Buenos días, saludo a los lectores de Al Poniente desde el Park Way en el barrio Teusaquillo de ciudad de Bogotá, un sitio lleno de cultura y lúdica con espacios para el encuentro de ciudadanos que disfrutan de las tertulias culturales y con un toque de algunos parques europeos.
Mi columna de la presente semana obedece a un tema obligado: los juegos Olímpicos de invierno en Sochi, Rusia, que la portavoz de las minorías sexuales de Amnistía Internacional, Viloeta Assiego, ha denominado los Juegos de la homofobia, como un símbolo de rechazo a la Ley anti gay aprobada por la Putincracia rusa, algo inverosímil en el siglo XXI.
En un país gobernado por una especie de
zar moderno, donde hace algunas décadas Marx y Engels motivaron a varias generaciones a soñar con una sociedad más igualitaria y por ende más tolerante, pareciera que se retorna a épocas oscurantistas y llenas de pensamientos retrógrados. Como diría el poeta Jorge Robledo Ortiz: “Siquiera se murieron los abuelos”.
El parlamento ruso aprobó, en junio de 2013, una ley anti gay que prohíbe radicalmente toda clase de “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales”, en la cual se entiende como “propaganda” cualquier tipo de manifestación pública con personas del mismo sexo.
Esta ley dio herramientas a las autoridades de la Putincracia para agredir a los miembros de la comunidad LGBT, cual si fueran pecadores perseguidos por la inquisición.
En una declaración inverosímil a la BBC de Londres, el alcalde de Sochi y miembro del partido oficialista Rusia Unida, Anatoly Pakhomov afirmó, de la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, que allí no hay homosexuales porque eso «no es aceptado aquí, en el Cáucaso, donde vivimos no hay. No en nuestra ciudad». Pero según CNN en la ciudad de Sochi existen lujosos bares gay siendo el más destacado el Cabaret Mayak y dicha ciudad es considerada como un centro de diversión gay desde la época soviética.
Cuando un país busca organizar un evento de la categoría de los Juegos Olímpicos de Invierno, tiene el gran propósito de promover las imágenes de la nación y de la ciudad sede, bajo los parámetros del City Marketing. A la par de la gesta deportiva están la promoción de la marca ciudad y de la marca país que generan réditos a largo plazo tanto en el tema turístico, como en el tema de inversiones. Y más aún, entregan amplios beneficios desde la perspectiva de la geopolítica.
Es por eso que importantes dirigentes del mundo están manifestando su descuerdo a las posiciones homofóbicas a la Putincracia, lo cual evidentemente afecta los propósitos de promoción de la marca país que pretende Rusia con los juegos de Sochi. Quienes aspiramos a un ejercicio librepensador nos sumamos a estas críticas y reclamamos el respeto al derecho a las diferencias.
Uno de los dirigentes más representativos para la comunidad internacional que se manifestó en contra de la homofobia rusa fue el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Como informó el periódico Clarín de Buenos Aires, este dirigente expresó que «debemos alzar nuestras voces contra los ataques a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o intersexuales», y además dijo que «debemos oponernos a los arrestos, encarcelamientos y restricciones discriminatorias que padecen».
El secretario general de la ONU sentó su posición ante la sesión plenaria del Comité Olímpico Internacional, (COI), lo cual le da mayor relevancia a su censura a la política rusa.
Violeta Assiego de Aminstía Internacional denunció que «a raíz de las declaraciones de diferentes políticos, incluidos el presidente ruso Vladimir Putin, se están legitimando las acciones de odio y los aislamientos a personas cuya orientación sexual e identidad de género es diferente a la de la mayoría».
Según el país de España y otros medios altos dirigentes mundiales se negaron a asistir a los Juegos de Sochi, como represalia por las políticas homofóbicas rusas: Barack Obama, Joachim Gauck y François Hollande, presidentes de Estados Unidos, Alemania y Francia. Así mismo la Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía en la Unión Europea, Viviane Reding rechazó la correspondiente invitación.
Y para sentar su posición, Bent Høie el ministro de Sanidad de Noruega, se hará acompañar de su marido a los Juegos paralímpicos, que se celebran en paralelo.
La delegación de los Estados Unidos será encabezada por varios deportistas abiertamente gay y la delegación alemana preparó un uniforme multicolor semejando el arco iris gay.
Y como al que no quiere caldo se
le dan dos tazas, el gigante Google colgó como logotipo de la semana para su buscador (doodle) un esquema deportivo con los colores de la bandera Gay, con la leyenda: “la práctica del deporte es un derecho humano» que cualquiera debe poder realizar «sin discriminación de ningún tipo».
Los deportistas gay que asisten a los Juegos de Sochi llegan temerosos del bulling oficial, cuya amenaza se anuncia veladamente por parte de las autoridades a través de los medios de comunicación. Estos deportistas son adolescentes o muchachos que apenas rayan los 20 años, que deben ganar dos batallas: la de la sociedad que los rechaza, frente a la cual deben afrontar sus miedos y fantasmas; y la batalla de su especialidad deportiva.
Para cerrar esta historia, según el blog Straamboti, es curioso encontrar que los hoteles de Sochi ponen en las habitaciones fotos de Putin montando a caballo y sin camisa, en una actitud extraña. Este es un acto cargado de narcisismo, digno de un psicoanálisis freudiano.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2013/09/580236_172249229563741_1626946748_n1.jpg[/author_image] [author_info]Diego Germán Arango Muñoz Ingeniero Administrador de la Universidad Nacional de Colombia Psicólogo, de la Universidad de Antioquia Administrador Turístico, del Colegio Mayor de Antioquia. Especialista en Mercadeo, de le Universidad Eafit. Especialista en Investigación Social, de la Universidad de Antioquia. Profesor de la Universidad nacional de Colombia desde 1977. Profesor invitado a 35 universidades hispanoparlantes. Consultor en Marketing para más de 350 compañías. Director de más de 3,500 investigaciones empresariales en el campo del Marketing. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
Definitivamente el poder enceguece. hay quienes llegan al poder y se creen en la época de los zares. Sólo la civilización del siglo XXI logrará trascender estos ejercicios que sólo deberían ser parte del pasado
Es increíble que en Rusia se esté viviendo una época de intolerancia. Me sumo al planteamiento del columnista, en una crónica juiciosa, bien elaborada y en un tono académico que llama a la reflexión y análisis por parte de los ciudadanos. El deporte debe ser un espacio para la unión de voluntades y de corazones.