“Respiramos ansiedad y no avanzamos.”
Nach – Esclavos del Destino.
Un tema mediático al día de hoy es la ansiedad como patología. Ya casi todos los seres humanos se catalogan como seres ansiosos, es decir, seres invadidos por miedos irracionales que paralizan ante el hacer y no permite que el ser se desarrolle de manera correcta.
El miedo es una emoción bastante particular porque es aquella que nos dota de un sentido de supervivencia, nos mantiene alerta ante cualquier peligro y nos manda señales de cuando debemos correr o huir de lugares o situaciones peligrosas.
Hasta este punto, observamos como es una emoción bastante importante para la supervivencia del ser humano. La situación negativa se da cuando ese miedo se prolonga demasiado en el tiempo, creando miedos irracionales y con ello originando ansiedad.
La ansiedad no es más que un miedo irracional y que se prolongó mucho en el tiempo. Ese miedo atormenta la vida de las personas de manera constante, como dije, al punto de paralizarnos frente a nuestros sueños y metas, dándolos por muertos o imposibles de alcanzar.
Este sentimiento es una patología que invade todos los hogares en este momento. Es mortal y contagiosa. Vemos como la gente se autodestruye por no sentir ese miedo. Se refugian en sustancias que les hacen pensar que el miedo se esfumó o que ya no existe.
Recuerdo esa ansiedad que me daba cuando esperaba un sí en aquellas personas que mi amor se deslumbraba, o aquellas veces en que esperaba una excelente nota en la universidad. Pero también recuerdo esos dolores gástricos que me generaban todas esas situaciones.
Creo que este miedo prolongado debe mirarse con lupa en todos los seres humanos ya que puede llevarnos a situaciones extremas frente a nuestra vida y que probablemente los pueden llevar a una inadecuada toma de decisiones.
La ansiedad invade todas las esferas del ser humano. No solo las personales como lo he expresado sino también por ejemplo en el ámbito laboral. Constantemente tenemos miedos irracionales para poder conservar el empleo o mantenemos un miedo irracional en aquellos momentos en que no encontramos trabajo y nos catalogamos como desempleados.
Si la ansiedad va a ser nuestro motor, no podremos avanzar. El motor debe ser el amor, es decir, ausencia de miedo y por lo tanto de ansiedad.
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