Lo que se dice entre colegas y lo que se publica para el mundo

“La medicina sin empatía se convierte en teatro; y el teatro, cuando se basa en la humillación, deja de ser arte para volverse circo”.


 Entre médicos, como en todas las profesiones, se comenta, se critica y a veces incluso se satiriza. Es parte de lo humano. No somos de mármol. Todos, en algún momento, hemos discutido entre nosotros lo que pensamos en voz alta y eso no está mal, pero no todo se puede decir al público. Pensar distinto, incomodarse con ciertas conductas de los pacientes, o situaciones clínicas que nos llevan a confrontar nuestras creencias políticas, y luego discutirlas con colegas de confianza, incluso con ironía, es parte de la catarsis natural que permite sobrellevar el ejercicio clínico. No estamos obligados a idealizar a nadie.

Lo que sí está mal —profundamente mal— es grabar esas críticas, burlas o comentarios y publicarlos en redes sociales, como si el escenario digital nos absolviera de la responsabilidad de lo que decimos. El reciente video en el que varios médicos, aprovechándose del caso del senador Miguel Uribe para burlarse de las capacidades cognitivas de varios presidentes, pone en evidencia el oportunismo y bajeza a la que hemos llegado. En el video la presentadora —supongo que es médica—, introduce al Dr. Salvador Mattar y al Dr. Edgar Castro como si fueran las estrellas de un show mediático al estilo de Laura en América. Es lamentable no solo por su contenido, sino por lo que revela: la pérdida del sentido de lo privado, de la confidencialidad, de la dignidad del paciente… y de la nuestra.

Uno puede pensar lo que quiera. Puede tener sus convicciones políticas y personales. Pero una cosa es expresarlo en privado, con la libertad del pensamiento crítico entre colegas, y otra muy distinta es convertirlo en espectáculo para alimentar el algoritmo, los seguidores y el morbo de la coyuntura tan delicada que está viviendo un paciente.

Publicar este tipo de contenido no es ejercer la libertad de expresión. Es ejercer la irresponsabilidad profesional. No es catarsis, es espectáculo. No es una opinión, es escarnio.

La medicina sin empatía se convierte en teatro. Y el teatro, cuando se basa en la humillación, deja de ser arte para volverse circo.

P.D. No dude en escribirme sus comentarios a mi cuenta de X @sanderslois

Sanders Lozano Solano

Médico y Cirujano de la Universidad Surcolombiana y Abogado de la Universidad Militar Nueva Granada, es Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Magíster en Educación. Experto en responsabilidad médica, se ha dedicado en los últimos años a su verdadera pasión: la academia y la escritura.

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