Las plagas que azotaron al pueblo de Egipto fueron necesarias para doblegar a los egipcios y darle la libertad al pueblo de Israel.
Así mismo le pasa a nuestra sociedad, especialmente a la Antioqueña, que a diferencia de los israelitas, en Antioquia están a favor de sus opresores. A esta región la vienen azotando varios males desde hace décadas y cada día parecen estar más felices con la situación.
Una de ellas es la que se vive en Ituango, a raíz de la problemática vivida con la Hidroeléctrica, esta no solo ha llevado a muchas personas a abandonar sus hogares por el desastre ocasionado y ser una cifra más del desplazamiento de Colombia, sino que también muchos de ellos han salido por amenazas e incluso muchos líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados. Solo en lo corrido de este año en este municipio han asesinado 12 líderes sociales y las autoridades locales como nacionales incluyendo al actual presidente de la república le han puesto el ojo a este flagelo. Son aproximadamente 311 líderes asesinados en Colombia, los cuales presentan mayor frecuencia en el norte de Antioquia donde ya van 43 es decir un 13% del total del país, curiosamente estas zonas han sido ampliamente ocupadas por los grupos paramilitares por muchos años.
Precisamente este es otra de las plagas de azota a nuestra región, donde no solo ha habido presencia de grupos guerrilleros si no también de grupos paramilitares los cuales tienen gran aprobación y aceptación por parte de los habitantes del departamento, un claro ejemplo de ello lo vimos en aquel vídeo que se hizo viral de la periodista de la UPB donde afirmaba ser amiga de los ‘paracos’, lo cual me lleva a la siguiente plaga que es la cultura narcotraficante por la cual muchos se sienten identificados. No más ayer precisamente estaba visitando el barrio llamado Pablo Escobar donde muchos quienes residen allí porque no son todos, idolatran al fallecido capo de la mafia, incluso la entrada del barrio tiene un mural con su rostro.
Pero esto no es lo único, muchas personas sienten un vínculo estrecho y afectuoso por la delincuencia, no digo que solo en Antioquia, también en gran parte del territorio Colombiano las personas sienten esta extraña atracción por saltarse las normas, por pasar por encima del otro, por apoyar políticos corruptos y recibir favores a cambio de votos, por sentir ese poder que genera el miedo infundido hacia los demás.
Otro gran flagelo que vive la sociedad antioqueña son los índices de pobreza, donde 1,43 millones viven en la pobreza extrema, pero como muchos de estos problemas nadie le ha puesto cuidado, hay un enceguecimiento por tratar de seguir creyendo el regionalismo de la tierra pujante que solo oculta los verdaderos problemas.
Y por si fuera poco somos exportadores especiales en corrupción donde como dije al principio está involucrada la hidroeléctrica de Ituango, a eso también se le suma la problemática social de las drogas donde hemos sido el epicentro de oficinas del narcotráfico que permean las altas esferas del gobierno y que también ha permeado las clases más bajas de nuestra sociedad donde al parecer ser consumidor es casi que una característica fija en nuestras nuevas generaciones.
¿Será que un día despertaremos y nos revelaremos ante estas plagas para así ser libres?