“La falta abismal de amor que radica en nuestra sociedad, denota el porqué estamos como estamos. Nos hemos encargado de alimentar la violencia y proclamar una guerra interminable para la cual no poseemos el antídoto con que combatirla.”
Cómo nos estremecen con las cifras diarias de violencia en el país; altísimos saldos de víctimas mortales y contados sobrevivientes con dolores a largo plazo por superar.
Este panorama del que estamos tan acostumbrados, es solo el producto de las múltiples contiendas por causa de la discrepancia, la intransigencia, la falsa competitividad, el abuso de posición de autoridad, envidias y otro sinnúmero de razones que incitan a reñir y por consiguiente a desvirtuar el importante cometido del tejido social.
Se nos olvida que la materia prima del tejido social es el amor y que sus fibras invisibles nos unen primero como seres humanos y luego como líderes políticos, sociales, religiosos, entre otros.
La falta abismal de amor que radica en nuestra sociedad denota el porqué estamos como estamos. Nos hemos encargado de alimentar la violencia y proclamar una guerra interminable para la cual no poseemos el antídoto con que combatirla.
Si bien no está en nuestras manos la facultad de cambiar el pensamiento de otros por medio de los argumentos, sí estamos en capacidad plena de enseñar a través de una buena conducta. En lo que de nosotros dependa, andemos en paz y procuremos la armonía con todos.
Estar siempre de acuerdo en todo, no será una constante pero podemos respetar las ideas contrarias y trabajar por la igualdad en nuestra sociedad.