Ser hombre se nos ha planteado desde muchas características y requisitos construidos culturalmente como los únicos válidos. Esos atributos más significativos de la masculinidad patriarcal son mencionados en el libro “El malestar en los varones en tiempos de oscuridad” donde sus autores Alejandro Vainer y Carlos Barzani mencionan el concepto de la caja o cofre de la masculinidad, fundamentada en siete pilares:
- La autosuficiencia
- La fuerza (física e invulnerabilidad emocional)
- El atractivo físico
- Roles masculinos rígidos
- Heterosexualidad y homofobia
- Hipersexualidad
- Agresión y control
Detenerse solo en una de estas características, el de la invulnerabilidad emocional, nos puede dar pistas de su relación con una problemática epidemiológica de salud pública: el suicidio.
¿Qué tiene que ver el modelo patriarcal con el suicidio de hombres?
El suicidio masculino no puede entenderse de manera aislada, sino también como el resultado de un modelo cultural que enseña a los hombres a reprimir emociones, negar el dolor y resolver sus crisis en silencio. Los hombres cargamos con un modelo que nos desconecta del cuidado propio, generalmente no sabemos cómo tramitar una ruptura amorosa, la depresión o la ansiedad; y eso eleva crisis emocionales que no están siendo atendidas por prácticas que sostienen a un macho fuerte, invulnerable y capaz de todo.
Ese nocivo esquema alimentado en expresiones como “los hombres no lloran”, “¡Sea fuerte que usted es un hombre!” nos enseñó a callar las dolencias físicas, pero también las emocionales, interiorizando la idea de que pedir ayuda es signo de debilidad. Así que revisar la relación entre la masculinidad tradicional y el cuidado de la salud mental nos compete como sociedad.
Los datos
En Colombia el suicido se clasifica como un evento priorizado por su impacto creciente y su carácter prevenible. Las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reportan que, en Colombia, 8 de cada 10 personas que se quitan la vida son hombres. Entre enero y junio de 2025, se registraron 1.352 muertes por suicidio, de las cuales 1.085 fueron hombres y 267 mujeres.
Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el porcentaje diferencias varón/mujer en cuanto a causas de muerte para el caso del suicidio en Latinoamérica es del 77%.
Las estadísticas también reflejan como el suicidio afecta con mayor frecuencia a los grupos etarios de adolescentes y adultos jóvenes expuestos a factores de riesgo como el consumo de sustancias, la violencia, la pobreza, el acceso a los servicios de salud, entre otros.
Cuidarnos puede significar salvar vidas
El día que los hombres aceptemos que necesitamos llorar, hablar y cuidarnos, empezaremos a transformar esta realidad, porque el suicidio muchas veces es la acumulación de silencios. Necesitamos escenarios donde esos silencios puedan convertirse en palabras y en redes de apoyo, necesitamos entender el cuidado como un derecho y un deber, una herramienta de prevención de violencias y un camino para reducir la incidencia del suicidio masculino.
Eso requiere pensar que en los hombres la prevención pasa por derribar los mandatos de la masculinidad tradicional, abrir espacios para hablar del dolor y promover entornos donde pedir ayuda no sea sinónimo de debilidad.
Existen intervenciones que reducen la incidencia del suicido tales como la atención oportuna en salud mental, el acompañamiento comunitario y la educación emocional, pero sin duda la problemática requiere mucho más: políticas integrales y sostenidas que lo aborden desde determinantes sociales y estructurales de la salud, donde podamos aportar desde la educación, los medios de comunicación, la atención primaria, los programas de salud mental comunitaria, la comunicación y el arte.
Una mirada desde el arte y la pedagogía
Como alternativa para allanar ese camino hacia el cuidado como factor protector, el Colectivo Caballito de mar, otras formas de ser hombre, desarrolla proyectos y acciones para movilizar la reflexión en torno a estos temas. Este colectivo hace parte de Mosaico Experiencias, agencia de publicidad social, que promueve el arte, la pedagogía, la comunicación y la tecnología como herramientas para transformar imaginarios y prácticas sociales.
Uno de esos dispositivos es la instalación artística ¡Jaque al rey! Un montaje que interpela las enquistadas estructuras patriarcales que nos entregan un libreto para ser validados y reconocidos como hombres; pero también un llamado a reconocer el cuidado de sí y de las otras personas como alternativa para asumir de una manera diferente la violencia destructiva y autodestructiva instalada en nuestros cuerpos y emociones como camino para el sostenimiento de un modelo que castiga a quien se sale de él.
La instalación se encuentra exhibida hasta el 30 de octubre de 2025 en la Biblioteca Efe Gómez de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín y continuará rotando por diferentes escenarios culturales y comunitarios del país como una forma de aportar a la salud individual y social desde el fomento de la reflexión sobre estos patrones de riesgo que sustenta el modelo de masculinidad hegemónico y que están asociados a la salud mental, porque entendemos que cuidar es un acto político y colectivo que nos compromete a todas las personas.
Conoce aquí el directorio oficial de líneas de prevención del suicidio y atención en salud mental del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia:
Directorio de Salud Mental – Ministerio de Salud de Colombia (PDF)
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