Los impuestos son un robo | I parte

ALDUMAR FORERO ORJUELA

“Los impuestos son un robo porque son cobrados mediante violencia. Los impuestos solo benefician a los políticos que reciben sus salarios – jugosos – por parte de las personas que NO viven del estado. ¿qué sería de los estatistas sino existiesen los privados?”


Casi nadie se atreve siquiera a insinuar que los impuestos son un robo. En Colombia, como en la mayoría de los países del mundo, decir que los impuestos son un atraco es casi como insultar al Papa y por lo tanto se convierte en un sacrilegio que, si estuviésemos en la Edad Media, estaría siendo investigado por el tribunal de la inquisición y seguramente condenado a la hoguera.

Porque todo lo que vaya en contra del statu quo está condenado a la lapidación mediática, a la burla, a la deshonra y al señalamiento. No podría ser de otra manera ya que se está enfrentando al poder, a un poder que cree que puede someter al ciudadano con decisiones arbitrarias pero bajo el discurso de la justicia social. Por esto y otras cosas, el individuo vive en un cárcel colectiva, viviendo o sobreviviendo a pesar de los políticos pero pasan sufrimientos y tristezas.

A continuación voy a exponer en una serie de puntos por qué considero que los impuestos son un robo, un atraco, en otras palabras, un crimen. Y así muchas personas consideren que los impuestos son algo necesario y no importa el monto, yo no me callaré porque como ciudadano y como economista no puedo ser cómplice de un delito.

  1. Los impuestos son una contribución que lo hace un individuo de manera coactiva, contra su voluntad y bajo amenaza por parte del estado.
  2. En las legislaciones actuales de todos los países de la Tierra, los impuestos se consideran un pago del individuo al estado para, según este último, financiar proyectos que una persona por si solo no podría hacer. Sin embargo, ese pago se hace bajo un principio fiscal de imposición, esto es, el estado no les pregunta a las personas si quiere darle una parte de su dinero, lo obliga.
  3. Así como al individuo no se le pregunta si quiere o no dar su dinero, en caso de que el estado lo hiciere tampoco se le preguntaría al ciudadano cuánto está dispuesto a pagar. En este sentido, los impuestos son una forma de dominación y de coacción a la libertad individual.
  4. Se supone que el individuo que trabaja tiene como retribución un pago, luego ese dinero que tiene es de su propiedad y por lo tanto puede hacer con él lo que quiera. Sin embargo, esa situación no pasa en la vida real porque al momento de ser obligado a pagar impuestos se convierte ipso facto en un esclavo del estado y su dinero que en un principio era de su propiedad pasa a ser de propiedad colectiva. A fin de cuentas los impuestos son una forma de expropiación.
  1. En rigor, la esclavitud en el mundo no ha desaparecido, sigue vivita y coleando. Supongamos que, un esclavo de antaño decide no recoger más maíz porque ya no quiere trabajar haciendo esa labor y por lo tanto recibe un castigo ejemplar, esto es, violencia física, lo dejan sin comer o hasta lo condenan a muerte. Con los impuestos pasa lo mismo, quien decida no pagar impuestos se enfrentaría al rigor de las leyes – hechas por los políticos – y a la pérdida de sus propiedades. Los impuestos son una forma viva de esclavitud.
  2. La economía hace mucho tiempo que debería enseñarse desde su esencia autentica, es decir, desde la ACCIÓN del ser humano y no, como se hace ahora, que se enseña basada en formulas matemáticas y predicciones. Así las cosas, en el estudio de la acción humana se dice que toda acción voluntaria trae como consecuencia el beneficio mutuo, pero en el caso de los impuestos, como es una acción impositiva, el resultado no es otro que el beneficio para quienes los cobran – los políticos – y un gran sufrimiento para quienes lo tienen que pagar – los individuos –. Con los impuestos se benefician los que tienen el poder y se perjudican a quienes trabajan honesta y decentemente.
  3. En la vida del individuo existen acciones. Son las acciones los que hacen que el individuo crezca o se quede pequeño en un sentido económico, es decir, de acuerdo a la acción que se tome si es buena tendrá utilidades, si es mala tendrá pérdidas. Pero cualquiera de las dos se hace porque hay dominio propio, es decir, las acciones se toman voluntariamente. Es dejar que el ser humano tome las decisiones que considere para – se supone – generar mayor y mejor bienestar que el que se tenia inicialmente. Si las decisiones son malas se tendrá que asumir las consecuencias. Dejar hacer y dejar pasar – laissez faire laissez passer – debe ser la máxima que por lo menos los economistas deben defender a ultranza.
  4. Así como hay acciones voluntarias, en nuestro mundo existen las acciones que se basan en la coacción y son las que predominan. En las acciones basadas en la imposición quien toma las decisiones no son los individuos interesados sino otros que creen interpretar a cabalidad los intereses de aquellos. Ejemplos hay muchos: cuando el feudal se aprovechaba del siervo, el esclavista del esclavo o del cobrador de impuestos de quien lo paga. En lo anterior la acción humana no existe, el intercambio desaparece y la acción que predomina es la violencia. Son las acciones coactivas las que eliminan la calidad de vida del individuo, acaban con la dignidad y retrasan considerablemente el progreso.
  5. Se habla y se critica tanto la riqueza y en especial a los ricos – ese es el discurso de antaño, de ahora y el de después –. La riqueza NO es mala, es más, si hay mayor riqueza es porque las acciones voluntarias están predominando. Pero cuando es el estado o la religión quien le ordena al individuo qué hacer y qué no aparece la inequidad y la injusticia y lo que es peor, llegan a demonizar la creación de riqueza y por lo tanto bajo ese discurso intervienen la vida de las personas. Es en ese estadio donde se restringen las libertades y se impone la violencia en nombre de la igualdad y la justicia social. El estado por querer disque reducir la desigualdad termina desgraciando la vida de los individuos, quieren acabar la generación de riqueza porque les puede más la envidia y el resentimiento. Es mejor la desigualdad en libertad que la igualdad en la pobreza y la esclavitud.
  1. El fin de los impuestos, entre otras cosas, es ser gastados, ¿en qué? Nos dicen – los políticos – que en proyectos y/o inversiones que le mejorarán la calidad de vida a las personas, sin embargo, algo que se obtiene a través de la violencia no puede ser utilizado para el bienestar de la “sociedad”. Con tan solo el hecho de cobrar impuestos ya se está haciendo un daño a cada individuo. Al final, los únicos beneficiados del cobro coactivo de impuestos son los políticos, los que están en el estado ordenando, porque ellos obtienen sus salarios si los individuos pagan OBLIGADOS las contribuciones. En otras palabras, los políticos viven a expensas del trabajador que no vive del estado.

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Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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