Milei y el wokismo

Javier Milei, presidente argentino, habló en Davos nuevamente.

En un principio, todo bien, defendiendo la política económica de corte liberal, austeridad fiscal y liberalización privada:

“Argentina se ha convertido en ejemplo mundial de responsabilidad fiscal, de compromiso con nuestras obligaciones, de cómo terminar con el problema de la inflación (…)”

Sí, todo correcto y ¡bienvenido! ¡Gracias Milei, toda tuya!

Tras ello, el discurso completo pasó por el ataque contra “el wokismo”. No sé muy bien cómo se define “el wokismo”, aunque seguramente si veo algún video de Agustín Laje encontraré una definición precisa.

Para Milei, el wokismo es un “virus mental” y un “cáncer que hay que extirpar”. Todo esto en aras de salvar a “la civilización occidental e incluso la especie humana”.

Raro que un libertario formado en las ideas de la Escuela Austriaca (metodológicamente individualista) tenga preocupaciones TAN AGREGADAS como la “civilización occidental” o “la especie humana toda”. Pero bueno, sigamos.

Luego Milei dice que cambiamos libertad negativa por una suerte de inflación de derechos.

Me gustó este párrafo al respecto:

“De los derechos negativos a la vida, la libertad y a la propiedad, pasamos a una cantidad artificialmente infinita de derechos positivos. Primero fue la educación, luego la vivienda y, a partir de allí, cosas irrisorias como el acceso a Internet, la televisación del fútbol, el teatro, los tratamientos estéticos y un sinfín más de deseos que se transformaron en derechos humanos fundamentales, derechos que, por supuesto, alguien tiene que pagar”.

Luego, el presidente va en modo full nueva derecha y dice que, si bien estas pasan por causas nobles, “feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo, ideología de género” en realidad son componentes del wokismo que, por un lado, querría “penalizar el disenso” y, por el otro, “justificar el avance del Estado”.

Hay una serie de afirmaciones incomprobables que se lanzan como, por ejemplo, que producto de que el wokismo promueve la “agenda sanguinaria” del aborto, ahora la preocupación por el exceso de población ha mutado en una preocupación por la caída de “la tasa de crecimiento de la población”.

Luego dice que el wokismopromueve la agenda LGBTIQ+, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres solo si así se autoperciben”.

En realidad, lo que entiendo que se dice es que el sexo no se puede cambiar (nadie ataca a la biología), pero que existen personas transgénero y que estaría bueno respetar su autopercepción. No parece algo tan disparatado.

Para enfatizar el punto anterior, Milei agrega que nadie dice nada “cuando un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión (…)”

Yo diría que son muchos los que sí dicen, y que está muy bien evitar que algunos avivatos utilicen la autopercepción para realizar actos deleznables. De hecho, tiene mucho sentido lo que hizo Milei al poner fin de la utilización de la Ley de Género para lograr un traslado de penal.

Tras esto, llega tal vez lo más ominoso del discurso de Agustín Laje (perdón, de Javier Milei).

Sostiene que “fue noticia en todo el mundo el caso de dos americanos homosexuales que, enarbolando la bandera de la diversidad sexual,  fueron condenados a cien años de prisión por abusar y filmar a sus hijos adoptivos”.

Los hechos son sagrados, pero qué es eso de “enarbolando la bandera de la diversidad sexual”. La diversidad sexual existe, es una realidad fáctica de nuestro mundo, no es una bandera. Bandera puede ser que sea deseable vivir en un mundo donde dicha diversidad sea respetada y donde todo ser humano (straight, gay, bi, y demás), solo por el hecho de serlo, tenga los mismos derechos.

Y de esto se trata la igualdad ante la ley: de que parejas heterosexuales y homosexuales no puedan ser discriminadas por la ley si desean adoptar. ¿Deslizar este caso cuando se habla contra la “agenda LGBTIQ+” no busca dar la sensación de que el error consiste en permitir que los homosexuales adopten? Parecería ser que lo que se quiere transmitir es que la diversidad sexual es una causa noble, pasa que cuando los gais adoptan, ¡ocurren estas cosas!

No tenemos idea qué quiere decir exactamente Milei con estas palabras, y ya le corresponderá a él aclararlo. Sin embargo, como está rodeado de personajes como Laje y Márquez, quienes rechazan abiertamente la adopción homoparental, mis especulaciones no parecen tan desacertadas.

Finalmente, cierra con esto: “Quiero ser claro que cuando digo abusos no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto, quiero saber quién avala esos comportamientos”.

¿O sea que la “ideología de género” es la que permite la adopción homoparental con el objetivo de que exista el abuso infantil? Discúlpenme, pero esto es sencillamente un disparate.

La cosa no queda ahí, porque la T en LGBTIQ+ es por “trans” y a ellos también les vuelve a dedicar otro párrafo:

“Están dañando irreversiblemente a niños sanos mediante tratamientos hormonales y mutilaciones, como si un menor de 5 años pudiera prestar su consentimiento a semejante cosa. Y si ocurriera que su familia no está de acuerdo, siempre habrá agentes del Estado dispuestos a interceder en favor de lo que ellos llaman el interés del menor”.

No hay un solo caso probado de mutilación de niños de 5 años. Y está todo bien, se puede estar en contra de los tratamientos hormonales en adolescentes. No obstante, ¿Cuál es la necesidad de mentir para hacer un argumento?

Finalmente, veo un contorsionismo intelectual para justificar la antiliberal política de cierre de fronteras: es que “el wokismo también ha distorsionado la causa de la inmigración” que está “en los fundamentos del liberalismo”, aunque ahora “como Occidente es la supuesta causa de todos los males de la historia, debe redimirse abriendo sus fronteras a todo el mundo, culminando necesariamente en una colonización inversa, que se asemeja al suicidio colectivo”.

¿Colonización?, ¿suicidio colectivo?, bueno, ya me cansé. Lo dejo acá.

¡Saludos!

PDTA:

Sobre la cuestión de la inmigración, una vez le respondí a Hoppe en un artículo donde me pregunté si un liberal podía oponerse a ella. Puedes leerlo ACÁ.


La versión original de esta entrega apareció por primera vez en el sitio web oficial de Iván Carrino, y la que le siguió en nuestro medio aliado El Bastión.

Iván Carrino

Economista, escritor, conferencista internacional y docente. Actualmente, dirige «Iván Carrino & Asociados»: empresa de investigación y asesoría económica y financiera. Es investigador asociado de FARO UDD: Núcleo de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad del Desarrollo (Chile), y entre 2018 y 2022 fue subdirector de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas del Instituto Universitario ESEADE (Argentina). Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires, máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de España y máster en Economía Aplicada de la Universidad del CEMA de Argentina. Ofrece además, charlas y conferencias en congresos especializados, reuniones empresariales y eventos no gubernamentales; asesora a empresas en temas de coyuntura macroeconómica y sectorial.

Es profesor de «Historia del Pensamiento Económico» en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad del Desarrollo, donde también dicta el curso «Economía, Política e Instituciones». Escribe columnas en medios como La Nación, Ámbito Financiero, El Cronista, Infobae, El Bastión, entre otros. Cuenta en su haber como autor con cinco libros: «Cleptocracia» (2015), «Estrangulados» (2016), «Historia Secreta de Argentina» (2017), «El Liberalismo Económico en 10 Principios» (2018) y «La Gran Desproporción: economía y política de la pandemia de Covid-19» (2021).

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