“todos estos hechos demuestran que la gestión de Alejandro Gaviria como ministro de salud no solo fue desastrosa, sino que, además, guardó cómplice silencio y fue negligente ante uno de los hechos de corrupción que más ha afectado al país. Su discurso de transparencia, renovación y anticorrupción se desbarata por los pecados que cometió como ministro.”
La candidatura de Alejandro Gaviria para la Presidencia de la República no sorprende en lo absoluto; después de una larga campaña de expectativa, Gaviria lanzó su candidatura bajo el slogan “Colombia tiene futuro”. Sin embargo, a estas alturas del partido, valdría la pena recordar la gestión de Gaviria como funcionario público, especialmente, como ministro de salud en donde fue cómplice de uno de los hechos que más han afectado la salud en Colombia.
En febrero de este año, “La W” reveló algunos fragmentos de una conversación en 2017 entre Fabio Aristizábal – superintendente de salud – y Guillermo Grosso – interventor y expresidente de CafeSalud -, esta conversación tiene algunos apartados que resultan interesantes para contrastar las decisiones de la superintendencia y del ministerio, en cabeza de Alejandro Gaviria frente al descalabro de la salud que afectó a cerca de 5 millones de colombianos.
“Tienen mucho huevo. A mí me da mucha rabia, Guillermo, porque no hicieron sino criticar su gestión y hoy muchos dicen era mil veces hablar con Grosso. Les dije: pues claro, a mí me han criticado porque a usted lo trataron de sinvergüenza, de que quiso politizar la empresa, pero yo le he dicho a todo el mundo: pero si eso pasa en todo el país” este apartado refleja el conocimiento que tenía Fabio Aristizábal sobre el caso, a lo que Grosso contesta: “¿Esta gente que compró es buena o no es buena? Fabio, tú que eres de la casa, esa gente son empresarios de la salud (y) los empresarios de la salud son unos bandidos, o si no, no serían empresarios de la salud. Esa gente ha ganado mucha plata haciendo cosas buenas y otras no tan buenas. Los que se salvan ahí es la fundación San José, pero de ahí pa’ abajo los tipos son unos mercaderes de la salud», era de conocimiento público, por medio de diversas denuncias, la malversación de recursos de Cafesalud, la integración vertical que había acabado con SaludCoop, lo que al parecer era la punta del iceberg de todo lo que iba a ser el caso SaludCoop – CafeSalud – Medimás. Hasta este punto sería interesante cuestionar ¿por qué Gaviria no fue categórico en sus decisiones frente a uno de los hechos de corrupción más grandes en la historia del país? Al parecer, porque su silencio fue cómplice de atentar contra la salud de los colombianos y proteger la “salud” financiera de los “mercaderes de la salud”
Audio Fabio Aristizabal – Grosso (AUDIO AQUÍ)
Igualmente, es menester mencionar que G. Grosso fue nombrado Vicepresidente de Salud de SaludCoop en 2013 por Mauricio Castro Forero, hijo del político Jaime Castro, interventor de la EPS. Durante esta época, hasta su paso a CafeSalud, tanto el presidente Santos, como el ministro Gaviria, al igual que los superintendentes de la época G. Morales y Norman Julio Muñoz, fueron informados y advertidos, por medio de diversas denuncias, de las conductas irregulares que Grosso llevaba a cabo en SaludCoop y CafeSalud. Por qué los superintendentes y el ministro mantuvieron a Grosso al frente de la EPS durante la interventoría, y más aún cuando un informe de la contraloría confirmaba que a cierre del 2015, la EPS estaba perdiendo 200.000 millones, bajo una reestructuración realizada por el mismo Grosso y con el mutismo de Gaviria.
