Los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales son el evento deportivo más importante del País, en el cual los colombianos tenemos la posibilidad de disfrutar durante varios días a la mayoría de nuestros atletas y paratletas más destacados en las diferentes competencias deportivas, donde cada uno de ellos representan con orgullo su Región. Este evento deportivo se realiza cada 4 años, pero previamente por disposición del gobierno nacional de turno se adjudica la sede a algún departamento que haya presentado su candidatura en los tiempos estipulados, cabe destacar que Antioquia solo ha sido sede en una sola ocasión en el año 1932.
Luego de culminar en el mes de diciembre del 2023 los pasados Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales realizados en el eje cafetero, empezaron a sonar dentro de la baraja diferentes candidaturas e intenciones de varias regiones de ser la sede para el máximo evento deportivo del País en el año 2027, algunas de las candidaturas que suenan al día de hoy, son Urabá, Barranquilla, Ibagué, Bucaramanga, entre otras que se empiezan a murmurar dentro del ámbito deportivo del País.
Entre las múltiples candidaturas, resuena una en específico y es la del Urabá Antioqueño por múltiples factores, los cuales quiero contextualizar; no solo por el amor que le tengo al Departamento – semejante al amor que le tiene un infante a su primer balón- sino porque siempre he sido partidario de la justicia y la meritocracia tan ausente en los diferentes procesos gerenciales deportivos hoy en día.
Para nadie es un secreto que debido a medios de comunicación y personas que estamos inmersos en el sector deportivo conocemos y hemos manifestado, que de los 25 atletas medallistas olímpicos que ostenta nuestro País, 10 son Antioqueños y 3 han salido de la región del Urabá; eso sí, sin contar los títulos y las participaciones mundiales, además de los diferentes eventos deportivos en los cuales los atletas de esta subregión se han destacado y han colocado el nombre en alto no solo de Antioquia, sino del País.
Al darle la sede a los próximos Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales al Urabá, se estaría contribuyendo a subsanar una deuda histórica con esa región tan pujante y llena de talento, pero también tan golpeada por la violencia. Más allá de los aspectos románticos que cualquier apasionado por el deporte y la región pudieran argumentar, es relevante destacar algunos conceptos que son necesarios tener en consideración de manera más técnica.
Aparte del desarrollo deportivo que acarrea este certamen para esta población, hay otros ítems del mismo valor deportivo a considerar:
Con la adjudicación al Urabá de este evento, se abre la ventana a un desarrollo multifactorial; desde infraestructura, educación, carreteras, renovación urbanística, hotelería, turismo, nuevas dinámicas económicas alrededor del evento, generación de empleo (antes y durante el certamen), apalancamiento con el desarrollo de los puertos, entre otros.
Es determinante que los encargados de sustentar y buscar desde la parte dirigencial de Antioquia la sede los próximos Juegos, en cabeza del gobernador Andrés Julián Rendón y el gerente de Indeportes Luis Fernando Begué, destaquen ante la nación que además de beneficiar al Urabá Antioqueño, también se está beneficiando al departamento del Chocó, ya que por su cercanía existe una constante circulación de su población, más los aspectos culturales que nos unen. El Gobierno Nacional al adjudicarle esta sede al departamento Antioqueño y en especial a esa zona colombiana, estaría haciendo gala como nuestra constitución lo manifiesta, de ser un estado social de derecho, que reconoce y respeta la diversidad étnica y cultural, democrático, participativo y pluralista, fundado en el respeto de la dignidad humana, manifestados en algunos artículos “2, 7, 8, 10 y 68”, de la Constitución Política de 1991.
En conclusión, que esta sea una invitación al presidente de Colombia Gustavo Petro Urrego y a la ministra del deporte Astrid Bibiana Rodríguez Cortés, a tener acciones reales frente a la tan mencionada “Justicia Social” en sus discursos, y que en los próximos años los académicos y comunidad en general podamos colocar de ejemplo, no solo la renovación Urbanística e iniciativas público privadas de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, los Juegos Panamericanos 2011 en Guadalajara y su adecuación de transporte eficiente, o los Juegos Panamericanos 2015 en Toronto y su creación de sedes multiusos, sino que también mencionemos y citemos los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales del Urabá como “los Juegos de la equidad y Justicia social”.
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