“Estoy a favor de la verdad, la diga quien la diga. Estoy a favor de la justicia, a favor o en contra de quien sea”. Malcolm X
Es inevitable no pensar en los efectos que genera en un individuo el hecho de ser testigo o sufrir en carne propia la violencia ya sea física, verbal o psicológica de un grupo armado, una guerrilla, un grupo paramilitar, algunos agentes del Estado, su vecino, su pareja o incluso alguien de su núcleo familiar.
La justicia como bien se evidencia en La República de Platón depende de las distintas perspectivas de bondad o maldad que tenga un sujeto. En un país como el nuestro, lleno de tinta roja en su memoria es toda una utopía para algunos o un sueño en construcción para otros el papel de la reconciliación. Por esta razón, vale la pena analizar el papel que juegan las emociones y los sentimientos en lo relativo a la Justicia como bien ulterior del hombre.
Muchos opositores al Acuerdo de Paz dirán que “someter” a las víctimas a tener que ver y escuchar a sus victimarios es un vejamen, en tanto, ellos sometidos a solamente tener que narrar los hechos, recordar víctimas, acatar o no los relatos de los primeros puede ser somero o algo inconcluso.
De otro lado, quienes apoyan la construcción del tejido social a través de mecanismos de justicia restaurativa, mencionan que el papel de la Jurisdicción Especial de Paz – JEP permitirá dar el paso de la venganza al perdón, del odio a la Justicia; y sobre todo el esclarecimiento de la verdad histórica que cuan necesaria es para Colombia como Nación.
Pero luego de todo esto, cabe reflexionar ¿Cabe las emociones en la Justicia?
Regla general el Derecho Penal entiende que en un juicio no debe existir una valoración subjetiva a través de las emociones, esto en mayor medida para el Juez, quien para algunos afectaría la imparcialidad del juicio. Así mismo muchos penalistas sostienen que la víctima no tiene siquiera por qué estar dentro del juicio. De otro lado valdría preguntarse:
¿La empatía de las víctimas es necesaria en el papel de la Justicia real y efectiva?
Todo lo anterior se menciona porque en el papel de la Justicia Transicional que inició el Estado Colombiano en aras de construir un nuevo camino en el trabajo de empezar a limpiar esa tinta roja a veces imborrable; el papel de las emociones y la justicia es vital para los efectos si se quieren consecuencias reales y efectivas en esta labor titánica.
El filósofo Jürgen Habermas en su texto Teoría de la Acción Comunicativa menciona que los Actos humanos están cargados de subjetividad a través de la individualidad del lenguaje; en este entendido la Racionalidad del sujeto más el Subjetivismo van en una relación completamente indisoluble.
Ante esto, emociones como la venganza, el perdón y la justicia son variantes bastantes comunes en las conductas humanas derivadas de sus consecuencias lógicas y fácticas.
Pondré un ejemplo: Si a un sujeto que va junto a su madre por una avenida principal en una ciudad, otro se acerca y dispara frente a él generando de manera instantánea la muerte por un impacto en la cabeza de su madre vamos a tener una emoción instantánea ante ese hecho.
De otro lado si cambiamos el ejemplo, mencionando que ese mismo sujeto está en su casa viendo la televisión y recibe una llamada sobre este mismo hecho, muy seguramente la emotividad del hecho será instantánea pero con un grado de subjetividad diferente sobre el victimario.
Las emociones son tan necesarias como la justicia en el papel de los hombres, no podemos avanzar hacia el futuro si no tejemos el pasado a través de alternativas propias de la humanidad.
El debate queda a disposición de quien quiera complementar o deliberar sobre el papel de las Emociones y la Justicia.