Hace una semana, en el programa de televisión Nos Cogió La Noche, el politólogo colombiano Gilberto Tobón sentenció que “Marta Lucía no será presidente de Colombia”. Así, sin reservas, sin titubeos. Y una de las periodistas, que se encontraba a su lado, le tocó tragar grueso y sin ocultar la cara de acritud, le regresó la pregunta:
“Pero Dr. ¿Por qué ella no podría ser presidente?”
Y el Dr. Tobón no tardó en honrar la respuesta con un: “Porque este es un país machista”.
Colombia se aviene hacía una de las elecciones más inquietantes que haya tenido en décadas. Todas las arenas se han movido y muchos han sido los demonios que se están atizando, sobre todo porque se entiende que son bastantes los desafíos y mucha la plata que se asoma para esta nación en los próximos años, por ser una de las economías emergentes de la región.
Cuando el Dr. Tobón planteó, sin filtros y sin arrequives, que una mujer en Colombia no podría ser presidente del país, se me heló la sangre y casi de inmediato sentí un marasmo en los pulmones. Y de pronto, los mecanismos de mi cuerpo empezaron a buscar reacomodo cuando mi bilis empezó a quemarse de la ira. Y en ese momento comprendí que mi cuerpo hizo combustión. Escuchar esto en plena era de la información y del conocimiento y, en televisión, no es fácil. Nada fácil.
Esto quiere decir que, aunque y pese a que, la candidata presidencial Marta Lucía Ramírez posea la solvencia moral, las credenciales, la meritocracia y la garra para ser presidente, no lo será. Porque es mujer.
No le faltaba razón a Gilberto Tobón. Dijo una verdad insoslayable, en señal abierta y, ante todo, de un hecho tristemente rotundo que vive la sociedad colombiana. Honestidad que se le agradece al politólogo. Porque por más que arda la bilis o se aporrean los oídos, la verdad es que hay que decir lo que se tiene que decir; para diagnosticarlo, exorcizarlo y sanarlo.
Cuando uno ve a un monstruo de frente y de esta altura, toca ponernos en estado de reflexión para comenzar a crear conciencia. Que es cuando empiezan a ocurrir las cosas, si es que de verdad la sociedad colombiana desea dar un paso adelante como un país de avanzada.
¿Pero de qué demonio hablamos?
¿A qué se refería el politólogo Gilberto Tobón?
Del machismo, de eso hablaba él. De la cultura patriarcal que orbita en todos los estratos y estamentos del país. Del ninguneo sistemático al que están siendo sometidas, casi todas las mujeres en Colombia que viven sojuzgadas por los hombres.
¿Pero, de qué hablamos cuando hablamos de machismo en Colombia?
Hablamos que el año pasado fueron agredidas 1.723 en peleas con hombres.
Hablamos que todavía matan a una mujer cada tres días en Colombia.
Hablamos que Colombia ocupa el puesto 95 de 188 en el último índice de inequidad de género elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Hablamos que 80% de los hombres colombianos tienen acceso al empleo, mientras apenas el 57% de las mujeres es parte de la fuerza laboral del país.
Y bueno, hablamos que, posiblemente, una mujer, precisamente o quizá por ello, no podría ser presidente de esta nación. Por ser mujer.