La figura del Presidente de la República es un concepto que nace en el constitucionalismo norteamericano. La revolución francesa (1789) es realmente un desarrollo de la revolución americana (1776). Los padres de la Patria: Jefferson, Adams, Franklin, inspiraron las ideas políticas. Los Estados Unidos de América llevaron a la práctica todo lo que predicaron los filósofos ingleses y franceses. Hobbes, Locke, Rousseau, Voltaire, Helvetius, Montesquieu, inspiraron el pragmatismo americano.
En Colombia la figura del Presidente nace desde los primeros textos constitucionales: la Constitución de la Gran Colombia de 1821 en Cúcuta; la de 1830; la de 1832; la de 1843; la de 1853; la de 1858; la de 1863; la de 1886; la de 1991. En todas, el Presidente encarna la unidad de la Nación. La actual (1991), lo reafirma: el art. 113 dice que son tres las ramas del poder público: la ejecutiva, la legislativa y la judicial; el art 115 dice que el Presidente es el Jefe del Estado, Jefe del Gobierno y la Suprema Autoridad Administrativa. El art. 118 dice expresamente:
“Artículo 188. El Presidente de la República simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos.”
Los Presidentes de la República: conservadores, liberales, republicanos, de concentración nacional, de la U, del Centro Democrático, bolivarianos, santanderistas, mosqueristas, obandistas, nuñistas, todos, han simbolizado la unidad nacional y así han sido respetados. Siempre he recordado que las alocuciones presidenciales para el País, son cortas, precisas, extraordinarias y muy protocolarias.
Hoy tenemos un Presidente, Gustavo Petro Urrego, que ha roto la unidad nacional. Sorprende y molesta sus intervenciones: horario triple A, grabadas (no son en directo usualmente), largas, corresponden a discursos que no dirige a todos los colombianos, sino a un grupo de personas específicas en directo. Más que discursos son elucubraciones que va desarrollando basado en algunas notas que va pasando al compás de un lápiz.
Aúnque las formas que utiliza el Presidente de la República molestan, lo que realmente mortifica es el fondo, la sustancia. Su tono es amenazador, divide, cuestiona, insulta, acusa, amenaza. Se va lanza en ristre contra el sector privado, contra nuestro GEA, contra los empresarios, contra los medios de comunicación, contra la libertad y contra el orden, pero lo más hiriente, contra Antioquia, ya está hablando de repartirla, de destrozarla. Mas que unidad, el Presidente Petro está sembrando odio, tempestades.
Como bien afirma el art. 113 de la Constitución Nacional, el Presidente de la República es la Rama Ejecutiva, y se le llama ejecutiva porque está llamada a ejecutar, a través de su función reglamentaria, las leyes que expida el Congreso Nacional. El Presidente está llamado a eso, a ejecutar, a desarrollar los mandatos del pueblo que se expresa a través del Congreso Nacional, que es quien realmente representa todos los matices de la opinión pública.
Corresponde al Congreso de la República controlar al Presidente de la República. El art. 178 en su numeral 3 de la Constitución, asigna a la Cámara de Representantes a acusar ante el Senado al Presidente de la República cuando hubiere causas, y esas causas se están presentando. Antes que este País se descuaderne, exigimos a las Ramas del Poder en Colombia que cumplan sus funciones.
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