Se aproximan las elecciones municipales, y departamentales, y como es de costumbre, el vulgo opina y critica, pero nadie hace nada para un cambio mejor, tanto en la elección de la máxima autoridad departamental, como municipal. En tanto unos gobiernan el país con dinero, otros desde la política lo hacen como si fuera su empresa personal.
La política, ya sea ciencia, o no, el arte de gobernar, es tan antigua como el hombre, como la música, como la astronomía, y la religión. Pero como la política es diferente en cada continente, y en el primer mundo, y el tercer mundo, especialmente en Colombia, que es donde vivimos, es menester decir que en esta república la política pasa de ser un arte, o ciencia, a simples negocios personales de muchos “políticos”. Es decir, una forma de enriquecer su patrimonio personal.
Acaece que, cuando un político es elegido mediante voto popular, es para ser servidor público, para ocupar un cargo relevante en la administración pública y en la sociedad, en pro de la sociedad, y no para su bienestar personal o su hoja de vida. Es muy conocido el caso, que aquellos que tienen una profesión, comúnmente, como abogados, Ingenieros civiles, industrial, economistas, etc. Ingresan a la política, por la simple ambición personal, mas que por querer realmente el progreso de la nación. Y es aquí, cuando muchos de ellos además de fama, obtienen un patrimonio personal gracias a los dineros públicos, que jamás obtendrían ejerciendo la carrera que cursaron en una Universidad.
La política se convierte en negocios personales para estas personas. Que no son conscientes, de que la política es para el bienestar de todo un país, y no para llenar las cuentas bancarias de dinero, de los que hacen las leyes en Colombia. Pero más que inconsciencia, es costumbre, cultura, en la cual muchos firman contratos millonarios como si se trataran de contratos deportivos, de cine, o de música. Y no siendo esto suficiente, terminan incumpliendo con las cláusulas de los contratos, o celebrando contratos ilegales.
Aquellos que hacen las leyes, ya están sentados en un recinto, donde poco o nada hacen, pero si devengan un salario millonario, en comparación con el colombiano promedio quien de 8 am, a 6pm, e incluso sábados debe trabajar, para a duras penas tener ingresos equivalentes a 2 millones de Pesos. Y no suficiente con eso, eligen a la gente que hará las leyes, para que enriquezcan su patrimonio personal, y no para lograr el progreso colectivo.
Los negocios privados, son aquellos donde la persona siempre busca un fin: Hacer dinero, enriquecerse. Ya sea por el emprendimiento, lo privado (Empresa privada), o en el sector Privado-público, en las bolsas de valores. Pero no obstante en este sector hay más transparencia. No es lo mismo enriquecerse siendo senador, que siendo director ejecutivo de una empresa del sector privado, que no presta un servicio público. De manera que, todo aquel que quiera celebrar contratos y devengar sueldos millonarios, que se dedique al arte, el cine, los negocios, o al deporte, y no usen los dineros y cargos públicos como un medio para incrementar su patrimonio personal.
Este artículo más que producto de mi opinión crítica, o investigación, es producto de la experiencia vivida en la academia, en las aulas universitarias, y en los ambientes políticos con los que se encuentra a diario. Los profesionales del derecho, muchos tienen la intención de incursionar en política, no porque quieran un mejor país, sino porque quieren un mejor empleo, un mejor salario, y una mejor reputación en su hoja de vida. Esta es la verdad que muchos siguen ignorando, y aun así votaran en las próximas elecciones para que nuevos alcaldes y gobernadores, presuman un nuevo logro a su carrera profesional, y no porque en efecto, vaya a existir un porvenir mejor para un municipio, o departamento.
Los cargos públicos como alcalde y gobernador, son para los electos un logro profesional más, y una fuente de mejores ingresos para los que los ocupen, y no para aquello, que de hecho deben ser, cargos para ser un ejemplo para los ciudadanos, y para que un municipio, y departamento prosperen en todos los aspectos. Es decir, para lo que dicta la constitución política de nuestra república de Colombia.
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