Título Original: Una leve mirada por la teoría hermenéutica de La teoría hermenéutica de Nietzsche y su influencia en la interpretación del poder
“Bajo el pensamiento de Nietzsche entonces podemos decir que la función del intelectual seria entonces ir más allá que descubrir la verdad, como se ha creído, y pasaría entonces su misión a atacar el poder, yendo detrás de lo que hemos llamado verdades, ya que aquello que se ha denominado como cierto es donde se esconde el poder, así entonces, atacando esas interpretaciones consolidadas socialmente el poder se desequilibra”.
Nietzsche, un autor de gran importancia en la historia de la filosofía, si antes la filosofía partía desde Platón, ahora en la época moderna parte de Nietzsche.
Nietzsche nace en una familia conservadora y creyente, sin embargo, desde sus inicios a pesar de crecer en medio de esta moral, fue una persona interesante y curiosa; a los 19 años ya se hacía la pregunta de dónde provenía el mal; en aquella época en medio de su juventud, supuso que el mal provenía de Dios que era el creador de todo, así entonces, Dios también era en parte maldad, concluyó.
Para Nietzsche vivimos en mundos interpretativos y hermenéuticos, el hombre ve el mundo a través de una cultura, es decir, para este autor no hay verdades, el hombre confluye en interpretaciones del mundo, realmente nada es, no podemos captar las esencias de las cosas, ya que como humanos no se nos es posible. Lo que es, realmente no es, es simplemente lo que vemos por medio de nuestra humanidad.
Para Nietzsche desde la perspectiva epistemológica al humano entonces se le imposibilita el conocer de una manera holística, porque todo lo va a ver desde una concepción humana y más allá de la generalidad humana desde una cultura establecida que no es ni más ni menos que un intento consolador para soportar el hecho de existir, es decir, una postura con la cual el individuo asume para otorgarle un orden a la vida. Para este autor el mundo es pura interpretación, no hay verdades, y vivimos en un mundo de mentiras, porque se nos imposibilita conocer la verdad, en la vida solo hay interpretaciones, verdades nunca, para aclarar más, la mentira es una interpretación no legitimada socialmente, y la verdad entonces se convierte en la mentira más eficaz que consigue legitimación por parte de los humanos o en palabras del filósofo argentino Stanraijer en sus interpretaciones de Nietzsche “Lo verdadero es aquella mentira que no podemos descubrir”.
El pensamiento no es más que jugar con las interpretaciones, es un “ejercicio de metáforas” algo así como sostiene Foucault; “pensar no es más que jugar con las palabras”, dejando ver en esta frase sus lecturas del filósofo y escritor alemán. Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo de interpretaciones, el pensamiento Nietzsche nos lleva a pensar que lo que llamamos verdades se generan a través del choque y la lucha de estas interpretaciones y que inmediatamente cuando una se impone sobre la otra esta pasa al nombre de “bien” o “verdad”; de acá el argumento de Foucault para decir que los saberes y los conocimientos son campos de lucha, al decir, que algo es bueno, estoy imponiéndome a otra interpretación, que inmediatamente cuando lo hago le doy el nombre de maldad o queda considerado como algo que no es lo correcto.
Respecto a una visión histórica se puede decir que vivimos en mundos de constante lucha discursiva, donde los tiempos cambian dependiendo de “la verdad” que se haya consolidado en determinada época. Así entonces, el bien y el mal no existen, solo son los conceptos para definir a los ganadores y a los perdedores, las épocas coexisten en una constante lucha interpretativa. Es más, cuando una verdad se legitima está en constante creación de enemigos para poderse seguir consolidando frente a una sociedad, bien se deja ver en los políticos cuando sienten que pierden legitimidad crean un contrincante, para poder venderse como los buenos y obtener nuevamente legitimidad.
Bajo el pensamiento de Nietzsche entonces podemos decir que la función del intelectual seria entonces ir más allá que descubrir la verdad, como se ha creído, y pasaría entonces su misión a atacar el poder, yendo detrás de lo que hemos llamado verdades, ya que aquello que se ha denominado como cierto es donde se esconde el poder, así entonces, atacando esas interpretación consolidadas socialmente el poder se desequilibra.
Un ejemplo claro serían las religiones, que lo que son realmente son mecanismos de poder con influencia directa sobre la moral, para mantener a los individuos controlados desde el espíritu, otro ejemplo es el sistema capitalista, como se nos ha hecho pensar que es el mejor de los sistemas y que nos encontramos en una especie de “thelos” histórico y que no puede haber nada mejor que esto, que en resumen, es un sistema de clases y de miserias, sostenido por los más pobres. Detrás de estos ejemplos sustentados en interpretaciones sobre el mundo se esconde un poder determinado.
Se puede inferir de Nietzsche entonces que detrás de todo discurso se encuentra un interés de dominación, detrás de toda afirmación hay un interés de poderío, y la función del pensador en la sociedad actual debe ser más nietzscheana que nunca, se debe atacar aquello que se cree como verdad y es predominante, para enriquecer por una parte el debate social, por otra atacar al poder y darle verdadero sentido a la democracia, que no se expandiría si se queda viendo el mundo desde una única visión, se debe dejar el miedo a cuestionar lo predominante, antes al contrario, si está en esa posición, es la razón por la cual cuestionarlo y pensar que se esconde detrás de toda afirmación, porque todo discurso esconde detrás del un interés de poder específico.
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