Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.
Mauricio Montoya y Fernando Montoya
Entre los diferentes santo(a)s que se conmemoran el 15 de marzo en el santoral católico (Santa Luisa de Marillac, San Raimundo de Fítero, San Clemente María Hofbauer, Santa Leocricia, San Menigno, etc), aparece la celebración que recuerda a Zacarías, pontífice católico del siglo VIII, quien fuera el último papa de origen oriental y Bizantino y al que se le atribuye una alianza con Pipino el Breve, también llamado Pipino III, nombrado rey de los francos, luego de destronar a Childerico III por recomendación del papa, que le manifestó en secreto, cuando Pipino le solicitó consejo sobre el acceso al trono, que “quien lo es de hecho, seálo de derecho”, una cláusula de la doctrina del poder medieval que había predicado Isidoro de Sevilla y que el papa Zacarías expuso al futuro rey para que usurpara el poder.
Zacarías no alcanzó a coronar al nuevo monarca de los francos, pues murió el 15 de marzo del año 752 d.C, dejando el poder de la Iglesia en manos del papa Esteban II (entre ambos papados reinó Esteban I, pero su pontificado fue efímero, ya que solo duró 3 días) que mantuvo las estrategias políticas empleadas por su antecesor (Zacarías) y en el año 756 d.C, coronó a Pipino el Breve como el primer rey de la dinastía Carolingia que gobernaría a los francos; y como contraprestación recibió la donación de grandes extensiones de tierras, que fueron el abono inicial de lo que luego serían los Estados Pontificios.
Tales logros diplomáticos y territoriales, en favor de la Iglesia, no le valieron al papa Zacarías su canonización, pero sí, cuando menos, para ser considerado en el calendario religioso, en el que se evoca la fecha de su muerte.
Pero es de un asesinato, el acaecido tras la conspiración de varios senadores romanos contra Julio César, del que nos interesa hablar hoy. Perpetrado un 15 de marzo del año 44 a. C, del calendario Juliano, que había sido instaurado por el mismo Julio César dos años antes (46 a.C) de ser asesinado, ha sido considerado por muchos historiadores como un hito que dividió la historia de Roma, pues no solo fue cometido el día (idus – palabra que se cree provenía del etrusco īdūs y significaba dividir. Además, al asociarlo con una fecha, se solía definir como un día de buenos augurios) que partía el mes de marzo (15), un día festivo que estaba dedicado al dios Júpiter, sino que significó el inicio de la vida imperial romana que traería al poder a figuras como Calígula, Claudio, Nerón, entre otros emperadores, cuyas vidas están muy bien retratadas en la obra clásica de Suetonio (la vida de los 12 Césares).
Ese día (idus) 15 de marzo era festejado en Roma, al igual que los 15 de mayo, julio y octubre; y los 13 de los meses restantes, pues se consideraban días intermedios del mes y señalaban acontecimientos lunares. Pero el 15 de marzo era un (día) idus especial/festivo, pues en el antiguo calendario romano (no confundir con el juliano ni con el Gregoriano), marzo era el primer mes del año y el 15 se conmemoraba a la diosa Anna Perenna (diosa del año nuevo) y se acostumbraba, desde el día 14, a golpear un anciano, vestido con pieles de animales, hasta sacarlo de la ciudad, un ritual, llamado Mamuralia, que era visto como una forma de expulsar el año viejo o al invierno que terminaba. Además, un 15 de marzo, Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, instigaron para asesinar a Julio César, sembrando el rumor de que aspiraba a convertirse en dictador y así poder censurar al Senado. Julio César no tuvo un papa como el que ayudó a Pipino, pero sí se encontró con un adivino que, en la tragedia escrita por Shakespeare, le advirtió que se cuidara de los idus de marzo.
El 15 de marzo, que no es festivo (feriado) en el calendario Gregoriano– aunque en esta ocasión lo fue por simple casualidad, para los judíos al coincidir con el Sabbath– parece haber sido un día marcado por un “sino trágico”. Un 15 de marzo del año 415 d.C, fue lapidada en Alejandría (Egipto) la filósofa y astrónoma Hipatia; un 15 de marzo de 1939 los nazis invadieron Praga; y un 15 de marzo de 2020 muchos gobiernos del mundo decretaron la cuarentena obligatoria debido al COVID 19.
A pesar de todo esto y aunque existen diariamente aniversarios y conmemoraciones laicas, la mayoría de los días festivos (feriados) que tenemos en nuestros calendarios tienen que ver esencialmente con festividades religiosas. En Colombia, con una población mayoritariamente católica, el gobierno decretó la Ley Emiliani (51/1993), que ampara los días religiosos como festivos y los traslada para los lunes, con el fin de incentivar las actividades turísticas. En países islámicos, por ejemplo, el viernes es considerado el día religioso por excelencia y se recomienda dedicarlo plenamente a Dios y a la oración.
En todos los calendarios del mundo existen fechas festivas, pero, tal vez, ninguna como la que se celebra en la isla de Bali (Indonesia), en donde se dedica un día entero al silencio (fiesta conocida como nyepi que en este año -2025- se celebrará el 29 de marzo), prohibiendo la salida a las calles, el tránsito de vehículos, el uso de la tecnología, la jornada laboral y cualquier otra cosa que perturbe la calma. Quien incumpla estas normas, sea nacional o extranjero, puede ser multado o hasta encarcelado. Tal celebración, para algunos no tan festiva, pero sí dedicada al descanso, es un rito de tradición hindú que sirve para purificar el territorio. Los Balineses creen que ese día, los malos espíritus se confunden al no ver movimiento ni escuchar ruidos, por lo que piensan que la isla está deshabitada y no hay almas para atormentar; resolviendo, entonces, marcharse del lugar. Vale aclarar, que el día anterior al nyepi, se celebra en toda la isla un carnaval en el que desfilan coloridas figuras demoníacas, acompañadas del sonido de campanas y decenas de instrumentos.
Este 15 de marzo de 2025 estuvo precedido por un eclipse lunar total, también conocido como luna de sangre. Nuestros antepasados lo hubieran visto como una premonición y seguro que habrían advertido sobre posibles sucesos prósperos o catastróficos. Hoy, nuestros idus festivos tienen múltiples matices, tantos, que uno de esos, como el día de las madres, en Colombia, es registrado por las autoridades como uno de los días más violentos del año.
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