El sueño de recorrer los casi 90 kilómetros que separan a la ciudad de Bogotá de Villavicencio en menos de dos horas, parece quedar solo en eso, un “sueño” debido a que casi llegando a la tercera década de construcción de una autopista que es vital para el desarrollo de la mitad de Colombia, esa mitad, que solo se ve desde el centro del país, como la llave por la que sale el petróleo que ellos envían fuera del país y que de sus ganancias poco se ve en esta región, azotada no solo por el abandono estatal y la guerra si no que peor aún, olvidada por los propios colombianos, en como si de una tragicomedia se tratase en la cual el que más da, no recibe, la Orinoquía colombiana no despega, pero eso si no deja de producir el oro líquido.
Es en esta vía en la que se cimientan los sueños de más de dos millones de llaneros que ven en ella la oportunidad de por fin dejar atrás la economía doméstica y extractiva logrando demostrar no solo en el país, si no en el exterior que los llanos colombianos tienen el potencial y sus pobladores la berraquera para explotar no solo el petróleo, si no las demás riquezas que este vasto territorio tiene listas para compartir.
Pero esas esperanzas se han visto destruidas por las noticias de las últimas semanas en las que con cada informa de caída de rocas sobre el asfalto, también caen esas esperanzas de un desarrollo estable, sumado a que cuando hay vía se deben cancelar los peajes más caros del país y con esto los productos pierden su competitividad ante un mercado libre, demuestra cómo no solo se necesita ajustar a los responsables de esta problemática en la cual el dinero de los peajes e impuestos no pareciese llegar a la vía y aplicar desde el poder central una serie de estrategias y directrices que no solo permitan que la vía se habilite, también deben pensar en diversificar las rutas de comercio, debido a que es inimaginable que solo sea una la que conecte una mitad del país con la otra.
Es por esto y por un sin número de muchas problemáticas que pasan desde puentes que se caen sin que nadie responda, comunidades afectadas y misteriosos agujeros sobre las obras de los túneles que los que residimos en este paraíso colombiano y los propios llaneros hemos ido perdiendo la esperanza no solo en la concesión también en los órganos de control que poco hacen por poner en cintura esta mega obra que si usan como bandera cada 4 años (apropósito de las elecciones de este año) y de igual manera en un gobierno nacional pareciese no estar interesado en el llano a menos que sea para la construcción de un nuevo pozo petrolero o para la instalación de vallas publicitando los candidatos a la presidencia.