Los perrihijos no cotizan en Colpensiones

¿Cómo podemos medir el nivel de desconexión política y económica de una generación ad-portas de tomar el mando total de una sociedad? ¿Cuáles serían esos hitos indiscutibles que evidenciarían que, dicha generación, solo camina a la deriva (por gusto) persiguiendo un oasis de mentiras en pleno desierto? Si bien, pueden ser preguntas casi imposibles de responder, para finales de 2022, surgió una luz negra desde el terreno de las pensiones, que augura la deriva en la que camina la generación millennial colombiana.

Señales de humo en el cielo

La discusión surgió gracias a las imprudentes, pero directas, declaraciones del actual Presidente de Colpensiones, Jaime Dussán, donde, en un arrebato de verdad, confesó la muy advertida expropiación del stock de las AFP por parte del Gobierno Petro, además de la transformación de Colpensiones a un “Banco Público de inversiones estériles”, como el delirante “Tren de Buenaventura a Barranquilla”.

En un país normal, o de primer mundo, estas declaraciones causarían un escándalo sin precedentes que tendría como inevitable resultado la dimisión del Presidente de Colpensiones, así como una disculpa pública por parte del mandatario en vigencia. Ahora, conociendo bien la casta política criolla, es normal que esto no sucediera y, por el contrario, el Gobierno, con sus jaurías y bodegas, saliera a defender los disparates, mientras, “el adulto responsable” de Ocampo (Ministro de Hacienda y Crédito Público), saliera en medios a “corregir” la demencial reforma pensional que prepara el Pacto Histórico.

No obstante, lo realmente relevante de esta nueva desventura, es que fue el pistoletazo de salida para un debate fuerte y agresivo en múltiples redes sobre la “conveniencia” de uno u otro modelo pensional, fuera de la nube increíble de desinformación generada por los bodegueros del oficialismo para inclinar la balanza al modelo público.

La ignorancia como moneda de cambio

Entre el alud de mentiras descaradas, verdades a medias e información distorsionada, noto una importante cantidad de jóvenes/adultos que ven como “digno” el modelo de Colpensiones. Cuestión respetable, pero que viene acompaña con otra decisión de vida algo tonta si tu aspiración pensional reposa en el sistema de reparto, y es la de no procrear otro ser humano para Colombia.

¿Qué tiene que ver el caldo con la tajada? Dirían en mi tierra al lanzar tal afirmación, pese a ser algo fácil de comprender. Sin entrar en los laberinticos detalles del funcionamiento interno del modelo de Colpensiones, lo imprescindible a comprender es que requiere que la fuerza trabajadora sea superior al número neto de pensionados. Es decir, que los cotizantes sean más que los pensionados.

Esto se debe a que el sistema de prima media posee muy cercanas similitudes con los esquemas Ponzi, aunque pseudo-intelectuales como Kevin Hartmann, salgan a ocultar y torcer esa realidad. Entonces, teniendo en cuenta que es indispensable que los cotizantes sean mayores que los pensionados, el Índice de Envejecimiento de Colombia toma una relevancia mayúscula para el tema.

Seguiré sin entrar en cifras y complejidades, porque lo que deseo es evidenciar la insensatez de muchos “revolucionarios de papel” que, solo por seguir el discurso de un populista, caen en serias contradicciones de vida. Y es que todo aquel que en verdad desee que el modelo de Colpensiones sobreviva en los próximos 20 años, como mínimo, debe planear tener dos hijos.


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Los perrihijos no cotizan en Colpensiones

Pretender ser pensionado en el sistema público y no aportar a la sociedad los ciudadanos que se encargarán de relevar los actuales cotizantes, es dejar en evidencia el desconocimiento absoluto que se tiene sobre el tema. Además, muestra que, lo realmente buscado, es ser un enchufado más a las ubres del Estado sin hacer mayores méritos.

Los cambios impulsados por el oficialismo a nivel pensional tampoco están teniendo muy en cuenta el envejecimiento progresivo que está teniendo Colombia y que, en unos 10 años, amenaza con llevarse un 50% del Presupuesto General de la Nación. Pero lo de ellos no es ignorancia, sino todo lo contrario, ya que es el momento perfecto para meterle sus sucias garras a los 360 billones que le pertenecen a los trabajadores colombianos y drenarlos para seguir con el festín de la mermelada.

Sin embargo, si en unos años, Colombia está sufriendo los mismos dramas socioeconómicos que la Argentina de hoy, se debe recordar que la culpa no es de Petro ni de su vergonzante gabinete ministerial, sino de su electorado. Sobre todo, aquel tan corto de mente que defiende Colpensiones, mientras cree que hace un bien teniendo un perrihijo en lugar de un hijo.


Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Carlos Noriega

Barranquillero. Administrador de empresas con varios años de experiencia en formulación y ejecución de proyectos productivos de capital privado, público y mixto. Director ejecutivo (CEO) y miembro fundador del medio digital liberal/libertario El Bastión y de la Corporación PrimaEvo.

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