Estas denuncias se pueden evidenciar, por ejemplo, en una carta radicada en Presidencia de la República con registro “DPG15-00028350” del 16 de septiembre del 2015, cuya copia, con radicación “201542301648602” se envió al despacho del ministro Alejandro Gaviria Uribe, en donde se alertaba a Santos y Gaviria de los actos de corrupción, desvío de recursos del sistema de salud en los que estaba incurriendo el interventor de SaludCoop y CafeSalud, Guillermo Grosso Sandoval, con la connivencia de Norman Julio Muñoz. No obstante, pese al incumplimiento del deber constitucional de Norman Julio como máxima autoridad de inspección y vigilancia de los servicios de salud, Gaviria y Santos hicieron caso omiso a las aludidas denuncias.
Así mismo, es pertinente resaltar, que la tolerancia frente a la corrupción de Guillermo Grosso, llegó a que tanto el presidente Santos como el ministro Gaviria, ignoraran una solicitud radicada en presidencia el 3 de noviembre del 2015 con registro “DPG15-00032839” y en el MinSalud dos días después con número de registro “201542301987902” en donde se instaba la adopción de medidas de prevención ante los actos de corrupción que Grosso estaba llevando a cabo en SaludCoop y CafeSalud y ante un posible descalabro de una de las EPS con mayor número de afiliados del país.
Por otra parte, también es oportuno destacar que la justicia solo ha condenado a Guillermo Grosso Sandoval como autor material del colosal desfalco de recursos públicos ocurrido durante la intervención de SaludCoop y CafeSalud, soslayando las investigaciones alternas en donde se debería indagar sobre la responsabilidad o interés del presidente Santos y del ministro Gaviria al respecto, puesto que la intervención de SaludCoop se prolongó por 5 años, durante los cuales, con aquiescencia de Santos y Gaviria, se perdieron billones de pesos del sistema de salud.
De igual manera, se debería cuestionar si la venta de los afiliados de CafeSalud, orquestada por el ministro Gaviria fue una simple estrategia para obtener recursos con los cuales se pretendía ocultar el desfalco que después se evidenció. Al respecto, se debe hacer hincapié en que A. Gaviria le permitió a los creadores del monstruo CafeSalud – Medimas, operar sin contar con el capital suficiente para actuar como gestoras del aseguramiento, mediante el decreto 2702 del 2014, lo que endureció tanto las condiciones financieras de habilitación, al punto que restringe por completo el surgimiento de nuevas entidades promotoras de salud.
Todo el descalabro financiero terminó en un proceso judicial sobre la venta de Medimás, el cual tuvo una serie de problemas, ya que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca decretó medida cautelar de urgencia contra la posible venta de la EPS, medida solicitada por el senador Jorge Enrique Robledo y la Procuraduría General de la Nación, en donde se pretendía evidenciar y corregir las notorias irregularidades de la negociación.
Adicionalmente, José Roberto Acosta advirtió que la resolución 4385 del ministerio de salud autorizaba el préstamo del FOSYGA a CafeSalud por $200.000 millones, provenientes de los recursos públicos. Al respecto, es importante mencionar que la Contraloría se fundamenta, en este caso, en la Ley que establece que una EPS no puede violar el 10% de la UPC para gastos administrativos y de funcionamiento, a lo que Alejandro Gaviria respondió que una resolución de la Superintendencia de Salud, del 2015, si lo permitió.
Finalmente, todos estos hechos demuestran que la gestión de Alejandro Gaviria como ministro de salud no solo fue desastrosa, sino que, además, guardó cómplice silencio y fue negligente ante uno de los hechos de corrupción que más ha afectado al país. Su discurso de transparencia, renovación y anticorrupción se desbarata por los pecados que cometió como ministro. Alejandro Gaviria debió haber sido sancionado por la Procuraduría General, así como lo fue Norman Julio Muñoz.
A propósito de la campaña de Gaviria, solo resta decir que Colombia “tendría” futuro si no se hubiesen robado la salud de Colombia, robo que debería enmarcar la figura de Alejandro Gaviria Uribe.
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