Los procesos psicológicos básicos se constituyen como un conjunto de actividades cognitivas por medio de las cuales el cerebro interpreta y elabora la información del mundo circundante (Thomson, 2013; Marchetti y Pereno, 2017; Neisser, 1967) La comprensión de dichos procesos dentro de los cuales se encuentran la sensopercepción, la atención, la memoria, el lenguaje, el aprendizaje, el pensamiento, la motivación y la emoción, provee las explicaciones que fundamentan la relación cerebro-conducta, la cual ha tenido un impacto mediático en el mundo moderno.
De acuerdo con lo anterior, uno de los procesos expuestos ha generado controversia en la actualidad, al punto de confundir su definición e incluso ser etiquetado de manera equívoca dentro de los famosos trastornos de la conducta que pueden afectar a niños y adolescentes. La información distorsionada e incompleta de la atención la ha convertido en la prostituta de los procesos cognitivos, debido a la falta de comprensión de los mecanismos que la subyacen y al maltrato del concepto en esferas académicas, clínicas, sociales, entre otras.
Debido a esto, es necesario comprender que la atención es uno de los aspectos más elementales en términos de entrada y procesamiento de información, sin el cual, desarrollos como el aprendizaje y la memoria se verían seriamente afectados, González y Ramos (2006), es decir, las repercusiones implícitas en la afectación de la atención desencadenan patrones disfuncionales de conducta que inciden negativamente en las áreas de ajuste (familiar, académico, social) de los niños y adolescentes.
Pero, ¿cómo un proceso tan básico tiene efectos tan importantes a nivel general? La explicación se fundamenta en las bases neurobiológicas de la atención. Dicho de otro modo, en los componentes o sistemas cerebrales implícitos en este proceso, los cuales involucran áreas cerebrales tales como el tronco encefálico, donde encontramos la formación reticular, el tálamo, los ganglios basales, el giro cingulado y el córtex heteromodal, entre otros.
No obstante, es necesario resaltar que el cerebro funciona de forma multimodal, por lo que cada proceso tiene varias interacciones con diferentes áreas cerebrales, las cuales dependiendo del proceso tienen o no mayor participación. (Navarro, 2015; Torterolo y Vanini, 2010; Portellano, 2005).
Siendo la atención un proceso complejo y que requiere de la mirada detallada de especialistas en diferentes áreas, debemos ser cuidadosos al momento de atribuir trastornos o déficits atencionales respecto a la conducta u omisión de la misma en niños y adolescentes, simplemente porque tenemos falsas creencias, las cuales, por obvias razones no están sustentadas en el detalle diagnóstico de un profesional.
Así las cosas, podemos afirmar que el desconocimiento de los atributos y características propias de la atención, ha hecho que se le imputen sin cuidado etiquetas diagnósticas erróneas a niños y adolescentes, como por ejemplo: Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), cuando en realidad es un comportamiento normal dentro de los lineamientos del neurodesarrollo propuestos para la edad de los menores.
En atribuciones erróneas como éstas, las cuales no están debidamente sustentadas y analizadas por especialistas, se observa que los padres, cuidadores, docentes y demás, poseen expectativas desacertadas frente al comportamiento de los niños y adolescentes.
Se debe comprender que la atención aparte de todas las características previamente descritas, tiene un alto componente motivacional, incluso, no solo depende del individuo sino de factores extrínsecos, como por ejemplo, las particularidades de los estímulos
En tal sentido, ¿se ha preguntado si los que usted considera TDAH es en realidad una falta de motivación hacia la tarea? Varias investigaciones como la de Krapp (1999), Arnold (1906), Rosello (1994), Easterbrook (1959), en áreas relacionadas con el aprendizaje en contextos académicos y dirección del foco atencional, develan cómo la atención, el interés y la motivación tiene una poderosa influencia, incluso en la organización de la conducta de las personas.
En conclusión, el desconocimiento de las características propias del proceso atencional, promueven etiquetas diagnósticas que no corresponden con las particularidades de dicho proceso cognitivo y por ende se prostituye su utilización en diferentes contextos, teniendo esto, serias repercusiones en la vida de niños y adolescentes.
Así mismo, se puede establecer la importancia del proceso atencional en todas las áreas de ajuste de los individuos y su estrecha relación con otros aspectos como la motivación y la emoción, las cuales también tienen un efecto en los procesos atencionales, es decir, la atención no solo depende del individuo sino de las características propias del estímulo y de la historia de aprendizaje individual, por tal razón, es importante resaltar la necesidad de documentarse y evitar los rótulos que pueden obstaculizar el normal desarrollo de los niños y adolescentes en una sociedad cambiante y exigente.