Yo conocí a un Daniel Quintero soñador y visionario; con el tiempo se hizo viceministro, director de Innpulsa y Alcalde de Medellín. Y nunca dejó de ser el amigo que se toma una cerveza en la esquina del barrio, el defensor de la paz, el abanderado de la lucha contra la corrupción, el hombre que madrugaba a caminar cada lugar de esta ciudad y a contarle a la gente que sí era posible una Medellín donde todos fuéramos escuchados.
Sé quién es Daniel en realidad y conozco de sus esfuerzos para llegar a donde está. Con él me caminé a Medellín, lo he visto llorar con las duras realidades que viven las personas y emocionarse con los tantos talentos que hay en los barrios y comunas, gastamos la suela de muchos zapatos y llegamos a muchos lugares a los que ningún candidato había ido.
Daniel no es Alcalde porque sí, lo es porque muchas personas creímos y creemos en la Medellín Futuro, porque la ciudad se merecía a un hombre de paz que pasara la página de la violencia en la comuna 13, un hombre hecho a pulso en el Tricentenario que pensara que en comunas como la 3 y la 8, en los barrios La Honda o Golondrinas,
llegaran los servicios públicos, no como un lujo, sino como una necesidad para una vida digna.
Esa victoria de toda una ciudadanía, cumple hoy un año de haberse alcanzado. Logro que está hecho con el esfuerzo y el trabajo diario de personas que, al igual que el Alcalde, se soñaron una ciudad con los mejores futuros posibles, pero a su vez, con un espíritu de convertirlos en realidad.
Todas estas personas nos inspiran a trabajar día a día, a tomar mejores decisiones, a escuchar siempre, a dar un lugar a quienes no lo han tenido antes, a integrar a todas las personas sin requisito de pertenecer a élites de ningún tipo, o tener membresías para ser tomados en serio.
Aquí estamos como en ese 27 de octubre del 2019, con las ganas intactas, con la misma oposición de algunos que nos hace cada día mejores en una constante autocrítica, pero, sobretodo, conscientes de que ahora no somos los diez aventureros que iniciamos en campaña, ni el movimiento de 304.000 votantes, sino de la ciudad entera, para unirla, transformarla y materializar sus sueños.
Creo firmemente que el alcalde sigue siendo el mismo que conocí entregando volantes, caminando calles, abrazando las víctimas y proponiendo la Gerencia Étnica, la Secretaría de la No Violencia, la matrícula cero, el Metro de la 80 y la apuesta para que ningún niño o niña de esta ciudad aguante hambre.
A un año de esa alegría, se creó la Oficina de las Mujeres Lideresas, se trabaja a doble jornada para entregar honorarios a los ediles de la ciudad, hemos modificado el Presupuesto Participativo para conseguir una democracia más plural y que responda a la crisis social y económica de la pandemia. Y no menos importante, hemos recuperado el proyecto Hidroituango.
Trabajar por la ciudad más equitativa es lo que nos representa como Independientes, llevamos en nuestro ADN la fuerza de ese equipo incansable de campaña, sólo que ahora la ciudad entera construye sin descanso la #MedellínFuturo.
Comentar