“El toma y dame se volvió perverso y no puede ser consentido que las reformas que se presentan al legislativo contradigan 248 años de teoría económica”
A propósito del merecido nobel de economía para los profesores Acemoğlu, Johnson y Robinson, sobre su magno trabajo en materia de instituciones y desarrollo, brillante por demás en cuanto a la síntesis institucional y su capacidad para generar dinámicas económicas para la prosperidad, pongo en consideración los siguientes 5 puntos de análisis.
- Las instituciones políticas afectan directamente la calidad del progreso en una nación, ya sea entre economías extractivas o inclusivas, el direccionamiento político sobre el Estado de bienestar explica el éxito o fracaso de las instituciones. La pregunta es: ¿Qué calidad de política tenemos en el país?.
- Prosperar no es igual a gastar, el gasto público inoficioso, mal direccionado y con alta carga populista termina siendo un detractor del desarrollo, afectando las generaciones que confían en un compendio político idealizado, pero sin duda, escaso de materialización.
- Las tres hipótesis: geográfica, cultural e ignorancia, se cumplen en un país como Colombia, con sensatez la geográfica puede que distinga relativamente nuestra nación siendo muy bien ubicada pero mal administrada, por supuesto que la cultural se define clásicamente entre un país descuadernado regionalmente y uno centralizado pero hiper valorizado, finalmente la ignorancia, cito al pie de letra: “ afirma que la desigualdad del mundo existe porque nosotros o nuestros gobernantes no sabemos cómo hacer que un país pobre sea rico” por descarte esta sí que tiene que ver con nosotros.
- Los puntos geográficos de comparación; tenemos malos vecinos: Venezuela que aplica la política del subjetivismo relativo, Perú que avanza lentamente entre la confusión económica de un modelo capitalista fuerte, Ecuador, que ha vivido los desequilibrios de instituciones sociales débiles, y más abajo Chile, que se diferencia porque vivió la fractura social y económica de los 70, no por nada, el ladrillo, como se llamó el compendio de ideas para el crecimiento económico tuvo esa denominación por demás atractiva.
- Adaptación, nuestra política no se adapta, se rompe cada 4 años, no dimensiona avances a largo plazo, materializa ideas desbordadas de populismo, que naturalmente se cocinan en el clientelismo, no se entienden los planes de desarrollo, farragosos, imaginarios, sin prospectiva y aquí, se mezclan con las practicas extractivistas coloniales y una inclusión rivalizada.
Termino por decir que, no se había visto tanta incoherencia en la forma como comprendemos el país, desde lo político, lo social, lo económico, elevamos suplicas hacia el desarrollo económico y la libertad pero al mismo tiempo queremos igualdad sin mérito, hay una desidia racional al orden natural de las cosas, y en política, no puede ser que seamos condescendientes con la ignorancia, crasa en todo su sentido, populista por supuesto e imaginaria, no hemos identificado el territorio, pero si avanza la economía inclusiva del delito.
Ciertamente, hay buenos cerebros en el país, pero brillan más los malos, aquellos que sin mediar debate conciben y apropian la idea del desarrollo como una lucha “violenta” que desencadena eventos antidemocráticos y por supuesto difieren del camino sabio de la salvación: entender para aplicar.
Las facultades de economía están llenas de literatura especializada muy buena, en todo su sentir: hermosa, deleita con su magno entendimiento de realidades transversales, pero ya fuera de ellas, las instituciones políticas se contradicen con la materia. El toma y dame se volvió perverso y no puede ser consentido que las reformas que se presentan al legislativo contradigan 248 años de teoría económica.
Merecido reconocimiento a los Nobel de economía
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