Manifiesto por la Paz

Este momento que atraviesa el país es quizás el suceso político más importante de nuestra historia. Una serie de voces profundiza la fragmentación de Colombia con ideas y pensamientos que cierran sus oídos a quienes no piensan igual. En medio de la división, del enfrentamiento, surge la voz de los jóvenes. Una voz fuerte y unida encaminada a expandir la esperanza de un país mejor.

Somos una parte de esa voz que se hace oír por encima de las barreras, pues todos venimos de lugares distintos, pero estamos unidos por una misma causa. Compartimos el dolor del país, el anhelo de cambiarlo y las ganas de lograr una mejor Colombia para todos. Estamos abriendo caminos para mostrar por qué creemos en la paz, yendo más allá de los argumentos a favor de los seis puntos que contiene el acuerdo, apelando a las consecuencias que ha dejado la guerra y los riesgos que existen en prolongarla.

Estamos abriendo caminos para dejar nuestra huella, para expresar lo que sentimos, lo que esperamos  y lo que soñamos; para que más voces se unan a estas ganas de gritar ¡Sí!

Esta voz joven y unida se entrelaza en pequeños susurros:

“En 2002, con tan solo 5 años, me tocó experimentar qué era la guerra: me tocó vivir la operación Orión. Por eso y porque he visto y escuchado relatos de personas afectadas por la guerra, me la juego por la paz y la reconciliación. Por esto decidí apropiarme de la actual situación de mi país tomando todo tipo de espacios como el pasado 20 de septiembre, donde personifiqué a «PAZ» y le agradecí al señor Humberto de La Calle por casarse conmigo y por comprometerse con este país. Para mí ese tipo de actos son los que ayudan a construir este país, los hechos con AMOR.” ­ Winy Muñoz Rojas

“Cuando yo tenía diez años y mi tío doce, ir a la finca era ‘seguro’. En un típico paseo las FARC secuestraron a mi abuelo. De no ser por su buen hablar, mi tío y yo habríamos tenido la misma suerte. En resumen, fueron un par de meses sin el abuelo, y para mi tío sin su papá. Yo perdono a la guerrilla y sueño con el día en que me encuentre de frente con ellos en debate y diálogo. Esa será la verdadera paz.” ­ Pablo Estrada

«El Problema en Colombia no es la corrupción ni los gobernantes que se empeñan en hacernos sentir insignificantes, es la apatía y la indiferencia. Es la incapacidad de ponernos en el lugar del otro, ver cómo no nos duele que se roben la comida de un niño, que golpeen una mujer en la calle; es la incapacidad de comprender que alguien sea forzado a entrar a una guerrilla. Es esa apatía la que nos carcome por dentro y no nos deja sentirnos como iguales en un mundo que grita desesperado que necesita unión.”­ Manuela Soto Osorio

“Cómo explicarle a alguien que no quiere oír, que el motivo por el cual esto es tan importante para el país no es sólo el reparar el daño que ha hecho la guerra sino evitar el costo humanitario que tiene continuarla” ­ Sofía Bravo

“Cuando pienso en la palabra ‘patria’ me hierve la sangre y el corazón me palpita más rápido. ¿Por qué? porque opté con cada pedazo de mi ser entregarle el corazón a ella, a la gente, a la vida misma. Sentir que estoy ­estamos­ sembrando en este país no tiene precio, gracias a que el ímpetu de hacerlo de forma activa nos deja una sensación única. Yo, así nunca haya vivido el conflicto o la guerra, sí que la siento y la llevo en mí. Hago versos y levanto la voz para que renazca vida de esta guerra tan cruenta y deshumanizada. Así pues, me comprometo a no desfallecer y sentir desde los pies hasta al alma que la resistencia y el arte son mi medio de generar transformación y paz. Patria, vives en mí.” ­ Valeria Echavarría A.

“Me duele que estemos votando por acabar este incesante conflicto, y me duele aún más que aquellos que no han vivido la guerra decidan no impulsar la paz. Por eso empezamos esta nueva lucha”­Carlos Errázuriz

“La paz nos compete a todos. No podemos dejar de luchar por ella después de la firma del papel o de la posibilidad de que gane el SÍ. Colombia debe entender la importancia de la unidad en este momento histórico. Yo quiero la paz y haré lo posible por construirla. Que en las ciudades no decidamos un futuro incierto para el resto del país” ­ Sebastián Maldonado

