“Colombia vive y al parecer también muere en un bucle religioso y no laico como se plasma en el artículo 19 de la Constitución, pues se abren, o mejor dicho se cierran, los horizontes al debate y a una discusión que no le pertenece a la iglesia católica y menos si se usa para infundir miedo, temor y terror.”
“Yo no tengo miedo a partir, sino a la forma en la que voy a partir», el día 10 de octubre de 2021 a las siete de la mañana, Martha Sepúlveda se convertirá en el primer caso de eutanasia para un paciente que no tiene una enfermedad terminal, pero si una que no le está dando una calidad de existencia y es precisamente por lo que buscó que le reconocieran el derecho a una muerte digna. Pero, por más increíble que parezca su mayor obstáculo no es la misma Corte Constitucional, si no las entidades religiosas que le piden a gritos que no se lleva a cabo tal procedimiento.
La institución administrativa de la iglesia católica fue la primera en manifestarse por medio de un comunicado “la invito a reflexionar serenamente sobre su decisión; ojalá, si las circunstancias se lo permiten, lejos del acoso de los medios de comunicación que no han dudado en tomar su dolor y el de su familia, para hacer una suerte de propaganda de la eutanasia, en un país profundamente marcado por la violencia” queriendo manipularla por medio de un discurso oportunista y populista; y como si no fuera suficiente un grupo de personas realizaron una manifestación en frente de la Corte Constitucional con pancartas y póster en los que expresaban explícitamente “te quieren ver muerta”
Colombia vive y al parecer también muere en un bucle religioso y no laico como se plasma en el artículo 19 de la Constitución, pues se abren, o mejor dicho se cierran, los horizontes al debate y a una discusión que no le pertenece a la iglesia católica y menos si se usa para infundir miedo, temor y terror.
Sin embargo, el panorama no parece tan desalentador. De acuerdo con la más reciente encuesta Colombia Opina de Invamer, el 72.5 % de las personas en Colombia están de acuerdo con la eutanasia, una cifra sorprendente en un país parece controlar a través de discursos de la religión y de miedo todas las decisiones autónomas y personales. Entenderla como una alternativa válida en los procesos de muerte digna, es reconocer la pluralidad moral y la autonomía de los seres humanos.
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