Logoi – Milagro

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.
 
Mauricio Montoya y Fernando Montoya

 

      “Toda pulgada cúbica de espacio es un milagro

Walt Whitman.

El escritor paraguayo Juan Ramírez Biedermann publicó este año (2024) una novela titulada “Mango” (editorial Altazor), la cual narra una serie de historias ocurridas en el barrio Las Mercedes (Asunción – Paraguay) y que están conectadas, entre sí, por sucesos milagrosos atribuidos, inicialmente, a un niño (Cosme) que habita en la plaza 14 de julio, junto a una cantidad de personas desplazadas que al igual que los foráneos llegan desde muy temprano para ver al infante y rogar por un milagro. La novela tiene epígrafes acertados y acápites intensos, como el de “los senderos” (capítulo 4) en el que se desarrolla a profundidad el tema de los milagros y sus posibles explicaciones que van desde cuestiones sobrenaturales hasta temas políticos y demonológicos. Mango, nombre bastante curioso, nos inserta en escenarios desconcertantes en relación con los milagros, pues estos se llevan a cabo en personas ajenas a las creencias religiosas, incluso se hacen presentes en el tío y la nieta de uno de los personajes centrales (Felipe Bayón), quien se debate entre la fe y el escepticismo. La novela termina con un giro que el lector no espera, pero que añade a la historia, sorpresa e intriga.

Hablar hoy del tema de los milagros es más recurrente de lo que pensamos. Recientemente, el Papa Francisco I anunció que canonizará, en 2025, a Carlo Acutis, un joven fallecido en 2006 a causa de una leucemia y que es conocido en el mundo como el “influencer de Dios”. Acutis se destacó por usar las redes como una plataforma para propagar la fe católica y documentar los milagros eucarísticos. Su canonización se sustenta en dos milagros aprobados por la iglesia (requisitos que debe cumplir cualquier persona que quiera obtener el título de santo). El primero ocurrido en 2013 en Brasil con la curación de un niño con malformación del páncreas y el segundo con la sanación de una joven italiana que había sufrido un trauma craneoencefálico.

Aunque los milagros suelen asociarse con realidades inexplicables, teólogos como Ariel Álvarez Valdés sostienen que un milagro es algo que genera admiración y no aquello que rompe con las leyes de la naturaleza. Una anécdota del filósofo B. Pascal parece corroborar tal afirmación. Cuenta Pascal que un día esperaba a un amigo, quien al llegar le relató sobresaltado que estuvo a punto de irse a un precipicio con su caballo, pero que gracias a un milagro divino se había salvado. Ante esto, Pascal respondió: “Yo también fui objeto de un milagro. Cuando venía para acá, no me pasó nada”.

En cuestión de milagros, los obrados por Jesús son los más conocidos. Estos se encuentran relatados tanto en los evangelios canónicos como en los apócrifos. Los prodigios iban desde convertir el agua en vino hasta resucitar personas (posiblemente catalépticas). Uno de los milagros más recordados es la multiplicación de los panes y los peces, un acontecimiento que ha sido visto como un acto de magia, pero que en realidad fue un hecho en el que una multitud de desconocidos que escuchaban un sermón de Jesús sobre la importancia del prójimo, se admiraron con las palabras del maestro y resolvieron compartir sus alimentos entre ellos, algo poco usual entre los hombres y mujeres de aquella época, principalmente si no eran familiares o conocidos. He aquí una razón más para validar el sentido etimológico de la palabra milagro, la cual deriva del verbo latino “mirari” y significa admirarse o contemplar con admiración.

Los milagros son pedidos piadosamente por los creyentes. Para conseguirlos, los fieles recitan novenas, peregrinan a santuarios y llevan a cabo rituales para agradar a su santo o intercesor. Los que necesitan curaciones recurren a beatos como José Gregorio Hernández; aquellos que buscan protección y quieren obtener dinero, no muy santamente, apelan a santos populares como el Gauchito Gil (Argentina) o Jesús Malverde (conocido en México como el santo de los narcotraficantes); y otros que desean pequeños milagros, optan por adoptar difuntos N.N, bautizarlos y rendirles culto para que intercedan por ellos en el más allá. Este último es el caso de los muertos adoptados por los habitantes del municipio de Puerto Berrio (Antioquia), una cantidad de historias detalladas por la escritora patricia Nieto en su libro “los escogidos”.

La mayoría de las religiones reconoce los milagros y les atribuye un valor de intervención divina. No obstante, la ciencia sigue la línea del método científico y busca explicar estos hechos, sin lograrlo completamente. Milagros inesperados cómo los contados en la película que lleva el mismo nombre (protagonizada por Tom Hanks y Michael Duncan) dejan anonadados a los espectadores y nos cuestionan sobre la necesidad que tenemos de recuperar una cualidad como la del asombro.

Logoi

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra. Por: Mauricio Montoya y Fernando Montoya

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