“Me siento triste al ver cómo cada ser se va deshumanizando, negándose a aceptar que, por más atrocidades que algunos hayan cometido, en esencia todos somos seres sensibles y sintientes. Pero lo que más me duele es que haya quienes descalifiquen a los que aún conservamos esa sensibilidad, esa esperanza, esa urgencia por soñar y por creer” ­ Sttefany Becerra

“Me han dicho que soy muy joven e inexperta, y que por eso mi esperanza está intacta; que el conflicto armado no me ha afectado directamente y que nunca he sufrido, pero Colombia me duele y cada inocente que cae también. Por eso votaré sí, y prefiero equivocarme a dejar que el miedo y el rencor hablen por mí. Me uní a Lazos de paz para dejar atrás el pasado y decirle sí a un nuevo comienzo, soñando con algún día salir a recorrer nuestra tierra sin temor. El grupo me ha nutrido de valor y ganas, y me ha preparado para ayudar a construir la paz.”  ­ Isabel Giraldo

“El más grande faraón egipcio, Ramsés II, entendió que la única manera de dirigir al turbio Egipto a un período de estabilidad era restableciendo las relaciones pacíficas con los Hititas, dando lugar al tratado de Kadesh, el primer tratado de paz en la historia de la humanidad, y en consecuencia llevando a Egipto a su era más sublime. Así pues, Colombia tiene la oportunidad de seguir a Ramsés II e iniciar el camino del progreso.”­ Luis Alejandro Tocora Yarce

“¿Un país en paz? Sí, sueño con una Colombia en paz. Sueño con un país lleno de esperanza, sueño con que los niños vayan a las escuelas en vez de portar un fusil, sueño con que nuestros campesinos trabajen la tierra en condiciones dignas, sueño que a nuestros indígenas, afros, población LGTBI, jóvenes, ancianos, se les respeten sus derechos. Sueño que en el campo no se vuelva a respirar pólvora, sueño con que los guerrilleros regresen a sus hogares, sueño con que existan condiciones dignas de vida para el pueblo colombiano, sueño con la utopía; pero sobre todo, sueño con un país lleno de paz con justicia social.”­ Juan Pablo Trujillo Vargas

“Antes, cuando era pequeño, esto de la paz, la tranquilidad y la unidad no me importaba; pero un día vi en mis hermanos de patria un reflejo de mí y pude apreciar sus miedos, sus deseos y sus sentimientos más profundos. Pude ver que ellos son tan dignos como yo, que ellos también sonríen y que, definitivamente, cuando ellos sufren, también lo hago yo porque en ellos he encontrado otra parte de mí. Logré reconocerme en sus rostros y en sus anhelos. Logré aprender que todos somos colombianos, y más que eso, hijos de la misma tierra.”­ Sebastián Salazar León

“Hay momentos en la vida en que los ciudadanos hacen historia ¡Yo quiero ser un granito de arena en la historia! ¡Yo elijo el sí! Mi primer voto en la vida es al Sí, y no porque sí, sino porque quiero un país mejor. Quiero que Colombia sea ejemplo de paz, reconciliación y perdón. Por fin ha llegado el fin de la guerra.”­ Mateo Robledo Yepes “La paz no es una firma o una política, es algo que nace en los corazones de cada uno para luego expandirse a todos los de los que nos rodean; pero este acuerdo sí es una puerta que se abre para atrevernos a sentir otra vez esa paz que tanto se nos había olvidado” ­Tomás Arango Vélez

“Hoy, cuando un conflicto armado que tanto dolor causó acaba, los jóvenes pintamos el país que soñamos con el color de la esperanza: una Colombia dispuesta a construir, transformar y sentir. Mi país respira esperanza, hoy no le temo a nada.”­ Sara López Uribe

“La reconciliación es lo que yo más rescato de los acuerdos. No me refiero a la reconciliación únicamente como el hecho de atraer y acordar los ánimos desunidos entre dos bandos que han estado enfrentados por más de cincuenta años. Yo me refiero a una reconciliación más amplia, a una reconciliación que va mucho más allá de eso. Estos acuerdos son la reconciliación con las víctimas, la reconciliación del campo con la ciudad, la reconciliación con los principios democráticos. A mí mi país me duele, me duele su gente, su tierra, sus ánimos, su odio. Yo quiero paz para Colombia porque la amo. Así como un puente reconcilia dos lados que tocan un mismo río, yo decido cruzar el puente del sí para encontrar la reconciliación que tanto necesita Colombia, la reconciliación del Estado con su territorio para que 2.129.748 km2 no nos queden grandes.” – Mariana Pineda T.

 

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