«Las distancias», un libro que nos acerca a todo lo que somos

Sergio Ocampo Madrid en la Librería Lerner, autor de la obra “Las distancias” sobre la vida de Luis Alfonso Galán Corredor, hijo mayor no reconocido del dirigente político Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989 por el narcotráfico siendo el candidato más opcionado para ganar la Presidencia de Colombia en las elecciones de 1990. Fotografía: El Heraldo.
Sergio Ocampo Madrid en la Librería Lerner, autor de la obra “Las distancias” sobre la vida de Luis Alfonso Galán Corredor, hijo mayor no reconocido del dirigente político Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989 por el narcotráfico siendo el candidato más opcionado para ganar la Presidencia de Colombia en las elecciones de 1990. Fotografía: El Heraldo.

Sergio Ocampo Madrid regresa con su característico estilo narrativo descriptivo hasta ser inquisidor en el detalle conocido tanto en su ejercicio literario de ficción como en su narrativa periodística con una historia actual, coyuntural pero que está lejos, pero muy lejos del morbo, la polémica o cualquier tipo de extremismo. Todo lo contrario, nos presenta a un hombre de carne y hueso, real, humano, amoroso; tan parecido a lo bueno y el deber ser del colombiano que recupera sus valores nacionales, pero tan lejos del resentimiento, la violencia normalizada producto de ese resentimiento y la incapacidad de reconocer errores, pedir disculpas y seguir adelante del colombiano promedio. Luis Alfonso Galán Corredor, es más que un hombre común hijo de un prohombre y una mujer realmente empoderada, el retrato de lo que somos.

Sergio Ocampo Madrid en la Librería Lerner, autor de la obra “Las distancias” sobre la vida de Luis Alfonso Galán Corredor, hijo mayor no reconocido del dirigente político Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en 1989 por el narcotráfico siendo el candidato más opcionado para ganar la Presidencia de Colombia en las elecciones de 1990. Fotografía: El Heraldo.

OPERA PRIMA DE CRÍTICA LITERARIA

Una de las razones por las que amo colaborar para Al Poniente de Rionegro es precisamente porque me ha permitido expresar diferentes contenidos desde la columna de opinión pasando por la entrevista y ahora pasando a la crítica literaria. A partir de septiembre y una vez al mes, recomendaré desde Bogotá y teniendo en cuenta los autores que exponen en el escenario de La Tertulia Literaria de Gloria Luz Gutierrez (recientemente celebró sus veinte años), mujer de la cultura colombiana que ha brindado su casa como un escenario de paz, convivencia y construcción de pensamiento, además de brindar a través del Premio Nacional de Poesía (que ya va por su novena edición)  un espacio para premiar la creatividad de las nuevas generaciones de poetas y poetisas colombianos -siendo el premio de poesía mejor pago monetariamente de América Latina-, preservando el legado de la maestra María Mercedes Carranza.

En esta oportunidad, inauguramos el espacio con un libro pertinente para esta época electoral, ya que siempre mis temáticas en este gran medio han sido sobre política, pero esta vez, desde las ciencias del espíritu, nombre algo pretencioso para las artes, vamos a ver el mensaje de “Las distancias”, narración desde la perspectiva de narrador única de Sergio Ocampo Madrid -crítico a muerte de la primera persona en la narración literaria desde su cátedra, antípoda conceptual de figuras como Fernando Vallejo, su mayor exponente dentro de la literatura colombiana contemporánea- de la óptica de Luis Alfonso Galán Corredor, hijo mayor tardíamente reconocido del dirigente político Luis Carlos Galán Sarmiento.

Tranquilos, que no habrá spoilers.

FICHA TÉCNICA

Editorial: Fondo de Cultura Económica-FCE
Colección Tierra Firme
Dimensiones: 23*17 cm
Páginas: 201
Una edición y una reimpresión
Precio: $41.400 (US$ 10.08 aproximadamente)

APUNTACIONES CRÍTICAS

 La crítica debe generar lecciones de vida que muestren una forma de ver la vida alternativa a las formas que pueden ser repetitivas o erróneas frente a la funcionalidad social de los individuos y comunidades. Así que las apuntaciones críticas

  1. LA ÉTICA PROFESIONAL DEBE SER MUTUA EN LA LITERATURA

 El eje de la historia, es que precisamente no es una historia común hecha desde la perspectiva y visión del mundo del colombiano promedio -tan corta de miras sin distingo de su condición económica, que para muchos es la única razón de sus vidas-. Esta perspectiva conformista y de un chauvinismo falso ha sido la raíz de un montón de mitos y verdades pseudocientíficas que han construido negativamente nuestra idiosincrasia: desde presumir falsamente que tenemos el himno más bonito del mundo sin demostrar que ranking internacional lo comprueba, o la mentira de que Bogotá fuera alguna  vez la “Atenas de Suramérica” -aunque tal vez la ciudad actual desde la Administración que llegó al poder en 2020 la convirtieron en las ruinas de Atenas antigua-. Esas mentiras son graves, porque en el inconsciente colectivo justifican en la microgerencia del ámbito privado familiar y personal crear mentiras comunes válidas para crear una falsa empatía.

