Medejing

Si en estos días el paisaje urbano de Medellín se les parece mucho al de Beijing no es un espejismo o un efecto visual, los índices de contaminación del Valle de Aburrá ya igualan e incluso superan a los índices de contaminación de la gran metrópoli China que se ha hecho famosa por el smog.

Hace unas semanas cuando el deterioro de la calidad del aire de la ciudad además de ser evidente a la vista y lo empezamos a literalmente a sentir con el ardor en los ojos, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá tomó la decisión de empezar a hacer público todos los días el reporte de calidad del aire, esto coincidió con el inicio de la Semana Santa y por eso nos ha permitido a todos los ciudadanos comprobar con cifras concretas y mediciones recientes cuál es la principal causa del deterioro de la calidad del aire.

Las gráficas de concentración del material particulado PM2.5 que mide la concentración de partículas -que al ser respiradas se quedan en los pulmones- del mes de marzo muestra claramente cómo disminuyeron al salir de la ciudad los vehículos al inicio de la Semana Mayor, así como el incremento a niveles considerados dañinos para la salud justo cuando se inicia el regreso de los mismos al final de la semana.

Si bien el Área Metropolitana ya ha publicado estudios que indican que el 80% de la contaminación del aire en el valle la están generando los carros, estas gráficas permiten comprobar que la única manera efectiva para reducir inmediatamente la contaminación del aire es implementar grandes restricciones a la circulación de los vehículos, con esas mediciones ni la persona más incrédula puede negar este hecho.

Por eso me puse a compararlas con los promedios actuales del mismo indicador en Beijing, la gran metrópoli de la China cuyas fotos de la contaminación se han vuelto tan comunes en los medios y las redes sociales y ya podemos afirmar que las estamos igualando o incluso superando:

Pero lo más grave es que ciudades como Beijing o México D.F.  llegaron a estos índices de contaminación pero con 10 veces los habitantes y los vehículos que tiene Medellín, incluso el promedio de carros por hogar de Medellín está muy por debajo del promedio de otras ciudades en Latinoamérica, la gran diferencia es que esta ciudad está literalmente encerrada por los cuatro puntos cardinales por montañas de hasta mil metros de altura respecto al centro de la ciudad.

Adicionalmente el área de Medellín comparada con otras ciudades similares es muy pequeña, ya que el índice de densidad de población de nuestra ciudad supera incluso el de ciudades gigantes como Tokio o de otras capitales con el mismo problema de contaminación como Santiago de Chile y Ciudad de México, así que no hay manera de querer negar el hecho de que el Aburrá tiene unas condiciones físicas particulares y no puede darse el lujo de tener un crecimiento desmedido del parque automotor, como ha venido ocurriendo en los últimos años.

¿Seremos nosotros la última generación de habitantes de Medellín que disfrutó de la ciudad con aire limpio? Es innegable que no estamos preparados para esta crisis y que el precipitado deterioro de la contaminación requiere de medidas de emergencia, pero desafortunadamente ayer el alcalde de Medellín dió claras muestras de que no está dispuesto a tomarlas.

La razón principal por la que el alcalde Federico Gutiérrez no se atreve a hacerlo es que no quiere exponer su capital político tomando la necesaria pero impopular medida de restringir drásticamente la circulación de los carros en la ciudad, por eso es que durante este mes en medio de esta crisis del aire mantuvo silencio y solo se pronunció cuando ya quedó en evidencia que no está dispuesto ni siquiera a ampliar en una hora el pico y placa en Medellín.

Desafortunadamente una drástica restricción al flujo de vehículos es la única carta que hay en este momento sobre la mesa para recuperar un poco la calidad del aire de manera inmediata, es claramente la decisión que la ciudad necesita pero también es la decisión que afectaría a los gremios de la economía, principalmente porque ellos han optado por una posición muy cómoda durante los últimos años de crecimiento y prosperidad en la ciudad exigiendo que esta se acomode a su modelo y no han querido entender que Medellín necesita un nuevo modelo al cual ellos se deben adaptar, el hecho de que no se hayan preparado durante todos estos años no le debiera dar prioridad a sus rendimientos financieros de corto plazo sobre la salud de los ciudadanos.

El alcalde ayer indicó que la principal solución al problema de la calidad del aire está en la integración del sistema de transporte público, si bien eso es parte de la solución a largo plazo no es una opción para aliviar la crisis a corto plazo, y si quiere que la ciudadanía lo respalde en ese proyecto de integración y modernización del transporte público (el cual también tiene un alto pero concentrado costo político) debiera tomar decisiones pensando primero en el interés común de los ciudadanos, no en los intereses particulares de los gremios.

Por eso considero que el único camino que nos queda es escalar la movilización ciudadana para que tanto el alcalde como los gremios económicos como los medios del transporte entiendan que somos nosotros su principal razón de ser y son nuestros intereses generales los que deben priorizarse sobre sus intereses particulares, los líderes gremiales desde sus salas de juntas solo velan por sus intereses y rendimientos, como ya se fueron a vivir a Llanogrande poco les importa el aire con el que quedamos sus clientes y empleados que si vivimos en la ciudad.

¿Cómo podemos empezar? Yo propongo que como un pequeño primer paso hagamos una campaña en las redes sociales donde todos publiquemos las fotos que tenemos de Medellín antes de la contaminación, hagámosle sentir a los gremios y al alcalde la importancia que tiene para nosotros el tema, porque a ellos solo les duele de verdad cuando ven que algo les amenaza su capital, sea este financiero o político.