Minería, un negocio de largo plazo

José María Dávila Román

“Que haya grandes yacimientos de cobre en países de la Cordillera de los Andes, excepto en Colombia, se debe a dos razones: la primera es porque no se ha explorado lo suficiente y la segunda, los gobiernos de turno no le han dado el espaldarazo a los proyectos”.


Esta semana, el ex viceministro de Minas y profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, Giovanni Franco Sepúlveda, anunció en su columna de La República el impacto que tiene para el país la llegada de la empresa minera más grande de Estados Unidos Freeport Mc-Moran, que a la vez es una de las que más extrae cobre en el planeta (ver columna).

Freeport Mc-Moran viene con la expectativa de explorar cobre y plata ante el boom de los minerales estratégicos y ante el potencial que hay en Colombia. Los grandes yacimientos de cobre de Suramérica se encuentran en la Cordillera de Los Andes, empezando por Chile, Perú, Ecuador. En Colombia la única mina de cobre es la de Atico Mining ubicada en Carmen de Atrato, Chocó, pero no es una mina de gran escala, comparada con las de los países anteriormente mencionados. La otra mina de gran escala de cobre -que se encuentra paralizada por decisiones políticas-, es la mina Cobre Panamá operada por la empresa First Quantum Minerals.

Que haya grandes yacimientos de cobre en países de la Cordillera de los Andes, excepto en Colombia, se debe a dos razones: la primera es porque no se ha explorado lo suficiente y la segunda, los gobiernos de turno no le han dado el espaldarazo a los proyectos que están avanzados para que se puedan desarrollar. Se manejan discursos contradictorios: hablan de promover inversión en minerales estratégicos, pero en la práctica buscan herramientas para bloquearlos como el Decreto 044 para declarar zonas de reserva temporal, e incluso, les pagan a funcionarios públicos -con la excusa de promover diálogo social- para hacer activismo en contra de los proyectos mineros que dicen promover.

La estrategia del gobierno nacional frente a la minería es clara: parar con todos los mecanismos posibles los proyectos mineros avanzados para ahogarlos y así obligar a las empresas a que desistan, buscando tener el camino libre con Ecominerales, la empresa estatal que está creando el gobierno para así operar estos proyectos avanzados sin haber invertido un solo peso en exploración y que les quede “toda pulpita” como se dice en Antioquia.

Si esto lo logran, su discurso cambiará. No se opondrán a los proyectos mineros y dirán que “sí se pueden hacer y que son importantes para la transición energética, combatir el cambio climático y ser potencia mundial de la vida” y que la diferencia radicará en que las empresas mineras extranjeras no se llevarán los recursos, sino que todo quedará en el país para financiar gasto social. Cuando en la realidad, lo que le queda al país por cada mina en operación es de más del 50% de lo que produce por Government Take (impuestos, regalías, ICA).

La llegada de Freeport Mc-Moran es sin duda positiva porque evidencia que el potencial que tiene Colombia en cobre es cierto y que en algún momento esos proyectos tendrán que salir adelante. Son recursos naturales con los que cuenta el país que son necesarios para las energías limpias que se están desarrollando, para combatir el cambio climático y tener más recursos de inversión social y nuevos empleos que permitan mejores condiciones de vida para la gente.

También reafirma que la minería es un negocio de largo plazo y mucha paciencia, que espera tener las mejores condiciones en un país como Colombia, privilegiado por su abundancia y diversidad en recursos renovables y no renovables, pero con una clase política llena de contradicciones y dificultades para ponerse de acuerdo en lo fundamental como lo es definir la viabilidad de estos proyectos desde lo técnico y científico.


Todas las columnas del autor en este enlace: José María Dávila Román

*Empleado de Minera de Cobre Quebradona

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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