Manuel Castell reflexiones sobre la globalización

¿Qué es la globalización? ¿Qué nos deparará el futuro con éste fenómeno? Esa y más preguntas de éste estilo parecen abundar en la época actual. Ante la evidencia de un mundo cada vez más interconectado, donde la movilidad de personas, bienes y servicios es cada vez más dinámica, la información no parece tener fronteras, y el Estado nación deja de lado la antigua idea de dirigismo económico y pasa a tomar un papel de regulador del mercado, el profesor Manuel Castells nos plantea la idea de una Sociedad Red. ¿Qué es la sociedad Red? Una sociedad basada en la revolución tecnológica, dinámica, y sin trabas en el acceso a la información. En la sociedad red las antiguas relaciones de poder cambian, ya el poder no lo denota quien tiene acceso al capital sino quien tiene acceso a la información.

La nueva economía no está basada en la tenencia del capital sino de la información, de forma tal que la formación y difusión de la información son los determinantes de productividad del sistema actual.

El Capitalismo en sí mismo se transformó, ya no es un capitalismo keynesiando apoyado en el dirigismo estatal, es un capitalismo neoliberal donde el Estado asume un discreto papel como regulador, y el concepto de soberanía nacional, aún existente, se vuelve progresivamente más difuso con el pasar del tiempo.

El principal impulsor de la nueva economía global será a través de la expansión de las telecomunicaciones que tendrán cada vez una relevancia mayor en el mundo. EL otro frente de batalla será el procesamiento de la información cada vez más relevantes para las multinacionales quienes no cesarán de invertir en dicha información. Castells aparentemente se adelantó un poco a dicho fenómeno (siendo este texto escrito durante la llamada crisis de las punto com), siendo estos mercados el principal quorum de negocio de corporaciones como lo son Facebook y Google.

Los organismo multilaterales tales como el FMI, la OMS, los acuerdo regionales de cooperación, entre otros, empezaran a tomar las directivas del nuevo contexto socio-económico, sustituyendo de forma parcial algunas de las funciones que antes eran consideradas propias del Estado nación.

A pesar del cambio a este nuevo capitalismo su concepto fundamental basado en el derecho de propiedad permanece, y la apropiación capitlaista descansa en tres niveles, cómo afirma el profesor Castells:

  • Los titulares del derecho de propiedad: Los accionistas de las empresas, las familias propietarias y los propietarios individuales.
  • La Clase directiva: Que se definen como los controladores de los activos de capital de la clase inversionista.
  • Mercados financieros Globales: Donde los beneficios de todas las fuentes acaban convergiendo en busca de mayor beneficio.

Este nuevo tipo de tenedores de los derechos de propiedad modificaron a su vez las antiguas relaciones de clases basadas en el trabajo. Con la automatización del trabajo cada vez éste se vuelve más individual para el hombre, dejando de lado las formas más colectivas de trabajo, y marginando a quienes persisten en ellas. Con la desvinculación formal del trabajo el Estado del Bienestar tiende a desaparecer exacerbando a su paso las desigualdades sociales. Castells considera que dicho avance de las desigualdades es contrarrestable con el acompañamiento de políticas públicas, no obstante la tarea se dificulta ante la pérdida de legitimidad del Estado ante un mundo cada vez más globalizado.

Según Castells hay un riesgo grande en el nuevo sistema global de que se exacerben las inequidades sin la existencia del Estado de Bienestar para quienes no puedan adaptarse de manera suficientemente rápida a los procesos productivos que demanda una economía cada vez más interconectada y dinámica.

Curiosamente, a pesar de haber escrito el texto en 1998, Castells manifiesta una preocupación que se ha hecho vigente como producto de la exacerbación de las desigualdades y la frustración de los perdedores del “antiguo capitalismo”. La desnacionalización del Estado puede llevar a la regionalización y populistas de todas las corrientes pueden aprovecharse de la sensación de injusticia para  incitar a movimientos de orden xenofóbico, regionalista o racista, justo como se evidencia hoy en varias naciones europeas, el Reino Unido, y especialmente con la victoria de Donald Trump en las elecciones del año pasado.

La geopolítica producto de la caída de la Unión Soviética se ha vuelto más compleja, dejando como única superpotencia a los Estados Unidos. Castells acertadamente previó que Estados Unidos adoptaría un papel de policía mundial, no obstante ante el fenómeno de la convergencia dicha autoridad podrá si bien no ser desafiada si cuestionada por las nuevas potencias emergentes como lo son la China e India.

Castells finalmente destaca que a pesar de los cambios radicales producto de esta nueva era la globalización ha permitido la propagación de movimientos progresistas tales cómo el feminismo o movimientos ecologistas que demandan una mayor consciencia ambiental y responsabilidad por parte de los proceso productivos de esta era.

Castells aparentemente ve el Siglo XXI con asombro y suspicacia, cómo así lo da entender cuando observa que “el siglo XXI no será una era tenebrosa, pero tampoco procurará a la mayoría de la gente las prodigalidades prometidas por la más extraordinaria revolución tecnológica de la historia. Más bien se caracterizará por una perplejidad informada”.