El Programa de Regionalización se institucionalizó en la UdeA en el año de 1995 y hoy tiene presencia en las ocho subregiones de Antioquia. Según Data UdeA, en este programa se han graduado desde sus inicios 16.173 personas y el 60,8% han sido mujeres. La universidad, en alianza con algunos actores o con recursos propios, ha logrado construir la infraestructura física para el desarrollo de las labores misionales, pero sin garantizar la base presupuestal nacional o departamental para su funcionamiento. El programa se ha sostenido principalmente con profesores de cátedra y ocasionales; hoy están vinculados 60 docentes ocasionales, principalmente en los campus de Carmén de Viboral, Caucasia, y Andes y en las tres sedes de Urabá. A raíz de la crisis financiera ha surgido la controversia respecto a su sostenibilidad financiera en el largo plazo.
Para analizar la situación actual del Programa de Regionalización tomaremos datos a partir del 2015. La figura 1 evidencia una tendencia decreciente en matriculados en Medellín a partir del semestre 2018-II; entre 2015-I y 20024-II los matriculados han disminuido en 6.438, equivalentes al 21,4%. En las regiones el número de matriculados se incrementó en 1.117 entre los años 2015 y 2024, incremento equivalente al 19,38%. En el mismo periodo, los seis programas virtuales que se ofrecen han incrementado en 1.440 sus estudiantes.
La tabla 1 detalla algunas cifras de la Figura 1. Para el semestre 2024-II, de los 6.880 estudiantes matriculados en las regiones el 63,42% se ubican en el Carmen de Viboral y en las tres sedes de Urabá (Turbo, Apartadó y Carepa); mientras que en Caucasia y Andes están el 20,29%. Como cifra relevante se tiene que el promedio de estudiantes por programa en estas 4 subregiones está por debajo de 60; este promedio se mantiene durante toda la ventana de observación 2015-2024. El resto de localidades cobijan el 16,29% de los matriculados y en ellas el promedio de estudiantes por programa está por debajo de 46.
La tabla 2, tomada del informe financiero de la Vicerrectoría Administrativa, evidencia el bajo número de estudiantes matriculados por curso para el semestre 2023-II en toda la UdeA. Solo el 9.54% de los cursos tienen más de 30 estudiantes, y el 77.16% de los cursos no superan los 20 estudiantes. ¿Cuáles pueden ser las posibles causas de esta situación? Consolidando cifras de la figura 1, el número de estudiantes matriculados en todas las modalidades disminuyó en un 10,53% entre 2015 y 2023. Al mismo tiempo y según Data UdeA, la oferta de programas de pregrado creció en un 21.28% entre el 2017-I y el 2023-II y en el caso de las maestrías y doctorados crecieron en un 20,62%. En el mismo periodo de tiempo, los profesores de carrera y ocasionales se incrementaron en un 5,02%. Es decir, a pesar de tener menos estudiantes matriculados fue necesario ofrecer más cursos para los nuevos programas abiertos en todas las sedes (Medellín y regiones) lo que implica más profesores de cátedra y menos estudiantes por curso.
En lo financiero, el gráfico 2-a muestra (en valores constantes a 2023) un crecimiento importante del valor de horas cátedra UdeA contratadas entre 2015 y 2016, un crecimiento leve de este rubro entre 2016 y 2021 y un crecimiento notorio entre 2022 y 2023. Entre 2015 y 2023 el valor de las horas cátedra contratadas – a valores constantes- se ha incrementado en un 66,31%; a pesar que, como se explicó antes, en esa misma ventana de tiempo disminuyó el número de estudiantes matriculados en un 10,53%.
El gráfico 2-b muestra los gastos en horas cátedra por fondos generales para el Programa de Regionalización. No se incluyen los viáticos y pasajes asociados a los docentes que viajan a las regiones. Excepto para el periodo de la pandemia, las horas cátedra han tenido un comportamiento creciente en regionalización, especialmente entre los años 2022 y 2023. En la ventana de análisis 2015-2023, los costos de las cátedras -a precios constantes- se han incrementado en un 68,08%, aunque los matriculados solo han incrementado un 19,38%.
Vale la pena anotar que como institución no tenemos un sistema de costeo exhaustivo para las actividades desarrolladas, lo que hace más difícil establecer cifras exactas para los costos del Programa de Regionalización. Aunque intentamos conseguirlos, no fue posible contar con las cifras de gastos en viáticos y pasajes, funcionamiento de las sedes, personal administrativo de regiones, etc; sin embargo, los datos disponibles contrastan la existencia de pocos estudiantes por programa en regionalización y gastos crecientes en horas cátedra como resultado de la estrategia de desarrollo asumida; lo que nos lleva a concluir que antes de pensar en nuevas sedes en más municipios de Antioquia o en nuevos programas, es necesario repensar la estrategia de crecimiento para lograr una mayor cobertura y especialmente para que sea sostenible financieramente en el tiempo.
El Programa de Regionalización ha sido objeto de varios estudios realizados con el apoyo del Instituto de Estudios Regionales. Es oportuno retomar muchos de los elementos planteados en estos estudios para diseñar una estrategia de largo plazo y tomar decisiones académicas institucionales, en lugar de acciones aisladas por unidad académica.
Un propósito central de la regionalización es contribuir a disminuir la inequidad entre las regiones y el centro; otra premisa fundamental es la pertinencia, lo que requiere de dirigir esfuerzos para multiplicar su impacto y pasar de las intervenciones aisladas a verdaderos proyectos educativos que se articulen con la visión de futuro construida en y desde cada territorio. Adicionalmente, es preciso entender que la presencia en los territorios debe ser una labor coordinada y conjunta entre el SENA, el Politécnico Jaime Isaza Cadavid, el Tecnológico de Antioquia, la Institución Universitaria Digital de Antioquia y la UdeA, que permita lograr mayor impacto y compartir esfuerzos y recursos.
En un próximo escrito vamos a proponer para la discusión varios posibles escenarios para el Programa de Regionalización; escenarios que con una mirada de futuro y enfrentando los retos de la educación en este siglo XXI, permitan optimizar el uso de los recursos de los que disponemos. El propósito debe ser contar con una planeación rigurosa en lo académico y en lo financiero para hacer viable al programa en el largo plazo.
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