Parece ser que todo ser viviente con nariz ha padecido de la detestable gripa. De ahí que hayamos escuchado de la gripe porcina, gripe aviar o
gripe bovina y del peligro de contagio con los humanos. Pero refirámonos en esta ocasión a la simple y llana gripa humana, a esa que se transmite con el estornudo de otro pasajero en el bus, metro, ascensor o cualquier espacio cerrado en el que nos fruncimos del terror ante el inminente contagio.
Una vez contagiados, algunos se echan al dolor y comienzan a tomar más agua que de costumbre y a tomar agua de panela con limón. Pocas personas tienen la precaución de ponerse un tapabocas cuando salen a la calle o de lavarse bien las manos cada que se las llevan a la boca para cubrir el estornudo. ¡Quién sabe cuántas manos habremos estrechado en nuestras vidas después de una erupción de saliva!
Pero es que a nadie han puesto en cuarentena por tener un simple resfriado, por eso en los colegios y oficinas, el virus da la vuelta completa. Los adultos llegamos con el paquetico de pañuelos desechables y cara de tragedia y los niños van por ahí chorreando mocos y sin ganas de brincar.
Ante ese panorama, los más prácticos se auto-medican con antigripales y pastillas de vitamina C, los bohemios y machos toman un trago de ron con jugo de limón y otros más puristas ingerimos recetas de abuela con productos naturales. Que miel con ajo y cebolla, que hoja de brevo, con flores de sauco, miel y limón, que jengibre, limón y miel, que sábila con miel y limón o, el más reciente, extracto de equinacea mezclada con propóleo.
Para complementar, algunos acuden a las vaporizaciones de eucalipto, lavados de nariz con solución salina, ungüentos calientes en el pecho y gárgaras de té verde. Para dormir, una buena piyama caliente, gorro para que la cabeza no se enfríe y la cobija más peluda porque la idea es sudar la gripa.
Quienes corren la fortuna de vivir con abuelas, tías y madres querendonas, además de recibir la dosis matutina y vespertina de bebidas calientes, son alimentados con un sustancioso caldo de gallina que en esos momentos da alivio no solo a la garganta sino al espíritu.
Recientemente, nos hemos visto bombardeados por un centenar de complementos vitamínicos y obviamente, los que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico ayudan a prevenir la detestable gripa. Entre los más recomendados están la muy conocida vitamina C y el zinc pero, como ayudan es a prevenir, lo indicado es ingerirlas de manera permanente y no cuando el virus ataca.
La medicina homeopática también aporta su granito de arena y recientemente se ha popularizado el Oscillococcinum homeopático, unas pequeñas grageas dulces hechas de extracto de hígado y corazón de pato de Berbería ¡guácala!
Todos le tememos a la gripa y estoy convencida de que la famosa vacuna antigripal no sirve de mucho por lo que personalmente, prefiero remedios caseros, descanso, cero de ejercicios y comida sana… ¡como botica en casa!
[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-a-iad.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/t1/1796567_10151937446853683_326852548_n.jpg[/author_image] [author_info]Sandra Gaviria Monsalve Licenciada en Lenguas Modernas de la Universidad Pontificia Bolivariana con Maestría en TESOL de West Virginia University y Maestria en Educación de Maharishi University of Management. Comunicadora Social de la Universidad EAFIT. Ha sido colaboradora de la Revista El Eafitense y publicado algunos artículos en el Periódico el Mundo de Medellín y ADN. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
5 Comments