¿La violencia, la única solución para Venezuela? Un llamado a la reflexión

Luego de que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) anunciara el tercer triunfo consecutivo de Nicolás Maduro, la tensión política y social en el país ha alcanzado niveles críticos. El resultado electoral, marcado por irregularidades y cuestionamientos internacionales, ha generado incertidumbre sobre el futuro de Venezuela tanto a nivel interno como en la región.

La victoria de Maduro, obtenida tras un conteo prolongado y cuestionado, ha sido rechazada por gran parte de la comunidad internacional. A pesar de las sanciones y el aislamiento, el mandatario ha demostrado una férrea determinación para mantenerse en el poder, ignorando la crisis humanitaria y el deterioro de las instituciones democráticas.

Con este confuso triunfo, se espera que en los próximos días un incremento en el flujo de migrantes venezolanos hacia otros países, como Colombia, Perú, Chile, Argentina, Ecuador, Brasil, Estados Unidos y España. Esta tendencia, que se ha intensificado en los últimos años, se mantendrá debido a la persistente crisis política, y económica y social en Venezuela, que obliga a millones de personas a buscar mejores condiciones de vida fuera de sus fronteras.

Cerca de 25 años de arbitrariedades ha llevado a 7,7 millones de venezolanos según ACNUR a abandonar su país en busca de mejores oportunidades, generando una de las mayores crisis migratorias de la región.

Si bien la comunidad internacional ha explorado alternativas pacíficas y democráticas para resolver la crisis, como el diálogo, la mediación internacional y la promoción de los derechos humanos, que permitan una transición pacífica hacia la democracia, pero estos esfuerzos han sido en vano.

Ante este panorama, surge la pregunta sobre las posibles soluciones a la crisis venezolana. Si bien la frustración y la desesperación son comprensibles, no creo que los venezolanos tengan la fuerza para soportar seis años más de ultraje, hambre, desigualdad, restricciones y abusos de poder. Es hora de que Venezuela se libere de la opresión y trate el “cáncer” del régimen de Maduro con una “quimio” de justicia y libertad que necesita.

La única vía que queda es que nuestros vecinos tomen el control y hagan valer su voz. No hay otra salida. Es hora de que los venezolanos se unan y tomen el poder, como lo hicieron los ciudadanos de Sri Lanka, quienes pacíficamente expulsaron a un presidente ilegítimo del Palacio Presidencial y del Parlamento, demostrando que la unidad y la determinación pueden ser más fuertes que cualquier régimen autoritario.

 

César Augusto Bedoya Muñoz

Comunicador Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Especialista en Gerencia de Mercadeo de la UPB. Mis pasiones para escribir y dialogar la política, la sociedad, la cultura y el servicio al cliente. Cuenta X: @cesar_bedoya.

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