Antología Gris, es un libro que conjunta tres voces poéticas mexicanas, con estilos distintos y maneras de expresar su sensibilidad, a través de cada poema.
En esta obra participan Mara Orozco Irigoyen, Roberto González (El viejo del costal) y Francisco Javier Hernández M, quien también realizó la tarea de antologador.
Sobre Roberto González Castro (El viejo del costal):
Es originario de Gómez Palacio, Durango. un emigrante de su tierra natal que se ha radicado en una de las ciudades más sufridas y estrujadas de la frontera norte de México: Juárez. El viejo del costal, como se le conoce públicamente, es un poeta del pueblo. En este poemario le canta a la vida y le canta al amor.
A la primera lectura sus poemas, frescos y originales, estrujan el alma.
Sobre su obra más destacada ¿Me olvidas? Roberto, nos contó:
«Este poemario fue realizado con algunos de mis poemas y cartas (no enviadas) que, con mis sueños, dormido o despierto, he escrito. Espero que sean de su agrado. Déjenme decirles que solo son nudos de garganta desatados con mi pluma, quizá son gotas de lluvia o noches de luna convertidas en letra».
¿Por qué escribir poesía?
Considero que vale la pena escribir poesía, porque ella siempre nos salva, hace a la realidad menos desalentadora y en toda época, la poesía es un vehículo catártico para el poeta.
En sus redes sociales siempre saludo: Buenos días a todas, menos a una. ¿A quién se refiere?
Cuando digo, buen día a todas, menos a una, es porque a esa la saludo personalmente primero que a todas.
https://instagram.com/roberto_viejo?igshid=MzRlODBiNWFlZA==
Llegabas mientras el sol se recostada en las montañas, traías la culpa al lado del perfume de tu cuello, me dabas un beso apretado y luego decías, «hola desalmado»
¿Cómo, como, dime, como hacemos consciente a la culpa?
Te abrazaba por la cintura y mis manos bajaban a tus caderas.
Disfruta el momento, la vida es ahora, los lunes el diablo duerme y la culpa no cabe en los recuerdos.
Aquí no es talpa, pero el polvo que viene del sur es tan pesado como la culpa,
Bésame otra vez y no me cuentes el día, dime si vendrás mañana a refugiarte, a refugiarnos.
El Viejo del Costal.
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