“El control de los grandes clanes políticos y económicos sobre las tradicionales empresas productoras de información ha conseguido esconderle la cola al diablo -para que no se la pisen entre ellos- y quitarle la aureola a más de uno.”
En Colombia es común que al Diablo le abran un espacio en la televisión pública para dirigirse al ciudadano; es común que despojadores de tierras mediante la violencia decidan sobre los POT y los usos del suelo; es común tener un familiar -o ser el accionista mayoritario- de algún gigantesco medio de información para producir información tan transparente como el petróleo. Aquí, en el país del realismo macabro, donde los dirigentes van a los pueblos ataviados de trajes tradicionales y plumas vistosas para conseguir cuórum electoral -pero jamás vuelven, quedando solo el polvo y el olvido- la clase dirigente se representa a sí misma a modo de prometeos; consideran haberle revelado los secretos del fuego a los mundanos; se consideran portadores de las virtudes más elevadas; representantes de la moral más pura.
Pero, acá entre nos, por fuera de la influencia de los relacionistas públicos elegidos por sufragio universal que hoy dormitan en el congreso, dejando de lado los panegíricos clientelistas de los grandes medios de información que circulan matinalmente y en horario estelar, pasando por alto la apologética de los intelectuales de la patrística que han conseguido sus puestos y prebendas abdicando de su juicio crítico, deslindándose de una oposición política que se reduce nada más que al convite, el referendo y la reunión social, esa clase dirigente no es más que un colosal Epimeteo.
Epimeteo era hermano de Prometeo; era un demiurgo estúpido que en su afán de actuar -y sin conocimientos con los cuales resolver las situaciones problemáticas- ocasionaba percances, ya que solo podía reflexionar sobre las consecuencias, no anteponerse a ellas; no invento nada porque su inteligencia limitada solo podía aprehender los hechos luego de que estos hubiesen sucedido. Es un ser que en su incapacidad de crear solo hacen mal; como diría hesiodo en su Teogonia: han traído la peste, el hambre y la guerra para poner fin a la raza como castigo por haber robado el fuego a los dioses.
La clase dirigente considera a ver convertido en oro lo que tocan, como Midas, pero la realidad es que todo lo que tocan lo convierten en mierda y a colombia en un muladar.
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