Todos hemos pasado por una ruptura amorosa en la que nos han dejado el corazón hecho polvo. Ruedas ese último instante en tu cabeza mil veces y sigues sin comprender lo que sucedió. Como te sientes culpable, albergas la esperanza de enmendar la ruptura pero la realidad es que cualquiera que haya sido la excusa, ya no hay marcha atrás.
No se puede sacar la cara por ninguno de los géneros porque tanto hombres como mujeres acuden a cualquier mentira antes de simple y llanamente decir: “no me siento realmente atraído por ti”, “no me veo contigo por el resto de mi vida”, “no te amo.”
La realidad es que los paisas tenemos pánico a enfrentar la verdad entonces acudimos a evasivas tales como: “Es que no eres tú, soy yo.” ¿Cómo entender que te sacan de la vida de alguien si quien necesita remiendo es el otro? Debe ser un acto heroico que te salva de vivir rodeado de mediocridad.
Y que tal: “Necesito tiempo.” Como Penélope, nos quedaríamos sentados en la estación con nuestro bolso de piel marrón pues ese tren nunca volverá. O quizás te han dicho: “te prefiero como amigo.” Un golpe bajo al ego masculino o femenino pues decirte eso es como quitarte de un tajo toda la testosterona o progesterona. Es como si escucharas que no eres suficientemente macho o hembra.
No estoy preparado para una relación, te mereces a alguien mejor que yo, vives muy lejos, estamos en momentos distintos de nuestras vidas, las cosas no son como antes, necesito tiempo para mí, quiero centrarme en mi trabajo, no quiero hacerte daño….la lista de excusas podría seguir creciendo pero lo cierto es que todas hieren de la misma manera cuando te enteras por terceros o con tus propios ojos que tu ex ya está saliendo con alguien más.
Pero quienes han pasado un trago más amargo son los que han escuchado: “me tengo que ir del país” y “tengo una enfermedad incurable.” Lo chistoso es que, en el primer caso, el viaje fue de ocho días a Disney World y luego cuando se topan dicen que mágicamente pudieron retornar al país y, en el segundo, que no había ninguna enfermedad terminal y que milagrosamente se curaron.
¿Qué estamos haciendo mal para que salgamos con estas historias? En algunos casos, nos lanzamos prematuramente a una relación y no nos damos tiempo de conocer al otro. Por eso no es extraño que cuando haya pasado el furor de los primeros días, uno de los dos sienta que la magia se terminó y es ahí donde vienen las excusas.
En otros casos, hay personas que no entienden que las relaciones cambian y que las mariposas en el estómago se dejan de sentir pero que al madurar se puede igual disfrutar como un buen vino añejo. En otros casos, puede que el amor realmente se haya agotado y que los intereses de ambos hayan tomado distintos rumbos pero es mejor decir la verdad en honor a los momentos vividos.
Devolvamos la cinta. Los dos están frente a frente. Sabes que las cosas no andan bien pues la tensión se siente en el aire (todo suponiendo que el otro tuvo las agallas de hablarte a la cara y no por teléfono, por correo o, peor aún, por Whats up). Con la mirada fija en el piso te dice: “necesito tiempo.” Con las piernas temblando y el corazón en los pies sacas fuerzas de donde no las tienes y contestas: “vaya que me saliste adelante, opino exactamente lo mismo que tu” (lo que tu ego herido quisiera haber dicho). La realidad es que perdieron el interés en ti. Enfréntalo, aprende la lección y sigue tu camino que más adelante alguien puede estar esperándote.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-a-iad.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/t1/1796567_10151937446853683_326852548_n.jpg[/author_image] [author_info]Sandra Gaviria Monsalve Licenciada en Lenguas Modernas de la Universidad Pontificia Bolivariana con Maestría en TESOL de West Virginia University y Maestria en Educación de Maharishi University of Management. Comunicadora Social de la Universidad EAFIT. Ha sido colaboradora de la Revista El Eafitense y publicado algunos artículos en el Periódico el Mundo de Medellín y ADN. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
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