“El poder corrompe, el poder absoluto, corrompe absolutamente, afirmó Lord Acton”
El poder político colombiano tiene diferentes caras, maneras en que se desarrolla, oficiales y extraoficiales. La más común y fácil de rastrear es la relacionada con quien será la figura visible, la cabeza y autoridad del Estado y del Gobierno.
Cuando te dedicas a estudiar esto, vas identificando patrones en quienes lo ejercen y lo anhelan, pistas que te orientan al tratar de predecir sus próximos pasos. A pesar de no tener certeza de lo que habrá de ocurrir, lo cierto es que en el proceso te vas dando cuenta de las reacciones de aquellos que no disimulan su deseo de llegar a la casa de Nariño.
Así como el “anillo único”, ese “precioso” y deseable del señor de los anillos, es atractivo y deseado por nuestra naturaleza humana. Y aunque no todos desean llegar a ser presidente, si es valido que consideres la autosuficiencia, es decir la posibilidad de hacerte tus propias reglas en algunos ámbitos específicos de tu vida como una experiencia de poder, algo que se vive en diferentes grados, con consecuencias que impactan según corresponda el nivel de poder que poseas.
El poder corrompe, el poder absoluto, corrompe absolutamente, afirmó Lord Acton. Si el poder que tienes sobre tu propia vida te afecta, ahora imaginate tener poder de afectar no solo tu vida, sino la de 50 millones más.
“Lo que se viene”
El polémico mandato del presidente Petro ha propiciado el ambiente para especular sobre su sucesor por sus continuas menciones a lo que ocurrirá en 2026. Por lo que desde ya se puede identificar un salpicón de candidatos. Algo que podría entenderse de forma romántica como una explosión de liderazgo, en realidad tiene que ver con nuestro complejo sistema electoral en donde los partidos políticos no desempeñan su función original. Cuando no se intermedia, ni se representan intereses, se crea una brecha entre los ciudadanos y el sistema político. Las candidaturas independientes estarán a la orden del día. Muchos querrán ser Milei o Bukele.
Por esa razón algunos de los 50 “presidenciables” que se perfilan optarán por darse a conocer recogiendo firmas, y otros disputando la candidatura principal de sus propios partidos, fenómeno que se dará hacia finales de 2025. Con esas “primarias” a lo colombiano, se reducirá la actual cincuentena de presidenciables a 30.
La segunda batalla que deberán enfrentar será el día de elecciones parlamentarias, en marzo de 2026, a la par de las papeletas al congreso los ciudadanos tendremos la opción
de elegir en las consultas interpartidistas. Esto reducirá a la mitad las potenciales candidaturas. Para ese tiempo se irán cocinando alianzas y coaliciones, que podrían reducir a 10 el número de opcionados.
Con estos se irá a la primera vuelta presidencial, el tercer tiempo, donde de manera legal se darán debates televisados, foros y conversatorios para conocer las propuestas. Esto se concretará en mayo del 2026, con los finalistas se dará paso a la recta final en junio del mismo año, y así tener un nuevo presidente.
“Los que quieren tomarse la foto”
Los candidatos suelen decir que quieren ganar porque tienen vocación de “servicio”, pero nada más alejado de la realidad, lo que en realidad tienen es vocación de poder. Algunos de estos no necesariamente la tienen dirigiendo el Gobierno sino siendo parte de él. Personajes como Gustavo Bolivar (Director Prosperidad Social), Susana Muhamad (Min. Ambiente), Luis Fernando Velasco (Min. Interior), José Antonio Ocampo (Ex Min. Hacienda), Luis Carlos Reyes (Min. Comercio), Mauricio Cardenas (Ex Min. Hacienda), José Manuel Restrepo (Ex Min. Comercio), Juan Carlos Echeverry (Ex Min. Hacienda), y Juan Carlos Pinzón (Ex Min. Defensa) no tienen formas claras de posicionarse para llegar a la presidencia, aunque suenan, de postularse, lo harán buscando alguna alianza, o ser parte del gobierno como lo han sido algunos o lo son actualmente.
“Los que quieren dar el discurso”
Hay algunos presidenciables que están más claros que otros, unos porque han trabajado previamente en llegar a la presidencia como Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, y Germán Vargas Lleras. Otros han usado los medios que tienen para darse a conocer como Roy Barreras, Miguel Uribe Turbay y Paloma Valencia. A su vez están los que tienen experiencia como ejecutores por haber sido alcaldes como Claudia López, Enrique Peñalosa y Daniel Quintero. Finalmente esta Maria Fernanda Cabal quien ha tratado de posicionarse al interior de su partido con un discurso opositor al actual gobierno. Los anteriores se ven con mayor probabilidad de ir hasta lo último por mantenerse en la batalla por la presidencia.
“Los que quieren, pero mejor no”
Hay figuras que anhelan la presidencia, pero sus capacidades, habilidades de negociación y estructura política se lo impiden. Por ejemplo la Senadora María José Pizarro, no ha logrado concertaciones y por su radicalismo abandonó la función de “puente”, importante en la gobernabilidad del presidente Petro. Juan Daniel Oviedo, por su parte, es un técnico competente, que demostró habilidad política, por lo que de postularse se retirará en el proceso para postularse en 2027 a la Alcaldía de Bogotá. Paola Holguín, conocida por su posturas opositoras al actual gobierno podría interesarse en consolidar aún más su liderazgo en Antioquia, por lo que intentaría postularse para fortalecerse en su región. Finalmente, Francia Márquez, quien es más una figura de utilidad para otros grupos políticos, no tiene margen de maniobra en una posible postulación.
“Los optimistas”
Encontramos candidatos optimistas que se convierten en outsiders y, a su vez, outsiders que llegan a la presidencia. Un ejemplo de esto es Javier Milei en Argentina, quien en 2021 comenzó su carrera política desde cero y, en 2023, logró una victoria impactante. Sin embargo, también existen optimistas que no logran trascender más allá de su propio entorno. Enrique Gómez y John Milton Rodríguez son ejemplos de esto: a pesar de sus esfuerzos en 2022, su discurso segmentado no logró conectar con un público más amplio fuera de sus círculos sociales.
Por ello en el sonajero hay un grupo significativo de “optimistas” que podrían convertirse en outsiders si perseveran en la batalla hacia la presidencia, a continuación una tabla que los agrupa:
“Nuestro papel, una ciudadanía activa”
Es claro que todo este listado se irá decantando en el tiempo, y que a muchas personas en este momento les estorbe pensar en estos asuntos faltando dos años para esas elecciones. La Colombia de mis abuelos pensaba en esto de forma visceral, la de mis padres con resignación y la mía tiene la oportunidad de involucrarse desde una ciudadanía activa. Esto es un aspecto clave, que no debe tomarse con romanticismo, sino en una comprensión realista de la situación: la política te afecta a ti, tanto como a mi. Puede que no lo notes, pero cuando un individuo o grupo pequeño tiene poder sobre millones, no solo importa saber votar, sino denunciar los fallos del sector público, cada uno de estos políticos quiere algo de ti, y hará lo que esté a su alcance para obtenerlo. Nuestro deber es limitar su poder, mantenerlo fuera de asuntos en los que es ineficiente, mantenerlo fuera de nuestra libertad.
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