“La paz sólo puede durar cuando se respetan los derechos humanos, cuando las personas tienen qué comer y cuando los individuos y las naciones son libres” – (Dalai Lama)
En el año 2022 nuevamente están en juego los derechos humanos de los ciudadanos colombianos y residentes en nuestro país.
En las próximas elecciones los colombianos tendrán la oportunidad de mostrar que han aprendido sobre elecciones populares y si están en capacidad de votar de manera racional y nada emotiva.
Los derechos humanos “son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos”[1].
Los derechos humanos “son inherentes a todos los seres humanos. Sin distinción alguna de raza, edad, procedencia, nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, ideología, pensamiento político o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna”[2].
En Colombia la violación de los derechos humanos es innegable. Los paramilitares, guerrilleros, gobierno y funcionarios del estado los violan y todos estamos impasibles ante tal situación.
El día de las elecciones se nos olvida y votamos por los que ayudan o auspician tales hechos.
Ahora bien, los derechos humanos no sólo se violan cuando se atenta contra la vida y la salud. También se violan cuando atentamos contra la educación, el trabajo, la libertad (en todas sus posibles expresiones) y el ambiente.
Desde esa óptica, podemos afirmar que millones de colombianos violamos los derechos humanos. Discriminamos y atentamos contra la dignidad de los demás.
Tal vez por eso es que nos quedamos callados y nos volvimos impotentes. Tenemos el pecado por dentro.
Nuestro espíritu violento y estado de necesidad nos lleva a dejarnos someter, pero a la vez somos capaces de atentar contra los derechos de los demás. Nos hemos vuelto cobardes y, a la vez, una amenaza directa o cómplice contra todo el que afecte o no nuestros intereses.
Esa terrible escalada debe parar, sino vamos hacia nuestra propia destrucción. Colombia perderá toda esperanza y seremos otro país lleno de ciudades destruidas, pobreza y mendicidad.
Ojalá en estas elecciones la ciudadanía participe masivamente y escojan a un candidato que aglutine y pueda trabajar en pro de la nación. Hasta el momento no lo hemos logrado.
Ojalá los jóvenes si salgan a votar y nos enseñen que están pensando en su futuro de manera positiva y constructiva.
De lo contrario, serán otros cuatro años perdidos para TODOS.
[1] UNICEF – https://www.unicef.org/es/convencion-derechos-nino/que-son-derechos-humanos
[2] NACIONES UNIDAS – https://www.ohchr.org/SP/Issues/Pages/WhatareHumanRights.aspx
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