas y con estas generar calidad de vida y bienestar para las presentes y futuras generaciones.

En cuanto a los otros lugares comunes que plantean contradictores a la minería como la contaminación de las aguas y pérdida de biodiversidad. Para ello se remiten a los ejemplos de Marmato y Buriticá, lo primero que hay que decir es que en estos municipios predominan mineros informales y en el caso específico de Buriticá, grupos al margen de la ley; a pesar de eso, ni Marmato ni Buriticá se han quedado sin agua y los habitantes disfrutan de servicio de agua potable. En Marmato la encargada de suministrar el agua potable es Empocaldas y en Buriticá tienen su propia empresa de servicios públicos.

Frente a la pérdida de la biodiversidad hay casos como el de Cerrejón donde se ve que la mina ha sido uno de los mejores aliados para recuperar y mejorar la biodiversidad. Allí han registrado a varios jaguares que han vuelto a la zona gracias a la recuperación ambiental que ha hecho esta empresa propiciando un ambiente propicio para la propagación de esta especie sombrilla y que incluye la siembra de bosque seco tropical, en el cual vienen habitando distintas especies de aves, logrando participar, como empresa minera, del Global Big Day, el mayor evento en el mundo de avistamiento de aves.

Unas personas siguen viendo a la minería como una actividad negativa y es completamente respetable si seguimos con la lógica de que no hay verdades absolutas; pero lo cierto es que hay múltiples ejemplos positivos de cómo esta actividad ha impulsado el crecimiento económico y el bienestar de varios países como Estados Unidos, Australia y Canadá.

Algunos prefieren ver esta actividad con el vaso medio vacío, otros preferimos verla con el vaso medio lleno y aprovechar la oportunidad para dejar legados positivos en nuestra sociedad.

*Empleado de Minera de Cobre Quebradona


Todas las columnas del autor en este enlace: José María Dávila Román

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.