El paso del tiempo es inevitable y con cada año que pasa nuestro cuerpo se envejece aunque nos sintamos jóvenes de espíritu. Es precisamente por el aumento en los dígitos que algunas personas dejan de encontrarle el encanto a celebrar el cumpleaños y gustan de una celebración menos pública.
Hasta cierta edad celebramos con fiestas pero llegamos a una etapa de nuestra vida en que nos celebran con una misa para agradecerle a dios un año más de vida. ¿Cómo? ¿Amaneció? Como si estar aún con vida fuera un milagro divino.
La pompa con que algunas personas celebran también depende de la familia pues hay padres que desde que sus pequeños ni siquiera tienen uso de razón tiran la casa por la ventana y cada año, como mínimo, invitan a los amiguitos a partir una torta de repostería – hace un par de décadas era muy común que las mamás compraran un ponqué Ramo o hicieran una torta casera.
También hay familias más austeras o relajadas con el asunto que dan un abrazo de felicitación y con el pasar de los años, hasta olvidan la que para otros es una fecha memorable.
No faltan los amigos que están anunciando su cumpleaños un mes antes para asegurarse que sus más cercanos no le harán un desaire, y mejor aún si incluye una ‘fiesta sorpresa’. También tenemos el amigo que nadie sabe en qué fecha nació, y si por accidente alguien lo descubre, se pierde ese día de la faz de la tierra y bloquea mensajes en Facebook para que nadie pueda publicar en su muro.
Cual estrella de Hollywood, hay quienes tienen agendada toda la semana: el almuerzo con los del colegio, la comida con la familia, la rumba con los del trabajo, el brunch con los del gimnasio, el algo con los amigos de infancia, recorrido de shots con el mejor amigo y cena romántica con la pareja.
Hay mujeres, y algunos hombres, que se dan como regalo un día de spa. Como no se cumple años sino una vez cada 365 días, estas personas buscan regalar a su cuerpo una exfoliación con hidratación para renovar la piel o un masaje para relajar cada músculo corporal.
Existen muchas opciones para los cumpleañeros: cruceros y viajes de aventura, fiestas temáticas, con recreacionistas, con karaoke, con miniteca, de disfraces, con piñata, con papayera, vallenata, con serenata, con cata de vinos, con banquete, coctel, o simplemente, la reunioncita en la casa con los amigos… mejor dicho, hay de donde escoger según el gusto y el bolsillo.
Si de celebrar en una finca se trata, podemos recibir un baño de huevos y harina en la cabeza y celebrar con un buen asado o una picada. Si nos quedamos en la ciudad, que no falte la ida a una heladería para reclamar el helado gratis o la invitación a uno de los tantos restaurantes que se suman a la oferta gastronómica de Medellín.
Los acompañados, siempre podrán ser sorprendidos con las mañanitas, el desayuno en la cama o a domicilio y flores. Para los solos, es válido comprarse un regalo y hacer un brindis. Sea cual sea la celebración, es tradición tener una torta antes nuestros ojos para apagar las velas y pedir un deseo.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-a-iad.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/t1/1796567_10151937446853683_326852548_n.jpg[/author_image] [author_info]Sandra Gaviria Monsalve Licenciada en Lenguas Modernas de la Universidad Pontificia Bolivariana con Maestría en TESOL de West Virginia University y Maestria en Educación de Maharishi University of Management. Comunicadora Social de la Universidad EAFIT. Ha sido colaboradora de la Revista El Eafitense y publicado algunos artículos en el Periódico el Mundo de Medellín y ADN. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
A mi me regaloron unos cupcakes