En el día pensamos y en la noche soñamos en yo me llamo… y disfrutamos las imitaciones de cantantes con la calificación de la muy experimentada Amparo Grisales. Las noches se hacen cada día más largas y ya no hay la propaganda de limpiarse los dientes y los niños a la cama. En menos de 30 años hemos avanzado en costumbres y las redes sociales nos han modificado hasta el sueño de país que teníamos y que no conocíamos.
Los consejos comunales del expresidente Uribe, nos hicieron más cercanas las fronteras entre un departamento y otro. Antes solo conocíamos por prensa y radio lo que hacían en la zona de distensión de Pastrana y estuvimos tan cerca a los diálogos de la Habana que el turismo a Cuba se volvió una costumbre colombiana.
Soñamos con un país más unificado en leyes, normas y reglamentos, pero solo tienen validez los que decretan para la DIAN y seguir con los impuestos. Ser ciudadano de frontera, es muy distinto a ser colombiano del interior, empezando por capitales y nombrando pueblos alejados hasta del propio entorno de lo que han llamado áreas metropolitanas.
En el día pensamos que Colombia podrá ser potencia con tantos climas para el turismo y zonas tropicales para cultivar y cosechar. Muchos no volvimos a sembrar por miedo a seguir perdiendo con los que llegan a pedir del sustento cotidiano, unos días los elenos, otros días los paramilitares. Nos encontramos que siguen con más persecución de las miles de hectáreas sembradas de coca y marihuana que se vende como arroz en tantos países consumidores. En Riohacha todavía tienen recuerdos de la época marimbera que recrea en una novela Juan Gossain.
El negocio ha favorecido las utilidades de los beneficiados, que en realidad, somos todos los colombianos, que ahora no solo soñamos, sino que se puede conseguir la moto y el carro por el precio tan bajo de importadores y de una economía que no solo depende del petróleo y del café, pero que no queremos reconocer por el descredito internacional que genera la droga que mata y adicta al consumo como tomar Coca-Cola, Whiskys de muchas marcas y cigarrillos de países de Asia.
Los manejos que le han dado a la empresa petrolera de la nación, con los escándalos de Reficar y los balances tan negativos del precio interno del grano de café, llevan a cualquier colombiano a pensar en el día, cómo se adquiere poder adquisitivo para comprar en la noche lo que con café y petróleo, no se compraba hace algunos años atrás? Todo es mirar desde otro enfoque el país que pensamos en el día y el que soñamos en la noche.