De las invasiones sugeridas a las invasiones posibles

«Los militares venezolanos deben estar muy mal para que al Presidente le asusten las declaraciones de alguien que carece de poder caso Uribe»

Por:

Virginia ContrerasAbogada, experta en Seguridad.

Fuente: www.notiminuto.com

 

Hace menos de 24 horas el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anuncio al país la firma de un “nuevo decreto de Estado de Excepción para enfrentar amenazas de golpe de Estado y guerra  económica por parte de la derecha en Venezuela y Estados Unidos”.

En la misma alocución, el mandatario igualmente afirmo que “tuvo que tomar la medida porque un grupo de opositores, junto al gobierno de Estados Unidos y al ex presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, apoyarían una intervención militar estadounidense a Venezuela. Factores extranjeros están pidiendo en Washington una intervención de un ejército en Venezuela».

Como era de esperarse, esta situación prendió nuevamente las alarmas, en un país que con solo encender un fosforo sería capaz de explotar. A partir de ese momento han sido innumerables las declaraciones, y mensajes que se han suscitado con tan aparente descabellada declaración, así como respecto a las consecuencias que para el país eventualmente podrían suscitarse con la aplicación de un Decreto de Estado de Excepción.

Lo primero que tendríamos que decir al respecto, es que realmente nadie conoce el contenido del famoso decreto como para tener una opinión clara respecto a las limitaciones que de su aplicación se derivarían, más aun cuando de acuerdo al texto constitucional, el documento debe de ser enviado a la Asamblea Nacional para su consideración y aprobación, y a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, para que se pronuncie sobre su constitucionalidad.

Es evidente que cualquier medida que menoscabe los derechos fundamentales de los venezolanos, aun aquellas basadas en verdaderas amenazas de potencias extranjeras, si fuera el caso, como ha sugerido el Sr. Maduro, en cualquier circunstancia en que  fuere dictada, -más en un ambiente turbulento como el que se vive en Venezuela-, debe causar por lo menos preocupación.  Pero esa preocupación no puede convertir a quienes legítimamente la padecen, en instrumentos de un régimen que a estas alturas no tiene nada que perder.

Esta situación, en donde a cada acción ejecutada por el gobierno bolivariano se produce una reacción, indistintamente del derecho que asiste a cada cual a opinar libremente sobre lo que le parezca, nos lleva a hacer dos consideraciones. La primera se refiere a la realidad del país en la cual, sin necesidad de anunciar decreto alguno, los habitantes han estado viviendo un “Estado de Excepción” desde hace 16 años. Si nos dejamos llevar por lo que la Constitución bolivariana refiere sobre la definición de este,  las situaciones especiales que deben ser consideradas para tomar una decisión como la anunciada por el gobernante como la:   “…perturbación grave del orden interno, guerra exterior, guerra civil, invasión, o cualquier otro peligro considerado muy grave”,  han venido existiendo desde hace mucho tiempo.  La invasión del país por fuerzas externas se ha producido en el territorio, por parte de las fuerzas cubanas  desde prácticamente los  inicios del régimen. El orden interno ha estado perturbado igualmente desde la misma época, debido a la destrucción paulatina del estado de derecho  por parte del Gobierno Nacional. La criminalidad se ha convertido en un instrumento de exterminio  de la población, sin que exista ninguna institución del Estado a la cual acudir en  auxilio. La escasez de los productos de primera necesidad, alimentos y medicinas, la pésima situación en la cual se encuentran los hospitales, por mencionar algunos casos, así como la inflación galopante,  han creado un clima tal, que no sería descartable la producción de una guerra civil, o por lo menos una revuelta popular.

De allí que antes de pensar en buscar culpables entre nosotros mismos, o denigrar de opiniones de personalidades extranjeras, deberíamos pensar lo mal que deben de estar  las fuerzas armadas venezolanas para que su Comandante en jefe tenga que reconocer que le asustan las declaraciones  de un ex presidente que carece de mando.

La segunda consideración se refiere a la constante mención del  mandatario venezolano, respecto a la inminente invasión al país por parte de las fuerzas militares estadounidenses.  Lo preocupante de esta situación, no es que el Presidente Maduro se las crea, sino que sean los propios venezolanos, que a falta de esperanza por una solución interna, se nieguen a entender que si hay algo en lo cual no tiene interés el país del norte es a la confrontación bélica con algún otro gobierno del mundo, más aun en pleno proceso preelectoral, y sobre todo cuando esta tan fresco el error que implico la invasión a Irak, con las consecuencias que debido a esto dieron origen a la creación del grupo yihadista, conocido como “Estado Islámico”.  Si a esto le unimos la política exterior del Presidente Obama, basada en aquel principio del “poder blando” creado por Joseph Nye, mediante el cual los Estados Unidos, en vez de exportar guerras prefiere exportar sus valores y cultura como medio de atracción, y cuyo mejor ejemplo para los incrédulos lo está viendo el mundo en el caso de Cuba, mal podríamos nosotros  seguir guardando esperanzas, aun las más ligeras, respecto a que serán otros, y no los venezolanos, los que irán a salvarnos.

Somos Ciudadanos Venezuela

Somos ciudadanos es un movimiento de venezolanos demócratas independientes en busca de retomar los derechos ciudadanos y promover la democracia en Venezuela y Latinoamérica. Nuestra misión es divulgar la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela, así como la diaria violación de la Constitución Nacional. Difundimos opiniones acorde a nuestros valores ciudadanos y buscamos la interacción masiva con ciudadanos del mundo usando las redes sociales. El objetivo final es retomar la paz y la democracia en nuestra Tierra de Gracia, VENEZUELA.

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