‘’ La tecnología está incorporada en todos los sectores, del cual se incluye también el de la alimentación pero, ¿en qué momento no resulta eficiente a la hora de satisfacer las necesidades de la sociedad?’’
Desde hace años, décadas podríamos mencionar, se nos habla de un fenómeno llamado globalización, fenómeno que está cambiando la visión de determinados aspectos relacionados, o no, con la economía. No nos podemos olvidar también de la tecnología quién, al igual que la famosa globalización, está trascendiendo a cambiar, desde los hábitos de nosotras las personas, hasta las formas y modelos de negocios, trayendo consigo mayor productividad a menor inversión. Pero, ¿qué debemos de entender cuando hablamos de productividad haciendo uso de la tecnología?
La tecnología como ayuda a la edificación de la rentabilidad
Muchos nos limitamos a relacionar la tecnología con el uso del internet. Y sí, gran parte de dicho concepto se debe a ello. Pero no se queda ahí. Cuando mencionamos tecnología, debemos agrupar a todas las estrategias que el hombre, con ayuda de su ingenio, ha ido cimentando para lograr una reducción, en cuanto a dificultad, a la hora de realizar distintas tareas. Lo mismo pasa con las empresas. La tecnología ha permitido incursionar distintos óbolos en la industria de las macro empresas. Empresas internacionales manufactureras son las gran beneficiadas, pues al incorporar grandes máquinas (lo que da alusión a la industrialización), les ha permitido reducir el tiempo de producción, aumentar la misma y, quizá lo más importante para los directivos, reducir el personal de planta.
La tecnología, en cierta medida, permite que una empresa reduzca sus costos en diferentes aspectos. Por ejemplo, como mencionábamos anteriormente, los costos de producción se ven realmente beneficiados, pues a pesar de la gran inversión que conlleva incorporar grandes artificios en una fábrica, la misma se ve opacada con el volumen de productos por minuto que se puede llegar a ingeniar. Pero no sólo en la producción, también en los costos de inversión. Hoy en día, adquiriendo los mejores proxy de seguridad y teniendo la mejor idea, esa idea que logre ser innovadora en un mercado competitivo, podemos acceder a lo conocido como e-comerce, el comercio virtual. Menor inversión en el modelo virtual, será sinónimo a rentabilidad bruta más prematura.
La eficiencia en la satisfacción del consumidor.
En las aulas de administración una de las primeras cosas que nosotros, los estudiantes, llegamos a percibir, es la necesidad de saber jugar con dos conceptos claves dentro del mundo administrativo: la eficiencia y la eficacia. Pero, ¿de qué manera se vuelve independiente la eficiencia en la satisfacción de los consumidores? Cuando disertamos el concepto de eficiencia, estamos refiriéndonos únicamente a la capacidad de una empresa, sociedad, organización y demás, de satisfacer o cumplir una determinada actividad con los mejores índices de calidad, innovación y desarrollo.
En un mercado cada vez más competitivo, donde las empresas incluyen ideas cada vez más innovadoras, donde el consumidor se está volviendo más exigente, son muchas las empresas que pasan a preocuparse por la cantidad y no por la satisfacción, como verdaderamente debería de ser. Idealmente, parecería más eficaz preocuparse por las altas ventas de una empresa pero, realmente, resulta más cómodo preocuparse por adquirir una cartera de clientes constantes y guardar una seguridad de ventas subsistentes, a menor escala quizá, pero consecuentes.
Y, ¿por qué la tecnología no es eficiente en la producción y satisfacción de la necesidad de alimentación de las sociedades?
El sector alimenticio resulta ser el más problemático si lo comparamos con los demás sectores. Esto se debe a los estándares de calidad, tanto internacionales como nacionales, que se les exige a las empresas para poder llevar un producto x al mercado. Sumado a ello, la nueva jurisprudencia que, cada vez en más países, obliga al consumidor a pagar más por un determinado alimento, en función de la cantidad de azúcar o del prejuicio que el mismo pueda tener para nuestra salud, acción que provoca la disminución de clientela para las productoras, pues muchas deciden encaminarse hacia otro producto similar. La tecnología está incorporada en todos los sectores, del cual se incluye también el de la alimentación pero, ¿en qué momento no resulta eficiente a la hora de satisfacer las necesidades de la sociedad?
Cuando hablamos de producción de alimentos, estamos haciendo un viaje rápido a los sectores de la economía, específicamente al primero y al segundo. El primer sector, porque es la raíz de toda producción. Es de las actividades agras y pecuarias donde salen nuestros alimentos del diario consumo y, al secundario, porque es el encargado de la transformación para la futura comercialización del mismo.
La ineficiencia empieza cuando en países como Colombia, con grandes hectáreas de tierra para poder explotarlas de manera óptima las mismas, deciden por decantarse por aumentar un sector que, difícilmente, traerá beneficio alguno a la economía del país, el tercero. Ahí es donde surge el famoso fenómeno de tercerización, aquel que recita la angustia y el fanatismo que están teniendo todos los países por incursionarse al sector terciario.
Colombia, al igual que muchos países de América y parte del Asia, son países que, gran parte de su economía nacional, provienen de la distribución y exportación de alimentos producidos en las tierras del país, sin embargo, son muchos los empresarios y grandes industrias que optan por incorporarse en el sector terciario, dejando atrás el campo. Se tiene la mentalidad de que el campo no trae rentabilidad alguna, cuando es totalmente lo contrario.
A día de hoy son pocas las empresas que siguen dedicándose a la producción de alimentos haciendo uso de las buenas praxis, a ello hay que sumarle la pésima relación que existe entre el precio-volumen, lo cual ocasiona la necesidad de una producción constante para mantener al día la exigencia de consumo. Al tener pocas empresas dedicadas a la explotación del sector, la oferta caerá y, por ende, la satisfacción de las necesidades de alimentación de las sociedades, será difícil. De nada sirve traer a las empresas grandes máquinas, grandes métodos para poder explotar el sector de los alimentos, si el mismo decae a raíz de la tercerización.