La mayor prueba de lo anterior, es esa gigantesca mentira de que todo el mundo tiene un artista en la casa. Gracias a ese tipo de farsas convencionales, la televisión ha sido arruinada con reality shows de imitadores de cantantes que pasan al olvido en menos de un año después del programa, o con políticos que en campaña de la noche a la mañana se creen escritores y pontifican -ellos a través de empleados de sus oficinas sobornados o amenazados, o con escritores fantasmas contratados, gremio al cual he pertenecido- de lo divino y humano, para llegar al poder a hacer todo lo contrario.

En las conferencias en Bogotá que Sergio Ocampo ha presentado Las distancias ha dejado en claro que la principal razón de aceptar el trabajo de llevar a la literatura desde la narrativa periodística -especialidad en que es maestro indiscutible en nuestras letras locales- ha sido porque el protagonista, Luis Alfonso Galán Corredor no tenía ningún tipo de interés económico ni de revanchismo en contra de nadie. Simplemente quería contar su historia, su verdad y dejarla a la posteridad como un aporte a la memoria, a su conciencia, y tal vez a la Historia, a esa que se escribe con H mayúscula de los libros oficiales, donde parecieran no tener cabida personajes como Luis Alfonso mismo, como María Isabel, su señora madre que con su tenacidad y carácter logró sobrellevar una vida muy difícil sola con un hijo en Bogotá, como usted y como yo.

“Mi viejo se inmoló por convicción, por hastío, por ser consecuente, y hasta por soberbia. Mejor ser símbolo que ser presidente.

Y María Isabel se inmoló a su manera, renunció a cualquier proyecto de vida, por modesto que fuera, descartó ser feliz a conciencia, por lealtad, pero también por protesta; imposible querer a alguien más. De estos grandes seres pequeños también está plagada la historia, aunque nunca se ha escrito casi nada de ellos”.

(Las Distancias, Sergio Ocampo Madrid. FCE, 2023)

 Luis Alfonso es el símbolo de eso que aún no está perdido en la sociedad colombiana a pesar de todo: la ética profesional y la decencia. Y Ocampo Madrid se ha ido en su obra con éxito por el camino más difícil: volver interesante y taquillera una historia de una persona normal, común, corriente y decente.

Como dijera un comercial de hace años: “Los héroes en Colombia aún existen”.

  1. RECONOCER LOS ERRORES ES EL PRIMER PASO PARA UN VERDADERO CAMBIO

 Colombia es un país que le encanta repetir tanto los conceptos, ideas y productos culturales que más allá de popularizarlos, los vulgariza, y llegando más allá los prostituye. Eso pasa con muchas profesiones -Derecho, Diseño, Periodismo, Ingeniería ambiental…-, llegando a este punto por repetir la “santísima trinidad” de la desgracia del colombiano promedio: nunca reconocer un error, nunca pedir disculpas por un error y, más que evadir la realidad -cosa que hace a través de muchos vicios desde el alcohol, la droga, el juego, el cigarrillo, las apuestas, la sexopatía con o sin parafilias hasta la política y el fútbol tomadas como religión, llegando a la misma religión-, se evade a sí mismo de la realidad.

¿Quién me dio esa lección? Uno de los amigos más íntegros que he tenido en la vida, un desmovilizado de FARC, que se graduó de psicólogo de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia-UNAD. Aunque lamentablemente por errores míos hace años esa amistad se acabó de mala manera, me gusta haber sido por un momento constructor de paz como lo fue Luis Alfonso en su etapa de abogado dentro del Ministerio de Justicia.

“He llegado a idear una teoría de que la “agria”, o sea la cerveza, en Colombia fue la clave para evitar un estallido social. Si no fuera por ese desfogue de fin de semana que en cafetines y tiendas de barrio y al calor del  juego de rana o del tejo, les permite a tantos “arreglar el país” para después irse a casa con resentimiento muy diluido entre el alcohol y la cháchara, Colombia hubiera explotado hace más de medio siglo, como explotaron por los aires miles de cocinas, con sus mujeres y niños, en los setenta, ochenta y noventa por gracia del cocinol”.

 (Las Distancias, Sergio Ocampo Madrid. FCE, 2023)

Vencer la fuerza de la costumbre en una sociedad violenta e impositiva es terrible, y más si la escala de valores de dicha sociedad está basada en antivalores y es regida por los mayores exponentes éticos de la praxis de esos antivalores. Ellos hacen las leyes, son los jueces, usan la tecnología -porque la gente mala del primer mundo la crea, aquí en el tercer mundo se usa, reusa y sub usa de muy mala manera- como forma de control social y hablan en los medios pontificando desde las nuevas catedrales y con los nuevos vitrales el deber ser de nuestras vidas.

¿Somos realmente “libres”, “independientes” y “soberanos”?

