“Estas son las horas más oscuras de la Patria y es deber de cada colombiano defenderla hasta las últimas consecuencias. Colombia NO le pertenece ni a Gustavo Petro.”
Bajo el gobierno del presidente Gustavo Petro, Colombia atraviesa por el sendero más oscuro y peligroso de toda su historia. La nación no tiene un Comandante en Jefe, tiene a una persona que se preocupa por satisfacer sus ambiciones personales.
Como nunca, el gobierno del “cambio”, es el autor de los más graves y cínicos escándalos de corrupción donde el dinero de cada colombiano lo utilizan para pagar favores electorales y para despilfarrarlos en viajes y cocteles.
Lo que criticaron Petro y sus áulicos en campaña está pasando en su gobierno pero en cantidades astronómicas. En campaña Petro y la izquierda tenían la solución a todos los problemas, ahora que son gobierno tienen todas las excusas y, lo peor, son los autores de muchos problemas que azotan a la Patria.
El gobierno Petro llegó al poder con una promesa bastante rimbombante, la de hacer un cambio y la cumplió. Si bien es cierto, los gobiernos precedentes al actual tuvieron y fueron autores de muchos problemas, la Patria seguía progresando en todos los frentes, por ejemplo, en seguridad y economía.
Cumpliendo la promesa de campaña, la de hacer un cambio, Petro desarticuló y/o desmanteló a las Fuerzas Armadas, con esto, los grupos criminales tomaron más fuerza y, al día de hoy, son prácticamente los dueños de Colombia. El cambio de Petro fue para mal.
Todo, absolutamente todo, Gustavo Petro lo hace para acabar con Colombia. En un inicio pensé que eran sus políticas trasnochadas y nostálgicas, pensé incluso que quería parecerse a Joseph Stalin, es decir, convertirse en un Stalin bananero, pero creo que el agua no corre por ahí. Hay algo peor.
Pienso y creo – ojalá me equivoque – que Petro quiere ver arder a Colombia, que los colombianos se enfrenten a sangre y fuego por defender unas ideas que hacen apología a la miseria y a la muerte. El objetivo de Petro es acabar con Colombia, que los colombianos se enfrenten en una guerra mientras él se sienta a tocar la lira como Nerón.
Por otro lado, creo que Petro quiere hacer que el andamiaje institucional, republicano y democrático de Colombia implosione desde adentro. Es decir, que a partir de decisiones interna se cree el clima para que otros sectores “hagan algo” en contra de su gobierno.
Ese cuento del que habló hace meses del “golpe blando” es la escaramuza retórica para ocultar un plan siniestro que pondrá en grave peligro la vida de la República de Colombia. El golpe blando o duro lo está promoviendo el mismo Gustavo Petro.
Petro está forzando una ruptura institucional. Él se cree un Allende, él quiere convertirse en una especie de “mártir” y así quiere que lo recuerde la historia. Colombia y sus instituciones NO pueden caer en ese juego para satisfacer los deseos más oscuros de Gustavo Petro.
Ataques al Congreso, a las Cortes, a la prensa, a los opositores, a los ciudadanos que osan criticarlo, a los gobiernos extranjeros con ideología diferente a la suya y hasta a sus aliados cuando lo increpan por su ineptitud. Gustavo Petro podrá ser lo que se nos imagine MENOS un demócrata, Petro es un pichón de dictador.
El reto es grande y nada sencillo. Es deber de todos los colombianos superar este camino oscuro y salir de él cuanto antes, es por eso por lo que hay que derrotar electoralmente a la izquierda en Congreso y presidencia en 2026. No podemos quedarnos durmiendo sobre laureles mientras el país se quema poco a poco gracias a un pirómano compulsivo.
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