Con el final de las vacaciones escolares, comienza un nuevo vía crucis para los padres, la compra de uniformes y lista de útiles para el regreso a clases.
Recuerdo de pequeña lo que significaba para mí la vuelta a clases. Reencontrarme con mis amigos y compañeros, mis maestras y maestros toda una emoción embargaba mi corazón a medida que se acercaban los días; forrar los libros y cuadernos, bulto y lonchera nueva, la ilusión del estreno de uniforme y ese olor característico que tienen los útiles cuando están nuevecitos. Ahora siento una enorme tristeza al ver cómo ha cambiado todo, como crítica situación económica arrebata a nuestros hijos, sobrinos y nietos eso tan bonito que significa para un muchacho su primer día de clases.
La vuelta a clases en Venezuela se ha convertido en una especie de tragedia familiar, en una angustia, en un sacrificio de marca mayor para los padres y madres de familia que deben sortear un sinnúmero de dificultades para alcanzar como única meta la adquisición de los uniformes, libros de texto y útiles escolares, es decir, conseguir la lista completa que le han solicitado a sus hijos en el colegio es una tarea dura y hasta heroica, diría yo. La situación es tan grave, que en muchos casos genera insomnio, sobre todo porque dicho sea de paso, el salario mínimo no alcanza para colmar las necesidades básicas de la familia, mucho menos dará para cubrir estos gastos que se avecinan en los preparativos para el inicio del nuevo año escolar.
Y es que el mercado de uniformes, libros de texto y útiles escolares no escapa al problema de escasez que sufrimos en el país. La grave crisis económica también se ve reflejada allí. Es así como ferias escolares, librerías y papelerías se encuentran abarrotadas de representantes que entran y salen no solo en la esperanza de encontrar lo solicitado, sino además buscando “la Oferta”. La realidad es que estos establecimientos no se dan abasto para atender la demanda de esta temporada, las estanterías se encuentran a medio llenar y los comerciantes o vendedores reciben la mercancía a “cuenta gotas”, porque la oferta de útiles escolares es limitada. Por si fuera poco, no se consiguen cuadernos doble línea ni cuadriculados, resmas de papel, lápices y creyones, marcadores, resaltadores, hojas de examen, tirro, cartulinas, plumillas, ni plastilinas, la gama de escasez es bastante amplia realmente. Pero lo insólito es que tampoco se consiguen los libros de texto escolares.
Todo esto va acompañado de un segundo aspecto de más gravedad aun: los costos. Los precios hacen casi imposible de cubrir el total de artículos de la lista, teniendo un costo aproximado de entre 6.000 y 10.000 BFs, el incremento en comparación con el año pasado es de un 75% aproximadamente, independientemente del grado o año de que se trate, esto sin incluir el valor de los uniformes, los cuales están fuera del alcance de muchos por insuficientes y escasos.
Y nos preguntamos: el gobierno, el régimen o quienes dirigen el país, donde están mientras esto ocurre ¿qué medidas han tomado? Pues lo de siempre, bien gracias. La asignación de divisas para este sector ha resultado francamente insuficiente, la cruda verdad es que la irresponsabilidad también se hace presente aquí, pues la realidad es que no se tomaron las medidas o previsiones oportunamente y ahora ya es poco lo que se puede hacer para palear la situación y cubrir de algún modo, la demanda porque el proceso de importación tiene sus tiempos.
La consecuencia lógica de esta situación, tomando en cuenta lo luchadores que somos los venezolanos, además de lidiar con la inflación todos los días, el colmo pues es que también debemos lidiar con la escasez de lo escolar. Todo lo cual genera además, consecuencialmente, un ajuste de precios más allá de lo imaginable. La tarea es dura, pero se trata de nuestros hijos, el futuro de la patria, por lo que nos crecemos en la dificultad y aunque molestos, resignados comenzamos nuestro peregrinaje por cuanto establecimiento comercial que expenda estos ansiados rubros, indispensables para el desarrollo intelectual de nuestras criaturas, no solo en un esfuerzo por intentar encontrarlos, sino además, por conseguirlos a un precio accesible al bolsillo ya tan golpeado por esta situación de crisis generalizada que nos desborda a todos y que a los hechos me remito, no tiene importancia para quienes tienen la responsabilidad de manejar los destinos del país.
La letra con sangre entra, quizás nos hace falta atravesar por estas cosas para entender finalmente lo que nos está pasando. La verdad es que a los venezolanos de hoy día, nos toca sortear las dificultades con valentía, paciencia y con mucha con fe entendiendo que el aprendizaje en Venezuela es costoso, no solo por la inversión económica que involucra, sino además por las penurias por las que debemos pasar para ofrecerles a nuestros hijos, las herramientas o instrumentos que requieren para poder alcanzar sus sueños, sus metas a futuro en términos de formación y educación escolar e integral de calidad que se merecen como ciudadanos. Ahora bien, tan solo porque la educación es un derecho constitucional, pero más allá de esto, porque se trata de un derecho humano fundamental que estamos obligados a exigir y defender. Que Dios nos acompañe en esta dura tarea y ojalá muy pronto, regrese esa alegría de otrora cuando éramos felices y no lo sabíamos.
@mauxi11
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