Los ricos se siguen haciendo más ricos y los pobres cada vez más pobres, eso no es un problema único de Medellín, ni es un problema exclusivamente de Colombia, pero no se pueden negar los datos que dan las entidades internacionales que fomentan o permiten esta situación, sin embargo año tras año, se encienden las alarmas de la desigualdad, la inequidad y la profunda brecha entre ricos y pobres en Colombia, nos advierten que vamos sin frenos contra las curvas del desarrollo y lo único que hacemos como sociedad es apretar el acelerador.
La fuerte situación de violencia en nuestra ciudad desafortunadamente no es algo nuevo, y no es culpa de las 3200 personas que han llegado desplazadas en lo que va corrido del año, ni es culpa de las 600.000 personas que han llegado desplazadas por culpa del conflicto, conflicto que el mejor presidente de todos, duélale a quien le duela, se negó a reconocer, las cifras de víctimas en nuestra ciudad son más que alarmantes, el 20% del total de la población de Medellín es víctima del conflicto armado, sin embargo del 1.500.000 personas habilitadas para votar en el plebiscito tan solo votaron 600.000 y 400.000 dijeron que NO en el plebiscito, haciendo caso a las mentiras del capo de capos, que ama la impunidad, es decir que 1.100.000 no le copiamos a la triste figura de crocs importados que en nada ayuda a la industria nacional del calzado, con excepción tal vez de las botas de caucho, pero para nada, porque las ponen al revés.
Los buenos muertos se cuentan por miles, los buenos muertos son sobre todo pobres, son sobre todo buenas personas, los buenos muertos son sobre todo los que dejan tranquilos los negocios de la gente de bien, los buenos muertos no tuvieron nunca derecho a un empleo de calidad y en donde los trataran con dignidad, pero si estaban obligados a pagar los impuestos, los buenos muertos para el Expresidente, siempre serán los que sirven a los locos de atar que ejercen el poder de la violencia para seguir sumando miedo y odio, para seguir sumando las tristes treinta piezas de plata que al final de la vida tendrán que devolver.
Medellín está en llamas, arde entre la inequidad y la desigualdad, arde ante la falta de memoria, se encienden las llamas cuando 26 de cada 100 personas viven al mes con menos de 250.620 pesos, cuando 7 de cada 100 personas viven con menos de 116.330 pesos al mes, Medellín está en llamas cuando las familias tienen carencias en diferentes aspectos como acceso a la educación, al trabajo, a una vivienda digna y a un sistema de salud.
Nos dueles Medellín porque te amamos, porque sos el hogar de nuestros sueños y esperanzas, porque nos recibes con los brazos abiertos a todos y a todas, porque te llenamos de alegría, porque por tus calles suben y bajan los colores de la primavera, es tiempo de movilizarnos por la esperanza, es tiempo de cambiar el rumbo y el futuro de nuestros jóvenes, porque aunque digan que de seguro no estaban cogiendo café o que son buenos muertos, para nosotros, los que defendemos la vida nunca habrán buenos muertos y siempre estará encendida la luz de un mejor futuro.