Te recuerdo desde el lugar que fue tu refugio en noches de luna azul y en ciertos días apacibles, desde la infinitud de la palabra creadora, deseada e inspiradora. Y te pienso, estimado Mateo, arrasado por la saudade anhelante, pero también con la certeza de quien encuentra el sentido en la creación, de quien, como tú, tras deambular con inagotable vitalidad en un viaje al fin de noche, concilia su existencia con la literatura.
Y así mereces ser recordado, hoy y siempre, como un ser de letras, un ferviente apasionado por la lectura, como el joven de sonrisa evocadora que encontró aquella mística que surge cuando el lector se consume en las extraordinarias posibilidades de una experiencia literaria. Y eso fuiste, estimado Mateo: la búsqueda y encuentro de una extraordinaria experiencia literaria. Ni la muerte, arrogante en la certidumbre de su totalidad, me distancia de ese razonamiento.
Y me arrasa la saudade porque pienso en como la pasión que encaminaba tu existencia te llevaría a crear. Algo que a bien se resume en una sentencia común: tenía un gran futuro por delante. Y esa palabra que ahora cuesta tanto pronunciar -futuro- es la que más resuena cuando te recuerdo, y sí, me traiciona aquella nostalgia anhelante, pero no me empaña la claridad de tu legado, de los corazones que cambiaste, y de las emociones que acercaste a la creación literaria.
Fue demasiado pronto, aunque ninguna temporalidad resiste a lo inevitable de una tragedia -la tragedia es lo inevitable-, aunque si lograste movilizar, movilizarme; inspirar, inspirarme.
Estimado Mateo, te recuerdo desde el lugar que fue tu refugio, nuestro refugio, donde vivimos tantas experiencias compartidas e insospechadas; las palabras que ahora se ciñen a tu nombre y a tu legado, no sé si encontré las adecuadas para homenajearte en este pequeño texto, tal vez no, pero sí creo haber encontrado las necesarias para expresar la admiración que tu ser literario nos legó a muchos.
Algo que ni la muerte, aniquiladora de anhelos y totalidades, podrá empañar.
Gracias por tanto, hombre que fue y será literatura.
Re-cordis.
Comentar