Los temas ambientales al igual que la cultura, el arte y/o cualquier asunto que pueda incomodar los interés de sectores económicos y políticos, son las cenicientas de nuestros gobernantes; a todos les encanta hablar de ellos – finalmente son bonitas fabulas y sirven para limpiar caras – pero contrario al cuento de Disney nunca se encuentra la princesa, ni hay un final feliz. Tras las elecciones a ningún programa le calzan bien las zapatillas, pues estas son bien apretadas (obviamente me refiero al presupuesto y a su protagonismo político).
En recientes días, los habitantes de la ciudad se han visto aturdidos por los informes noticiosos que hablan de una cifra “alarmante”; 160 microgramos de PM2,5 en nuestro aire ¿Acaso somos tan ingenuos? ¿En realidad estamos ante una crisis que acaba de estallar? Crónica de una Muerte Anunciada es un fiel retrato de la situación que hoy vivimos. Ahora bien, por supuesto que enfrentamos una crisis y no justamente porque un equipo atmosférico así lo certifique ¿se ha detenido usted a mirar cómo funciona la ciudad y cuáles son los hábitos dominantes?
Por otro lado, el Alcalde ha salido anunciar una serie de medidas, que francamente debe dejar a más de uno perplejo; día sin carro, control de emisiones “estricto”, teletrabajo, entre otras. De esta forma se busca volver a niveles menos críticos ¡menos críticos! Si señor lector usted leyó bien, en definitiva la “solución” es que el problema sea menos alarmante. Pero bueno, no se sorprenda ¿leyó el apartado “Medio Ambiente” y “Calidad del Aire” en el Plan de Gobierno 2016 – 2019 de Federico Gutiérrez? Al igual que Cenicienta tiene mucho de fábula; “(la) sostenibilidad se debe materializar en asuntos puntuales. Estas reflexiones se deben llevar a la práctica. Estas ideas deben servir para analizar situaciones concretas. Y sin embargo, ello no es suficiente, se requieren decisiones, compromisos, propuestas y acciones.” Mucho de títulos “ciudad enmarcada en desarrollo sostenible” ¿y de plan? Mucho de fábula.
El problema ambiental de la ciudad, no se resuelve con las medidas mencionadas, por la simple razón que ellas no atacan las causas reales que generan el problema. El pico y placa, el día sin carro, el teletrabajo y el control de emisiones, es equivalente a pretender curar un cáncer con aspirina. La ciudad debe mirar no solo a los agentes internos – que no solo son los vehículos – sino que debe tener en cuenta las condiciones topográficas, climáticas, naturales, políticas y económicas de ella y de su entorno, es decir, la región ¿se esta haciendo algo en esta dirección? La verdad poco.
Si bien los vehículos y motos son parte importante del problema, no se puede apuntar las miradas solamente a ellos ¿se han preguntado sobre el papel de las concesionarias y la empresa automotriz? ¿las empresas de transporte privado? ¿el gremio de las volquetas y camiones? ¿las constructoras? ¿las industrias de la ciudad? ¿tienen todas ellos responsabilidad frente a la sociedad? Lo cierto es que todos estos actores han pasado de agache en la actual situación, y una solución real no nos puede privar de abrir debates de ciudad de cara a ellos. Justamente, ese es el compromiso de nosotros los ciudadanos, de no dejar que eso pase.
Señor Alcalde, le pido encarecidamente que comprenda las dimensiones y retos a los que nos enfrentamos. La tarea aunque compleja se debe hacer, tenga en cuenta que la salida pasa por poner en cintura no solo el uso del carro (eso es sentido común), sino también las industrias, concesionarias y constructoras. Por otro lado se debe fomentar decididamente el transporte masivo y alternativo, energías limpias, creación de pulmones verdes centrales, reconversión y/o salida de industrias contaminantes, control de tráfico aéreo, re-pensar la ciudad y sus flujos urbanos; dar rol a nuevas centralidades y sobre todo ¡hacer que prime el interés común! ¿está preparado?¿podemos creer en usted?
Por lo pronto los medellinenses tenemos mucho PM2,5 e interrogantes en el panorama.
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