Logoi – Asunción

Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.  
Mauricio Montoya y Fernando Montoya

El 15 de agosto de 1537, Juan de Salazar y de Espinosa fundó, en territorio de los pueblos guaraníes, Nuestra Señora de la Asunción (hoy capital del Paraguay), una ciudad que sería conocida, en sus orígenes, bajo el título de «Madre de Ciudades», pues desde allí se orquestaron los proyectos de conquista y colonización del sur del continente.

En 1542, Asunción fue testigo de la rebelión de una indígena guaraní (Juliana) que asesinó a su amo e instó a las mujeres indígenas a que hicieran lo mismo. Su osadía le costó la vida a manos del conquistador Cabeza de Vaca.

Durante la época de la independencia, José Gaspar Rodríguez de Francia (protagonista de la novela «Yo supremo», de Augusto Roa Bastos, y de quien José María Vargas Vila dijo que era “un buitre criado en un nido de cuervos”, refiriéndose con estos últimos a los jesuitas) demolió y transformó Asunción; sin embargo, la guerra de la Triple Alianza (1864 – 1870) arrasó la ciudad y solo hasta 1876 fue posible iniciar su reconstrucción.

Uno de los emblemas de esta capital es el Palacio de López, conocido oficialmente como el Palacio de Gobierno, el cual comenzó su construcción en 1867 y fue inaugurado en 1892. Por allí pasaron figuras como Eduardo Schaerer, periodista y presidente entre los años 1912 y 1916; Alfredo Stroessner, dictador por 35 años (1954 – 1989) y el ex obispo Fernando Lugo, quien después de ser elegido como primer mandatario de la nación en 2008, fue destituido por el Congreso el 22 de junio del 2012.

Asunción, la palabra sobre la que escribimos hoy, tiene sus raíces en el campo religioso. Ya desde el siglo VI d.C, en la iglesia cristiana oriental y desde el VII d.C, en la iglesia católica romana, se celebraba esta advocación que sostenía que la Virgen María, madre de Jesús, había sido llevada al cielo en cuerpo y alma. Dicha doctrina se convirtió en dogma de fe el 1º de noviembre de 1950 por prescripción del Papa Pío XII y se conmemora, en el calendario, cada 15 de agosto.

Entre las curiosidades relacionadas con el 15 de agosto, Vincent Cronin cuenta, en la biografía íntima de Napoleón Bonaparte, que la madre del futuro emperador, María Letizia Ramolino, era una fiel devota mariana y que el 15 de agosto de 1769, con los meses de embarazo cumplidos, insistió en asistir a misa, mas apenas había iniciado la celebración sintió los dolores del parto y ayudada por su cuñada, Geltruda Paravicini, tuvo que regresar de inmediato a su casa. La parturienta dio a luz a un varón en el sofá de su estancia. Por otra parte, vale la pena mencionar acá que existe en Moscú, específicamente en la Plaza Roja, un templo que es conocido como la Catedral de la Asunción o de la Dormición, construida durante el reinado del Zar Iván III el Grande y en la que históricamente fueron consagrados decenas de patriarcas de la iglesia ortodoxa y príncipes rusos. Al interior de la catedral existe un icono dedicado a la “Virgen de Vladímir”, una de las más veneradas en toda Rusia.

Pero es su matiz político, el que más protagonismo le ha dado a este concepto a lo largo de la historia. Aunque no es común escuchar decir o leer frases como asunción presidencial, tal expresión nos remite, esencialmente, a la toma de posesión de un mandatario gubernamental, sea esta legítima o no (recordemos que las juntas militares, en muchos países del mundo, asumieron  el poder ilegítimamente).

Solo por referirnos a casos de nuestro continente, las asunciones presidenciales tienen rituales como la imposición de una banda de tela con los colores de la bandera nacional, la entrega de un bastón de mando, como sucede en Argentina, o el juramento sobre la Constitución, como se hace en casi todos los países del continente. Cómo olvidar aquel juramento constitucional de Hugo Chávez, en 1999, cuando dijo: “juro sobre esta moribunda Constitución”.

No obstante, la asunción presidencial requiere de legitimidad, la cual es dada por un órgano político, tal cual pasa en los Estados Unidos con los Colegios Electorales, donde alguien puede ser elegido mandatario sin haber obtenido la mayoría de la votación del pueblo (este fue el caso de Hillary Clinton en las elecciones de 2016 cuando se enfrentó a Donald Trump), o por la elección popular, alcanzando la mayoría de votos en una contienda electoral. Esta última modalidad siempre estará cargada de suspicacias, entre ellas el fraude, del que tanto se habla hoy en Venezuela, y también el cohecho, protagonista en las elecciones de 2006 en Colombia, cuando varios congresistas, entre ellos Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, recibieron prebendas del gobierno de turno, representado por los ministros del interior y justicia, Sabas Pretelt de la Vega; y de salud y protección social, Diego Palacio, para votar en el Congreso a favor de la reforma que avalaba la figura de la reelección presidencial. No resulte extraño, entonces, que esto suceda también como previo a la asunción de cargos provinciales, departamentales, municipales y hasta barriales.

Con estos antecedentes, la etimología latina de Asunción (assumptio) que significa “asumir” o “tomar” queda algo mancillada. Incluso, si aceptamos su significado religioso, explicado en esta columna, tendríamos que decir que cada asunción, en términos terrenales, es una prueba de resistencia para un pueblo que tiene que soportar en cuerpo y alma, el cuerpo y el alma de personajes, no todos, indignos.

Adenda 1: Invitamos a nuestros lectores para que se acerquen a la lectura del libro las urnas contaminadas. Elecciones, fraude y manipulación en la democracia colombiana 1990-2015, del profesor Javier Duque Daza.

Adenda 2: Agradecemos a Manuel Villegas por algunos de los aportes que se encuentran en esta columna.

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Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra. Por: Mauricio Montoya y Fernando Montoya

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