Los desafíos de América Latina en escenario de pandemia

El 21 de abril de 2020 el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades reportó en Europa 1.073.947 personas contagiadas por COVID-19, mientras en América Latina 109.780 correspondiendo sus cifras más altas principalmente a las ciudades más pobladas y teniendo en cuenta que América Latina tiene ciudades mucho más habitadas como es el caso de Sao Paulo que tiene 22 millones de habitantes o Ciudad de México, 21.7 millones de habitantes. Por lo tanto, teniendo en cuenta el comportamiento estadístico de ambas regiones, se podría considerar, en primer plano, que las cifras de América Latina son reflejo de la eficiencia y eficacia de las medidas adoptadas con antelación por los distintos gobiernos de América Latina, o cabría más bien analizar, cuáles son los verdaderos desafíos que enfrenta la región durante la pandemia del COVID-19, para así poder conocer su realidad.

Las pandemias como el COVID-19 muestran las deficiencias de los países como es el aumento de la corrupción por instituciones débiles y menos democráticas, que generan que la capacidad de respuesta a una pandemia disminuya y se prive de asistencia médica a cuantiosas personas. La corrupción sobresalta cuando se conocen cifras que no coinciden con la coyuntura actual, como se observa con el Índice de Percepción de la Corrupción que Transparencia Internacional crea anualmente y a nivel mundial. Durante el último reporte, se encontró que los países con más corrupción en América Latina son Venezuela (posición 173/180), Haití (168/180)), y Nicaragua (161/180) quienes a su vez son algunos de los que tienen menos contagios. Para el 21 de mayo de 2020 se reportaron en Venezuela 288 personas contagiadas, en Haití 58, y Nicaragua 10 personas con el virus. Ahora bien, al compararse con los tres países con más contagios en la Unión Europea, y para la misma fecha, se encuentra que España (204 178 contagios), Italia (183 957 contagios), y Alemania (148 453 contagios) se encuentran en el Índice de Percepción de la Corrupción en las siguientes posiciones, España 30/180, Italia 51/180, y Alemania 9/180. Por lo tanto, se podría suponer que la corrupción y opacidad de las instituciones en América Latina llegan a tal punto que las cifras de contagios son camufladas.

Sin embargo, frente al tema de la corrupción también es importante analizar la pobreza de la región, no sólo haciendo referencia a la limitada capacidad de los países por adquirir mayores pruebas de COVID-19, sino también a la pobreza de su población. En América Latina la pobreza no sólo dificulta la prevención sino también un mayor control y manejo del virus. Para el 2018, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que en la región habían 130 millones de trabajadores informales que no sólo representan vulnerabilidad sino también dificultades de ser protegidos por la legislación laboral y la seguridad social. Ahora bien, si a las anteriores cifras se le agrega el hecho que 184 millones de personas viven en situación de pobreza y 62 millones en situación de pobreza extrema obtenemos una zona del planeta donde es casi imposible que se respeten a cabalidad los confinamientos generando otro gran obstáculo en la detención del virus. Y es que nos encontramos con una zona del planeta en la que según el Banco Mundial para el 2018, 26 millones de personas vivían con menos de 1.9 dólares, y donde es muy recurrente escuchar sobre aquello que se gana durante el día, y no durante el mes, lo que no permite prever y tener un mejor manejo de los recursos en pleno confinamiento.

Nos enfrentamos a una región del mundo donde su pueblo carece de recursos, y en el que si no se trabaja durante el día no sólo no se alimentan, si no también se pone en riesgo la posibilidad de tener un sitio donde refugiarse. Es decir, aquellos más vulnerables que respetan el aislamiento preventivo obligatorio carecerán a muy corto plazo de comida y techo que a futuro simbolizará mayores tasas de contagio al verse despojados de estos derechos. Sin embargo, aquellos que se plantean violarla también se enfrentan a altas probabilidades de contagio generándose así una dualidad en el resultado final, que es representada por altas posibilidades de contagio generadas por la falta de garantías que el Estado debió brindar desde hace mucho tiempo a la población más frágil, y sin contar con el tema de inseguridad ciudadana que se genera por la falta de recursos.

Ahora bien, si la fragilidad de las instituciones en América Latina nos lleva a un escenario de corrupción y pobreza que son sinónimo de altas probabilidades de contagio, también nos enfrentamos a una tercera variable, y es la indisciplina de sus habitantes. Durante el primer festivo de cuarentena en Bogotá, Colombia, se registraron casi 24.000 vehículos que incumplieron, y que decidieron disfrutarlo a las afueras de la ciudad, poniendo así en peligro a varias comunidades que cuentan con capacidades hospitalarias bastante débiles. Además, resulta bastante notable como muchas personas salen de sus lugares de residencia sin motivo alguno, muchos por el simple hecho de salir, y otros que por el afán de reunirse generan eventos que ocasionan mayor riesgo de contagio en la población. Inclusive, y antes que los aeropuertos se cerraran, fueron varios los casos en los que pasajeros viajaban entre ciudades conociendo que se encontraban contagiados por el virus llamando así la atención sobre la ligera drasticidad de las leyes en la región que no permite acentuar comportamientos adecuados.

En conclusión, América Latina se enfrenta no sólo al problema de COVID-19 si no también a otros como es la corrupción, la pobreza y la indisciplina de sus habitantes que agravan inclusive más el escenario de la actual pandemia, obstaculizando así la prevención y el tratamiento de las personas contagiadas por el virus. Ahora que el planeta se encuentra paralizado por una pandemia es cuando deben ser analizados los problemas a fondo, conocer de raíz las debilidades de cada sistema, y adaptar y reforzar aquellos aspectos que no sólo obstaculizan la mitigación del virus sino que generan otro tipo de problemas como es la inseguridad alimentaria en la población más vulnerable. Es la oportunidad para que América Latina se reinvente, cree leyes más rigurosas que castiguen temas como es la corrupción y la indisciplina de su población, y desarrolle mecanismos legales más eficaces que brinden protección a aquellos más vulnerables. Mientras que la región no trate con severidad sus problemas no habrá posibilidad de conocer realmente las cifras de personas contagiadas.

 

Vanessa Cardona Gómez

Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales por la Universidad de Externado de Colombia con Máster en Comercio Exterior por la Universidad Carlos III de Madrid y Especialización en Marketing Internacional por la Universidad de Santiago de Compostela en España. De igual modo, con estudios de posgrado por Harvard Business School en Dominio de las Negociaciones y Lecciones de Negocio.