  1. ROMPER CON EL CLASISMO: LA BASE DE TODAS LAS DISCRIMINACIONES NEGATIVAS

 El colombiano promedio comete dos errores garrafales: no reconocer que es un colombiano promedio y creer que el clasismo solamente lo ejercen las clases sociales más privilegiadas. El machismo y el clasismo son conductas que quienes mayormente las preservan, practican y promueven son las mujeres y los pobres respectivamente.

El libro se llama Las Distancias, precisamente porque esas distancias causadas por el dilema para un hombre que pudo haber sido Presidente de un país que ha necesitado siempre de una imagen de caudillo que oriente el camino, ya que como sociedad hemos sido siempre fallida,  de no reconocer públicamente a un hijo por fuera del matrimonio, producto de una relación furtiva entre un estudiante de derecho de una familia acomodada y la empleada joven del servicio llegada de la ruralidad. Pero al evolucionar la lectura nos damos cuenta que pese a las dificultades terribles que impidieron el desarrollo de una infancia normal, principalmente el desarraigo territorial -razón para mí por la cual la tan cacareada “familia militar” por el remedo de derecha que tenemos en este país es el peor entorno para los niños debido al intempestivo desarraigo forzado por la dinámica de los traslados, generando potenciales sociópatas, además de la disciplina castrense anacrónica y las taras judeocristianas de la misma-.

¿Entonces Galán era un demonio, un desgraciado? No. Este libro no fue hecho para defenestrar a un ídolo del pueblo colombiano que ha trascendido generaciones. Todo lo contrario, es para mostrar que la empatía, la lealtad y el amor verdaderos que se reflejan en la madurez que va adquiriendo a través de su crecimiento profesional y personal Luis Alfonso, entiende que más que proteger una imagen, su padre protegió a su familia, esa que lo incluía a él y a María Isabel de peligros que mataban el físico, como era haber sido rastreados por las mafias políticas y de narcos a las que enfrentó, que tenían como meta destruir moralmente o físicamente al primer opositor frontal que tuvieron ante la opinión pública.

Y como una terrible coincidencia, diez años después cuando Luis Alfonso quiere contar su verdad, ya con el apellido paterno restituido por la justicia en una sinigual buena actitud de la familiar oficial del finado líder político, preciso, el día en que la revista Cromos va a publicar en portada dicha historia, es asesinado el humorista político, abogado y periodista Jaime Garzón. Aparte de algunos malentendidos y comentarios desatinados por parte de figuras prestantes, la historia quedaría sepultada en el olvido casi quince años más…hasta ahora…

BONUS TRACK: ¿EN QUÉ ANDA LUIS ALFONSO?

“La política nunca me ha movido las fibras, aunque tampoco la asumo con desinterés. Es que en mi relación con ella hay ingredientes que no existen para el resto de la humanidad”.

(Las Distancias, Sergio Ocampo Madrid. FCE, 2023) 

Alfredo Molina, ex congresista y candidato a la Gobernación de Cundinamarca y Tulia Saenz, ex edilesa de Chapinero y candidata al Concejo de Bogotá; ambos por el Nuevo Liberalismo fundado por Luis Carlos Galán son los candidatos apoyados actualmente por Luis Alfonso Galán Corredor (pese a no obtener el aval para diputado a la Asamblea de Cundinamarca), personaje protagonista de Las Distancias de Sergio Ocampo Madrid.

Luis Alfonso, el muchacho que validó el Bachillerato después de una crisis de depresión después de la muerte de su padre y el atraso de tantas preguntas existenciales, normales en etapas previas de la vida que no pudo disfrutar debido al desarraigo citado; ese mismo muchacho que terminó Derecho en la Universidad Libre gracias al apoyo de la empresa pública donde trabajó como mensajero. El mismo que no le interesaba la política, ahora a sus más de 54 años  quería ser diputado para la Asamblea de Cundinamarca, pero por esas ironías del destino, le fue esquivo el aval del partido que fundaría su padre, el Nuevo Liberalismo. Eso daría para hacer una segunda parte de Las Distancias.

No obstante se encuentra apoyando a dos líderes destacados de dicha colectividad que participan como candidatos: el ex congresista Alfredo Molina candidato a la Gobernación de Cundinamarca (reciente ganador de la encuesta de Invamer en intención de votos con el 29.8% superando al ex gobernador Jorge Emilio Rey) y a Tulia Saez Madariaga al Concejo de Bogotá. Es una psicóloga y empresaria cartagenera radicada en Bogotá que ha tenido una carrera brillante en la función pública, destacándose como edilesa de Chapinero (2004-2007) y candidata a la Cámara de Representantes en 2022. Ha trabajado siempre por la transparencia en el manejo del erario, la igualdad de las mujeres en el Estado y la sociedad, además de promover el emprendimiento y la importancia del cuidado la salud mental.

Su historia es fascinante, ya veremos si heredó el olfato político.


Todas las columnas del autor en este enlace: Jhon Jairo Armesto Tren

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.